jueves, 12 de febrero de 2015

Las Cuatro Fases Lunares. Parte 3



Las 4 Fases Lunares y su sentido espiritual, psicológico y mundano


Patricia Fernández Acosta Ordóñez
 Psicóloga, Ms en Psic. Junguiana y  Astróloga




Fases Lunares, Estaciones y Ciclo Solar

Antes de iniciar la exposición de las Fases Lunares, me gustaría desplegar un poco más el tema y establecer algunas correlaciones entre el ciclo lunar mensual y el ciclo solar anual. Esto nos ayudará a visualizar mejor el movimiento del ciclo lunar.

En efecto, por relación de analogía, todos los ciclos están correlacionados. Y así como la luna tiene un ciclo mensual, y el Sol tiene un ciclo anual, podremos establecer vínculos de analogía entre las Fases Lunares y el pasaje solar por el círculo zodiacal. De este modo, cada fase lunar se correlacionará con algún signo zodiacal. En particular, las cuatro fases lunares se pueden asociar simbólicamente a los cuatro signos cardinales y a las cuatro estaciones anuales.


Tengamos presente que estamos estableciendo una analogía, una correlación, y no, una relación de igualdad. 



Veamos:



Luna Nueva: 

relacionada principalmente con Aries y con la Primavera.

Cuarto Creciente:
relacionada principalmente con Cáncer y con el Verano.

Luna Llena: 
relacionada principalmente con Libra y con el Otoño.

Cuarto Menguante: 
relacionada principalmente con Capricornio y con la llegada del Invierno.

Pero también, a medida que avanza cada fase lunar, podremos irlas correlacionando con las cualidades propias de los signos intermedios a los signos cardinales.

Por ejemplo, la Luna Nueva dijimos que se vincula especialmente con el signo de Aries (aunque también con Tauro y Géminis a medida que va avanzando la fase de luna nueva hacia la fase de Cuarto Creciente).

Luna Nueva:

  • Cada fase lunar tiene una duración aproximada de siete (7) días. Lo que describiré de cada una se vincula especialmente a las características de los primeros tres (3) días de la misma, aunque a veces describiré el sentido simbólico de los momentos en que una fase se va acercando a la siguiente.
  • Si observamos el Cielo durante la Luna Nueva, no la veremos, y a medida que avanzan los días, ésta irá apareciendo como una ranura creciente. La fase de Luna Nueva se corresponde con las noches estelares más oscuras.
  • En lo psicológico está señalando, por un lado, un acercamiento de aspectos implicados y por lo tanto, oscuros, en sombra, aún no conscientes, que buscan la manifestación y el despliegue.
  • Podríamos incluso decir, que es el momento de máxima expresión o proximidad de los factores no conscientes con los conscientes.
  • Habíamos señalado en el artículo anterior que el Sol, simboliza a esa dimensión trascendente e imperecedera, el Alma espiritual. Durante la Luna Nueva, el Sol y la Luna están conjuctios, de modo que la fuerza solar ‘insemina’ de propósito e información a la Luna. O expresado de otro modo, durante la Luna Nueva, el Sol libera nuevas energías vitales portadoras de un sentido renovador, y la Luna -que aportará la sustancia para que ese impulso informativo solar se manifieste- las recibe. Lo que aún no tiene forma, lo que aún se encuentra potencial y en un orden no manifiesto (orden implicado), se prepara para expresarse.
  • Es un momento pleno de intuiciones tal vez difusas, poco claras, que aún habrá que desarrollar y desplegar (dispondremos de un mes para esto). Es un momento para la concepción embrionaria de ideas. No hay que forzar en esta fase el desarrollarlas. Contentémonos con recepcionarlas de modo embrionario.
  • La diferencia entre la receptividad de la Luna Nueva y la de la Luna Llena, es que en Luna Nueva se recepcionan impulsos provenientes de un orden implicado que buscan salir hacia la manifestación objetiva exterior. Es una fase de ‘receptividad’ hacia lo implicado no consciente, hacia lo interno, es un momento de máxima subjetividad, pues el pulso está orientado al encuentro con lo interior. Momento alquímico en planos no visibles.
  • El Alma y la Personalidad tienen la posibilidad de máximo acercamiento y contacto subjetivo.
  • La ‘receptividad’ de Luna Llena, en cambio, es hacia los vínculos exteriores, su tendencia es comunicativa hacia los demás, también hay disposición hacia el encuentro vincular, pero durante la Luna Llena es con los otros externos. Es una fase de máxima objetividad, pues el pulso está orientado hacia lo exterior, dado que la distancia entre la Luna y el Sol es maximal, pues se encuentran en oposición, como más adelante veremos.

