lunes, 13 de julio de 2015

Sincronicidad y Transferencia (Sincronicidad Parte 4)



Sincronicidad, Transferencia y Física Cuántica

Por Patricia Fernández Acosta de Ordóñez
Introducción

En los artículos previos sobre Sincronicidad, exploramos la relación entre Psique y Física Cuántica. Hoy la profundizaremos, penetrando en el fenómeno psicológico de transferencia/contratransferencia que caracteriza a todos los procesos psicoterapéuticos cuando realmente “funcionan” como tales.
Es nuestra hipótesis de trabajo que la sesión psicoterapéutica opera “de modo cuántico”, es decir que, durante la misma, existe una conexión o “no separabilidad” de información psíquica entre el terapeuta y el paciente (o entre los inconscientes de ambos, la denominada ‘función psi’), lo cual da lugar a numerosos fenómenos sincronísticos, entre los que se encuentran la transferencia y la contratransferencia, que serán sumamente orientadores del proceso psicoterapéutico, y enriquecedores del vínculo, pues el denominado ‘entrelazamiento cuántico’, facilita la captación de información valiosa para el progreso y desenvolvimiento de aquél.

Un poco de Historia 

Los conceptos de ‘transferencia y contratransferencia’ emergen en la teoría psicoanalítica con Freud. Sin embargo, a lo largo del desarrollo de la denominada ‘Psicología Profunda’, dichos conceptos, fueron modificándose. Así, encontramos autores como Jaques Lacan, Sullivan, Carl Rogers, Erich Fromm, y muchos otros post freudianos que los reformularon.
Básicamente, Freud definía a la transferencia como:
  • ·  La función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere inconscientemente y revive, en el vínculo con su terapeuta, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos.
  • ·  Específicamente, es la herramienta fundamental con la que cuenta el analista (S. Freud, 1915), y una condición necesaria, para poder conducir el tratamiento (Dicc. de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis).
Por contratransferencia, Freud entendía al conjunto de las reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y, especialmente, frente a la transferencia de éste.

Sin embargo, hoy utilizaremos ambas nociones con un sentido más amplio, muy  cercanas a la
concepción junguiana sobre el tema. Ésta incluye al concepto freudiano, pero le da una aplicación mucho más extendida -por expresarlo de algún modo-, a dimensiones que trascienden la mera transmisión psi en la figura del terapeuta de las imagos parentales. Jung considera que también pueden proyectarse sobre el terapeuta, otras figuras arquetípicas y no sólo las parentales o de la infancia. La cuestión tiene importantes implicancias teóricas, prácticas, y hasta filosóficas, pues, sucede que como los arquetipos son los constituyentes básicos del Inconsciente Colectivo, la conexión posible de información entre paciente/ terapeuta -y viceversa- ya no será meramente desde el inconsciente personal de uno, con el inconsciente personal del otro meramente, sino que involucra una dimensión anímica común, el denominado Inconsciente Colectivo.
Más modernamente, encontramos versiones homólogas al concepto de Inconsciente Colectivo, provenientes de otras disciplinas y aún, de la misma Psicología. Por ejemplo, el biólogo inglés Rupert Sheldrake, yendo más allá de una Biología meramente ‘corpuscular’ y molecular, propone llevar la “Teoría de Campos” a la Biología, y habla de ‘resonancia mórfica’ y de ‘Campos Morfogenéticos’. Así denomina a estos Campos Biológicos sutiles que codifican la información propia de cada especie. En realidad, Sheldrake habla de una jerarquía de campos morfogenéticos, cada vez más incluyentes. 

Otro tanto sucede con Jung, quien discierne dentro del Inconsciente Colectivo, al Inconsciente colectivo familiar, al Inconsciente Colectivo Nacional, al Inconsciente Colectivo de la especie humana… y más aún, pues en algunos escritos se reconoce platónico y vincula su noción de Inconsciente Colectivo  hasta asimilarla con la del ‘Anima Mundi’ de Platón.

Por su parte, Bert Hellinger, el alemán creador de las Constelaciones Familiares, quien ha abrevado
en psicoanálisis, la terapia sistémica, programación neurolingüística, análisis transaccional y teología, se refiere a cuatro niveles de ‘Almas’ (recordemos que ‘Psique' significa Alma, en griego), siendo el nivel más abarcativo de los cuatro,  el que llama Alma Universal. Cada nivel del Alma, (‘alma familiar’, ‘alma tribal’ y así siguiendo) está relacionado con diferentes Órdenes de ‘Implicación [i]-Información’ anímica.
De modo que este compartir información transferencial y contratransferencial entre paciente/terapeuta, tiene como trasfondo común al Inconsciente de la especie misma (con sus diferentes órdenes de implicación, o diferentes dimensiones del Inconsciente. Colectivo) que vincula al inconsciente de cada miembro de la relación.

Transferencia, Sincronicidad y Espacio-Tiempo: Otro punto importante a tener atentamente en cuenta es que en las dimensiones inconscientes, álmicas, u ‘ondulatorias’, la noción espacio-temporal se modifica sustancialmente. Psiquiatras de todas las épocas coinciden en afirmar que en el Inconsciente conviven ‘pasado-presente-futuro’, entrelazados e implicados de tal modo que al actualizarse en niveles de mayor explicitación consciente, pueden brindar información de esa dimensión temporal que constituye una realidad indivisa en el campo psi. Estaremos especialmente atentos a este tema, pues cuando expongamos casos clínicos en el siguiente artículo veremos la frecuencia con que el pasado remoto (incluso de varias generaciones  atrás, o del futuro -incluso con años de anticipación), aparece en la experiencia clínica psicoterapéutica.


