jueves, 13 de julio de 2017

Reflexiones Epistemológicas sobre la Astrología - 8° Entrega

  Tres Principios básicos para un “Paradigma Astrológico"

I. El Principio Cosmológico
Dr. Adolfo R. Ordóñez


“Usted se convencerá cuando la estudie [a la Teoría de la Relatividad]”
Albert Einstein


La Cosmología en relación con la Astrología contemporánea  

Según la moderna Ciencia de la Cosmología, y siguiendo lo que dicen dos tipos muy distintos de teorías de entre las muchas  posibles -los dos únicos que aquí citaremos-  todo el Universo que nos resulta asequible, donde nosotros moramos y nos movemos (como los átomos en nuestro cuerpo), provino: 
1) De una especie de “Punto Primordial” ardiente que estalló en un “Big Bang” y estuvo en su origen cuánticamente “entrelazado” en una interacción. En realidad, hoy hay muchas versiones diferentes del Big Bang. En algunas sólo se considera una única 'explosión' o 'despliegue', y en otras una serie cíclica, sin principio ni fin de estas 'explosiones' o 'despliegues' del Universo. Queda implícito, que aún no está claro -y en ello no hay acuerdo entre los cosmólogos- cuál será el futuro del Universo. Lo que sí se sabe es que el Universo -o el espacio-tiempo- se está expandiendo aceleradamente. Y la causa es atribuida a la 'Energía Oscura', que es (aproximadamente) el 70% del total energético cósmico. El 25% de la energía corresponde a la 'Materia Oscura', y tan sólo el 5% restante le corresponde a la materia y radiación conocidas que vemos por los telescopios.
2) Del choque de dos10-branas” paralelas, separadas por una undécima dimensión espacial. Una '2-brana' sería una “membrana” o superficie curva, y una '10-brana' es una especie de “superficie curva” pero de 10 dimensiones, 9 dimensiones de espacio, 3 visibles y 6 “enrolladas” muy compactamente, y por eso “ocultas” a nuestros sentidos, y 1 dimensión de tiempo. En cada 10-brana están fijos los extremos de las cuerditas “abiertas” o “no cerradas” –en el sentido de que sus extremos no coinciden- que al vibrar originan todas las partículas conocidas, así como los diferentes modos vibracionales de las cuerdas de un violín originan diferentes conciertos. Una de estas 10-branas es “la brana visible” de nuestro universo, y la otra es “la brana oculta”. El choque de ambas branas genera la energía necesaria para “sacudir las cuerdas”, creando toda la materia y la radiación que percibimos o conocemos. Este tipo de teorías, que podríamos llamar informalmente entre nosotros, para diferenciarla del otro, las teorías del "Gran Aplauso", son en general “teorías cíclicas” –que vienen de la “Teoría de Supercuerdas”- como la propuesta por Paul Steinhardt y Neil Turok, ya que estos choques ocurren periódicamente,  y nuestro universo es sólo uno de una larga serie de mundos. 
Además, ambos tipos de teorías tratan de explicar el Big Bang, en vez de concebirlo -como se hacía anteriormente- como una (inexplicable) “Singularidad” donde dejarían de valer las leyes físicas conocidas. Pero, en ambos tipos de teorías, sigue habiendo alguna especie de “Big Bang” y un “entrelazamiento” cósmico primordial, sólo que son vistos desde diferentes perspectivas. Aunque en el segundo tipo, no hay una “fase inflacionaria”, el resto es análogo al de la primera versión, la del Big Bang estándar”. 