  • En cada luna Nueva, algo que se encontraba en estado potencial, busca manifestarse. 

  • La naturaleza de aquello que busca manifestarse estará relacionada con el signo solar que está transitando, y alcanzará su esplendor manifiesto externo durante la fase de luna llena.


  • Por ejemplo, si la Luna Nueva que estamos transitando está en el signo de Piscis, el pulso que viene exteriorizándose estará relacionado con este signo, y aquello que buscará manifestar tendrá que ver con este signo. Supongamos, que el Alma está buscando manifestar en la Personalidad un contacto mayor con la comprensión de los finales de ciclos, las disoluciones y la absorción de lo manifestado en las fases anteriores; este pulso de exteriorización intencional se iniciará en la Luna Nueva de Piscis, signo apropiado para tal finalidad.
  • Es decir, durante las Lunas Nuevas, el Alma traerá hacia la manifestación las cualidades inherentes al signo solar que transita.
  • Estas cualidades que vienen a explicitarse desde un orden implicado alcanzarán su mayor objetividad relativa posible durante la fase de luna llena de dicho signo solar. 
  • En este sentido, cada Luna Nueva nos brinda impulso, coraje (Aries), capacidad para sostener el empuje en pos de alcanzar la manifestación de lo iniciado (Tauro), y la concreción de los contactos y vínculos necesarios para manifestar algo (Géminis). 
  • Excelente momento para comienzos de proyectos a largo plazo, que crezcan despacio, pasando el proceso por sus diferentes fases de apertura, crecimiento, maduración, clímax, decaimiento, cierre. En cambio, si comenzamos algo en luna Llena, la probabilidad de crecimiento rápido es mayor, pero de declinación rápida también lo es. 
  • Así como esta fase tiene analogía con la primavera y con Aries, la cualidad de la misma será de apertura hacia la manifestación y la exteriorización. Por eso, en un nivel mundano nos narran que si nos cortamos el pelo en esta fase, crecerá más lentamente que en Cuarto Creciente o en Luna Llena. Es decir, en Luna Nueva el movimiento bioenergético tiende hacia afuera, a salir y abrirse camino.


Cuarto Creciente:


  •      El pulso hacia afuera cobra fuerza y esplendor. Si observamos el Cielo, la Luna ya es claramente visible, tiene forma definida. Esta fase, se corresponde al período que transcurre entre Cáncer a Virgo.
  •      Así como la luna creciente ya tiene forma propia definida, durante esta fase tenemos más claridad acerca de las ideas intuidas (de modo oscuro) durante la fase de luna nueva. De modo que la luna en cuarto creciente es óptima para impulsar proyectos, modificarlos y corregirlos o abonarlos (seguir apostando a su crecimiento), pues ya vemos con más definición aquello que era incipiente o amorfo durante la luna nueva.
  •    En niveles mundanos esta fase es apta para corregir y mejorar contratos, definir nuestras posiciones frente a asuntos que nos convocan, tomar decisiones, y seguir cuidando y nutriendo proyectos. Como vemos, aquí está la analogía con el signo de Cáncer. 
  •    Psicológicamente, el impulso oscuro y germinal recibido durante la fase de Luna Nueva, tiene ahora la posibilidad de una mayor diferenciación, empieza a tomar forma y a ser reconocido con claridad, pero aún podrá desenvolverse mucho más y alcanzar mucha mayor diferenciación y esplendor.