Pero retomando el tema del desarrollo histórico de la noción conceptual de transferencia/contratransferencia, fue precisamente Jung quien observó que entre el paciente y el analista se producía un fenómeno de ‘resonancia mutua’, podríamos decir. Decía el psiquiatra suizo que en la relación ‘paciente/terapeuta’ surge una ‘combinación de campos’, idea que resulta análoga al -hoy más divulgado- fenómeno de ‘entrelazamiento cuántico’ en Física. Esta ‘combinación’ o ‘entrelazamiento’ va operando una modificación en la relación entre ambos, es decir, en la relación en sí misma. Ambos, paciente y terapeuta, constituyen en el acto terapéutico un sistema fluido capaz de compartir una información que los enriquecerá y modificará mutuamente. Esta circunstancia se dará si el campo que se constituye es realmente conectante, y hay empatía o ‘resonancia’ recíproca; esto es, si el psicólogo logra ‘conectarse con’ o ‘sintonizar’ en el mismo plano del paciente. El ejemplo más práctico que se me ocurre es el de un diapasón que resuena con el instrumento hasta encontrar una afinación en común.

Fenómenos de Transferencia/Contratransferencia y Física Cuántica
Lo que en este nuevo concepto de transferencia y contratransferencia queda de la definición inicial es que ambos fenómenos requieren de la presencia de dos requisitos:
  •          Una conexión de inconsciente a inconsciente (en ambos sentidos, del paciente al terapeuta y viceversa). Expresándolo de modo cuántico, esta comunicación ‘psi’ implicaría una 'teletransportación' o transferencia -empleando el lenguaje de Freud- de información, debida al entrelazamiento de ambas psiques, teniendo como trasfondo una Psique común colectiva.
  •          Será necesaria la presencia de un afecto mutuo, empatía, catexia afectiva, o como deseemos denominarlo [ii], para que se dé esta comunicación entre inconscientes. La simpatía o afecto son el análogo cuántico a la fuerte interacción entre las partículas, lo cual en Física determina el entrelazamiento de las funciones de ondas entre las partículas (si lo abordamos en un nivel micro) o personalidades (si lo abordamos en un nivel macro desde la Psicología).

Si bien Freud le daba un sentido negativo a la contratransferencia, y suponía que ésta era un
obstáculo para la cura, muchos otros psiquiatras, consideraron que posee elementos valiosos y enriquecedores del panorama terapéutico, ayudándolo al psicólogo a construir una hipótesis diagnóstica, así como también a ir acompañando el desenvolvimiento del proceso psicoterapéutico en sí. Por ejemplo, la contratransferencia, observada, pesquisada y seguida por el psicólogo con atención y la mayor neutralidad posible, ayuda -entre otros elementos de la observación clínica- a diferenciar una neurosis de una psicosis.
En mi propia práctica he podido valorar la importancia del seguimiento minucioso de esta relación paciente/terapeuta y el ‘nuevo sistema’ que ambos constituyen, lo cual es generador de fenómenos llenos de sentido y orientadores del proceso psicoterapéutico.
La consecuencia del establecimiento de la transferencia y de la contratransferencia -además de ser condición sinequanon de la cura-, serán la aparición de una serie de fenómenos singulares, los cuales hasta podríamos considerarlos paranormales, ya que  determinan esa actualización única e irrepetible en cada sesión que caracteriza al acto terapéutico. Hablo de paranormales, porque situaciones telepáticas -comunicación a distancia- , anticipatorias (premociones), o fenómenos sintomáticos resistentes a la cura, por condiciones familiares pretéritas (que alcanzan varias generaciones anteriores, según describimos más arriba) son de frecuente manifestación en esta relación ‘psi’ terapeuta/paciente.

El Observador modifica lo Observado
 En Ciencias Sociales se habla de ‘observación participante’ -y no de ‘observación a secas’- porque es sabido desde hace muchas décadas, tanto en las experiencias antropológicas como en las psicológicas que la presencia de un observador en algún estudio o prueba, modifica lo observado (el objeto de estudio).
La Física Cuántica muestra algo semejante: Si un investigador quiere observar la velocidad de una partícula, según el “Principio de Incerteza” de Heisenberg, necesariamente modifica la posición de ésta; y viceversa: Cuando el investigador quiere observar la posición de una partícula, se modifica la velocidad de la misma.
John Wheeler, un prominente físico norteamericano, también aclaró ‘contundentemente’, esta vez para la Física, que no existen ‘meros observadores', sino 'participantes’ en los fenómenos naturales, tal como se venía constatando desde el siglo XIX en las Ciencias Sociales. Es decir, ‘el observador, modifica lo observado, y viceversa.’ Esto es lo que sucede durante la sesión, en la relación terapeuta/paciente.


Agradecimiento especial: a Adolfo Ordóñez por sus sugerencias y colaboración científica.


[i] Denomicación creada por el reconocido físico David Bohm, quien propone considerar a la Realidad como constituida por variados Órdenes de Implicación de carácter creciente e incluyentes, y variados Órdenes de Despliegue o Expliciatación, los cuales también podrían correlacionarse perfectamente con los procesos psicológicos y las diferentes dimensiones del Inconsciente Colectivo (Órdenes de Implicación), y los diferentes niveles de conciencia (Órdenes de Explicitación).
[ii] No consideraremos en el actual artículo a las denominadas neurosis de transferencia y neurosis de contratransferencia, referidas a la patología de ambos fenómenos, por ser excesivamente técnicas para el mismo.

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