También se sabe, gracias a la Física Nuclear, que los átomos que componen nuestros cuerpos fueron fabricados en los hornos nucleares de las estrellas (desde el Helio hasta el Hierro), o de las explosiones de las supernovas  (tal como los átomos de Zinc, Oro, Plata, etc.), o incluso del Big Bang mismo (tal como los átomos de Hidrógeno de las moléculas de agua y de los ácidos de nuestros cuerpos). Nótese que los “Atanores alquímicos”, han venido a ser los hornos estelares, donde se transmutan los átomos más ligeros en los más pesados. Bien podríamos pensar al Cosmos como “El Gran Alquimista del Universo”. Tal como decía Carl Sagan- “somos polvo de estrellas”. ¡Pero somos polvo cuántico! ¡Y lo cuántico está todo entrelazado!
Más aún, como luego veremos, el “entrelazamiento cuántico” y la ecuación de evolución temporal de los estados de la Mecánica Cuántica (la ecuación de Schrödinger), hacen mucho más factible la existencia de gigantescas cantidades de estas correlaciones cuánticas “no locales” en todo el Cosmos. Para decirlo en términos simples, la Mecánica Cuántica predice que, si dos partículas “gemelas” interactuaron y luego se separan –por mucho que sea-, pueden aún seguir “entrelazadas” y “compartiendo” algo que se llama su “estado” o “función de onda”. Y eso hace que queden correlacionadas o “sincronizadas” -utilizando terminología junguiana-. 
Por leyes y propiedades cuánticas, ello implica que si alguien mide u “observa” un valor “x” de una propiedad de una de ellas –por ejemplo el espín en una dirección elegida arbitrariamente- de la 'partícula 1', afecta al “estado” común, de tal manera que la otra 'partícula 2', instantáneamente, queda forzada a adoptar el valor opuesto “-x” en esa misma dirección arbitrariamente seleccionada para la 'partícula 1' (y de la cual esta 'partícula 2' no fue informada). Lo que ocurre, para decirlo en términos menos técnicos, es similar a los casos registrados de siameses separados al nacer y que “comparten” sus placeres y dolores, de tal modo que aún si estuvieran en ciudades diferentes y uno de ellos -digamos como ejemplo- es herido por algo, su hermano que está en la otra localidad también sentiría el dolor. Y no importa la distancia que los separe.
El "gran truco" que oculta a los ojos del mundo la existencia de todas las correlaciones cuánticas -que podrían hacer entendible las relaciones astrológicas- y nos hace creer que el Universo está regido por la Física Clásica, sin la dualidad onda-corpúsculo y sin las interferencias de las ondas cuánticas, es la llamada "decoherencia". Ésta consiste en una 'deformación de las funciones de onda' supuestamente producida por las interacciones con el entorno, o por choques entre partículas a altas temperaturas, etc. Como al comenzar el Big Bang tuvo que haber una temperatura altísima, se supuso -hasta ahora- que ésta debió acabar con todo entrelezamiento cuántico posible.
Sin embargo, no se toma en cuenta que:
1) el problema del calor-decoherencia -si existe- no es insuperable, como lo han mostrado Alexei Kitaev (1997) y Matti Pitkanen (2006). Aún a la temperatura de nuestro cuerpo, existen "trenzamientos" de partículas que se mantienen robustamente "coherentes" (es decir, no manifiestan 'decoherencia' e incluso se resisten a ella)
2) Penrose y Hameroff han mostrado que nuestro cerebro tiene una estructura (el citoesqueleto) que lo hace actuar como un receptor y transmisor cuántico, a pesar de no ser de dimensiones microscópicas. Además, reforzando dicha conclusión, el neurofisiólogo de la UNAM, Jacobo Grinberg-Zylberbaum había ya realizado en 1994 "el experimento de Aspect" (que probó la No-Localidad con fotones) con cerebros humanos. ¡Probó la No-Localidad con cerebros humanos!
3) al expandirse rápidamente, el espacio-tiempo el universo se fue enfriando, hasta que la ardiente radiación de fondo inicial llegó hoy en día a los 2,7° Kelvin (-270,3° Centígrados), casi en el cero absoluto (que es de -273° Centígrados).
4) cerca del cero absoluto la materia "macroscópica" se comporta cuánticamente, como los experimentos de  superfluidez y superconductividad lo demuestran ostensiblemente. 
 Pero hay aquí algo más profundo: no está probado -como suele afirmarse en los libros de texto- que la Física Clásica sea un límite de la Física Cuántica cuando la constante h de ¨Planck se hace tender a cero "h0", del mismo modo que la Física de Newton lo es de la de Einstein cuando la velocidad de la luz c, se hace tender a infinito "c∞". De hecho, ello no es así, y muy claramente, en la interpretación de la Cuántica de David Bohm. Para Bohm la Clásica y la Cuántica son dos Físicas distintas. Ésta última tiene un "potencial cuántico" dado por la misma función de onda y la ecuación de Schrödinger, el cual depende de la forma pero no de la intensidad -lo que origina la 'no-localidad' y todos los característicos efectos cuánticos-, pero que no tiene ningún análogo clásico.

Pues bien, en el 'despliegue' del Cosmos pasaría algo así: 

Principio Cosmológico
Como todas las partículas fueron Una en el principio, en el 'Primer Punto' del Big Bang, luego, al irse estas separando cada vez más a medida que se iba inflando y enfriado el tejido espacio-temporal -como un gigantesco Globo Cósmico que va siendo 'inflado' por un Gran Aliento-, las partículas quedaron sin embargo -sea al principio, o sea mucho después- entrelazadas cuánticamente, de modo que cuando algunas de ellas adoptaron ciertas configuraciones “x”, sus 'gemelas' en otras regiones del espacio-tiempo tuvieron necesariamente que adoptar las configuraciones “-x” correspondientes.  De este modo, puede entenderse por qué existe esa relación "como de espejo" entre nuestros átomos y los de los Astros del cielo. El Saber "escrito en el cielo" de la Astrología está en la Geometría -y por ende en el Álgebra de la Dinámica de los 'Operadores Astrales' que ella determina- de los Orbes y Ciclos cósmicos, que se hallan 'sincronizados' (o correlacionados) con los cambios de estado de los entes terrestres. El hombre y todo lo que existe es polvo cuántico de estrellas.

Y, justamente, la virtud de los buenos astrólogos está en su capacidad de poder 'leer' y 'significar', lo más aproximadamente posible, esos archivos astrales.

(Se remite a los lectores interesados a otros artículos de este blog donde todo esto es explicado en detalle y con imágenes)

lunes, 3 de julio de 2017

Seminario: "CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD"

 Seminario: "CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD"


"Los Fractales 'auto-semejantes' de la Matemática, y los Hombres, el Hombre Primordial (Arquetípico) y los Hombres Celestes y los terrestres, hechos "a imagen y semejanza" del Primordial Divino.
Los Hologramas con 'el Todo en cada parte', y el Ser Humano irradiado del Espíritu universal y formado del 'Polvo cósmico' de las estrellas, "pues polvo eres y al polvo volverás".

Adolfo R. Ordóñez