 Luna Llena:

·      
  •        Si observamos el Cielo en esta fase, veremos a la Luna en su posibilidad de máxima expresión. El pulso alcanza su culminación diastólica. Por tal motivo, esta fase se relaciona con la máxima exposición externa en la Personalidad o cara manifiesta de la condición humana, del impulso liberado durante la Luna Nueva. 
  •     Como durante la Luna Llena, Luna y Sol (Personalidad y Alma), se encuentran en la máxima distancia posible entre ambos, la posibilidad de disociación –‘divorcio’- entre estos factores es un riesgo. Por eso, aconsejamos calma durante esta fase, ya que la expresión emocional se ve amplificada y la ‘guía’ álmica puede ‘no ser escuchada’. Hay estadísticas que muestran que los ingresos a instituciones psiquiátricas se incrementan durante la luna Llena por la mayor incidencia de crisis psicológicas durante estos días. 
  •     Como toda ‘crisis’ es una oportunidad, la meditación durante la Luna Llena, no sólo nos protegerá del ‘divorcio’ entre ‘Alma’ y ‘Personalidad’, sino que al estar en la máxima distancia posible, también facilitará la percepción y distinción objetiva de cada instancia. Si establecemos un alineamiento meditativo entre la Personalidad y el Alma, se posibilita una concientización maximal de los factores constitutivos internos y los externos. Podremos discernir con mayor claridad entre las fuerzas cambiantes que constituyen la Personalidad –las pensantes, emocionales y corpóreas-; distinguiéndolas con más claridad (que durante las otras fases), de las fuerzas Álmicas estables, templadas –la instancia sabia que nos habita de modo silencioso, y siempre está ahí, dispuesta a ser escuchada-. 
  •   Si lo observamos desde un punto de vista alquímico, lo ying y lo yang, los constituyentes ‘receptivos –femeninos’; y los ‘activos – masculinos’, tienen la posibilidad de alcanzar el momento más consciente de la relación entre ambos, en la dinámica de ambos factores. 
  •      Momento de equilibrio dinámico entre las fuerzas que tienden a la exteriorización y las que tienden a la implicación (o interiorización). Astrológicamente, la Luna Llena se vincula especialmente con Libra. 
  •      Así como es un momento especial para una relación amplificada entre Personalidad y Alma, si meditamos; también este momento favorece en lo exterior, los contactos vinculares, y la receptividad hacia los mismos. 
  •      En niveles más mundanos, fase de expresión en general correlacionada con lo libriano (comunicación de ideas, emociones, todo lo vincular se ve amplificado).

  •     No se aconseja operarse durante esta fase, ya que la circulación de los fluidos (incluida la sangre) es maximal, y por eso se incrementan la probabilidad de hemorragias. 

  •     Si miramos al Cielo, como cada fase lunar dura alrededor de siete días, después del tercer día de Luna Llena veremos cómo ésta empieza a decrecer. Todo lo que llega a un máximo comienza a disminuir, nos enseña el I Ching y la Vida misma. Esto indica que el pulso comenzará a introvertirse. A medida que la fase de Luna Llena avanza hacia la de Cuarto menguante, iremos sintiendo la aparición de cualidades más matizadas por rasgos otoñales y escorpianos: Se irá imponiendo una tendencia hacia una actividad más pausada, en la que nos hagamos tiempo para mirar más hacia adentro, descansar, limpiar, depurar, soltar, liberarnos de patrones repetidos de comportamiento, y revisar sistemas de creencias (mentales y emocionales) -Escorpio-. También se estimularán los insights o comprensiones profundas, y la síntesis de los procesos -Sagitario-.


Cuarto menguante:



  • El momento de la fase Cuarto Menguante, es cuando nos encontramos en un punto medio entre la expresión maximal de Luna Llena, y su desaparición formal total (Luna Nueva). 

  • De modo que podríamos decir que psicológicamente hablando, esta fase se vincula a ese momento de madurez existencial, en que ya hemos atravesado la fuerza vital y la plenitud física de la juventud, hemos ido asimilando el aprendizaje que nos fueron dejando las experiencias, y al mismo tiempo aún no nos encontramos con las señales de decrepitud propios de la vejez (éstos se vincularán con la transición entre la luna Menguante a la fase de Luna Nueva).

  • Esta madurez relaciona a la fase Menguante con el signo de Capricornio. Por eso, simbólicamente hablando, es una fase ideal para alcanzar la culminación (que integra los logros externos con la comprensión del sentido del ciclo) -Capricornio-, así como para la introspección, la reflexión, y evaluación de lo realizado a lo largo del mes lunar. 
  • A medida que avanza la fase Menguante, se nos facilitará el mirar hacia lo que tenemos por delante, por lo cual esta fase es ideal para tomar decisiones vinculadas a proyectos futuros que aún no verán su realización en lo inmediato. 
  • En lo más mundano, la tradición dice que si uno se corta el pelo en este momento, crece más lentamente pero con más fuerza y grosor.


miércoles, 11 de febrero de 2015

Simbolismo espiritual de las Fases Lunares . Parte 2



Simbolismo espiritual de las Fases Lunares


Patricia Fernández Acosta de Ordóñez
Psicóloga, Ms Psicología Junguiana, Astróloga



Las Fases de la Luna, nos muestran la relación entre el Sol y la Luna observada desde la Tierra. Estos tres factores implicados, representan simbólicamente tres aspectos constitutivos de la naturaleza humana (debido a la analogía fractal de la misma con el sistema solar).

El Sol, que siempre se ve igual e inmutable desde la Tierra, con su permanente esfera cálida y luminosa, simboliza al principio espiritual imperecedero expresándose a través del Alma, o Cuerpo de Luz (Veste de Luz).

La Luna, que mirada desde la Tierra se nos aparece con sus distintas fases cambiantes, naciendo y muriendo  cada mes, simboliza los aspectos transitorios y perecederos de nuestra naturaleza humana, aquello que constantemente está tornando, modificándose en nosotros: Los pensamientos, las emociones, el cuerpo físico en continua renovación. Es decir, la Luna está correlacionada con los tres campos -pensante, emocional y físico- que se forman, cada vez que venimos a la existencia, cada vez que encarnamos o nacemos, y también aquellos que están sujetos a las modificaciones cíclicas que estudiamos en astrología (por ejemplo, en  el ‘Ciclo Sol/Luna').  Considerados como una totalidad funcional, estos tres campos citados, el pensante, el  emocional y el bío-­­físico, cuando se entraman y vinculan constituyendo una organización dinámica, conforman lo que denominamos ‘Personalidad’. Es decir, la Luna - relacionada asimismo con el aspecto sustancia-, simboliza a las Fuerzas de la Personalidad en su conjunto, con sus distintas facetas, cambios, y corporeidad (en neurociencias hablaríamos del eje 'psico-neuro-inmuno-endocrinológico').

La Tierra, constituye el punto de observación desde el cual apreciamos las diferentes fases lunares. Simbólicamente,  representa la mirada de la conciencia encarnada que posibilita la concientización cerebral.­­­­ Esto nos permite darnos cuenta de la interacción entre ambos factores -Sol y Luna-, uno trascendente espiritual, portador del 'propósito- información' del núcleo del ser (simbolizado en el Sol); y el otro, material, encarnado, corpóreo -la Luna- que puede ser moldeado, y guiado y sujeto a la posibilidad de renovación, para servir como expresión del primero ( lo cual no siempre sucede, cuando no se produce un encuentro alquímico y la relación trina es mecánica y no consciente).

De modo que podemos imaginar las fases lunares como un intercambio cíclico, una especie de danza amorosa entre dos partenaires (el Solcon la Luna) que a su vez son observados (por la Tierra). En esta danza, como en cualquier otra, existe un ritmo, y hay pasos con acercamientos y tomas de distancias sugestivas que son significativas, y transmiten una intencionalidad.

También, en este baile, como en otros, cada paso es una fase de la danza, y con su movimiento de acercamientos y alejamientos expresa mensajes, llenos de sentido. Esto es lo que desarrollaremos más abajo.

Pero en principio me gustaría dejar asentado -antes de desarrollar el tema- que al igual que sucede en muchas danzas en las cuales uno de los partenaires oficia de guía y el otro se deja guiar, o expresado de otro modo,  un partenaire es predominantemente activo y el otro lo acompaña receptivamente; aquí, en esta danza sucede lo mismo.


En este caso, el Sol, oficia como el factor espiritual-álmico-vital, emisor y guía. Es él quien emitirá los ‘pulsos’ vitales que cualificarán al ciclo mensual lunar.
La Luna, simbolizará a la Personalidad, la ‘Elena’ de los gnósticos, aquélla que debe ser elevada, salvada y transmutada, gracias a la vitalidad recibida por el Sol.

Me apuro a aclarar, por el momento planetario que atravesamos, que aquí no se trata de machismos o feminismos, ya que ambos factores -yang y ying- están ‘vivitos y coleando’ en cada uno de nosotros. Y en todo caso, se trata más bien de un romance y entrelazamiento amoroso, dinámica que tiene lugar constantemente en todo ser viviente, en este caso, terrestre.

En la India, denominan ‘Pitris Solares’ (‘Padres Solares’) a aquellas entidades no visibles dadoras de Alma, las mismas están astrológicamente representados en el Sol. Y llaman ‘Pitris Lunares’ (‘Padres Lunares’), a aquellas entidades dadoras de cuerpo o sustancia (pensante, sintiente, y corpórea), las cuales están representadas astrológicamente en la Luna.

Cada Fase Lunar, nos mostrará simbólicamente (para todo aquél que lo quiera ver), cómo este pulso de acercamiento y distanciamiento mensual del Sol y la Luna, representa su correspondiente pulso danzante entre el Alma y la Personalidad.

Tengamos bien presente, al igual a como sucede en la danza, que para que ésta tenga lugar y haya baile, hay que tener en claro quién guía y quién acompaña. Es el factor que representa al Alma, en este caso, el que guía (Sol). E idealmente hablando, sería el factor que simboliza a la Personalidad quien permitiría amorosamente ser guiado, en un acto de femenina apertura (Luna). Ésta sería la dinámica saludable: que la voluntad amorosa e inteligente del Alma predomine e influya a la Personalidad encarnada, y no a la inversa. La confusión del rol entre ambos factores (quién guía y quién acompaña), impidela percepción del diálogo amoroso existente entre la guía y la entrega; impide, entonces, la percepción de la propia dialéctica alquímica.


Como el factor guía en esta danza amorosa es el solar, llamaré por ejemplo, “Luna Llena de Acuario”,  a cuando el Sol se encuentra en Acuario (aunque la Luna esté en Leo). Porque esto significa que en este movimiento es el Sol quien ‘emite’ la ‘nota’, y es la Luna quien la recibe, se permea y resuena con ella. Por supuesto, como se trata de una hierogamia, o casamiento sagrado, la Luna aportará con sus matices (en el  caso de la luna llena de Acuario, la recepción lunar tendrá matices leoninos).

La conciencia receptora simbolizada por la Tierra, el tercer factor, recién se convierte en ‘conscientizadora’ cuando puede percibir que todo lo manifestado siempre es vincular y necesariamente trino. No existe manifestación sin relación, complementariedad y diferencia. El tercer factor terrestre implica la posibilidad de concientización de este movimiento vincular y de la mutua necesidad de la presencia de ambos factores y del tercero que si observa y concientiza, puede establecer la circulación dialéctica. Un factor no tiene sentido sin el otro. Ambos se necesitan entre sí para acercar el Cielo a la Tierra y la Tierra al Cielo, metafóricamente hablando, es decir, para ‘que se produzca esta boda’ del Alma con la Personalidad.

Recién entonces, cuando empezamos a ser conscientes de los alcances fundantes de estas diferencias vinculantes, el movimiento se transforma en dialéctico y alquímico. Hasta que esto no sucede, simplemente vemos la cara externa de las modificaciones lunares, serán ‘sólo fases lunares’. Psico espiritualmente hablando, esta mirada no simbólica de las Fases Lunares señala un estadio anímico dilemático y disociado entre sus instancias constitutivas (Alma y Personalidad). Cuando funcionamos de modo disociado y fragmentario, nos perdemos la posibilidad de la percepción alquímica renovadora y enriquecedora de ambos factores danzantes, perdemos la percepción helicoidal, serpenteante del Caduceo.
Y sólo veremos anillos separados que se suceden sin solución de continuidad, uno detrás de otro.


Los invito a danzar ‘helicoidalmente’ conmigo. ¿Me acompañan a meditar sobre el simbolismo de las fases lunares?


Lo veremos en el siguiente artículo: