martes, 18 de octubre de 2016

Elementos astrológicos y funciones psicológicas junguianas


Elementos astrológicos y funciones psicológicas junguianas


Patricia Fernández Acosta Ordóñez



Contenidos

·                    Los cuatro elementos astrológicos
·                    Los cuatro mundos kabalísticos
·                    La relación con las cuatro funciones psicológicas
·                    Función/elemento en “Luz”, y Función/elemento en “Sombra”. Proceso de individuación y destino.


Introducción 

            Las cuatro funciones psicológicas de Jung están vinculadas a los “cuatro elementos” -fuego, tierra, aire y agua- de la tradición astrológica y alquímica. Y hacen referencia no sólo a modalidades de abordar las distintas situaciones como vinimos viendo en lo psicológico, sino también a las fuerzas o vitales que componen toda la creación, incluyendo a los seres humanos.



            Representan –en este sentido- cuatro tipos de cualidades sustanciales y de conciencia que pueden operar dentro de cada uno de nosotros. Constitucionalmente, cada persona siente más afinidad con algunos tipos de cualidades sustanciales y de función anímica que con otros. La Función anímica y el elemento astrológico más desarrollado y tempranamente integrado constituirá lo que Jung denomina Función Principal. Lo que nosotros iremos analizando progresivamente, -y en esto radica el aporte de Jung- es que cuando predomina conscientemente un elemento (función psicológica), la función psicológica o elemento opuesto, quedará en a oscuras (en estado latente o potencial), esperando  hasta mediana edad para a partir de ese momento ser integrado. Esta función, Jung la denominará Función Inferior (de 'Inferno: Tierra Baja o bajo Tierra).
Puede haber una o dos funciones y elementos que no estáran tan integrados y diferenciados en la conciencia, pero que también constituirán la 'Personalidad' de cada uno. Son las denominadas 'Funciones Auxiliares'. Y se corresponderán con los elementos y funciones que la conciencia también integra, aunque de un modo no tan desplegado como la Función Principal. En el caso de la Función Auxiliar, hay quienes integran una sola, y están quienes integran
dos. Cuanto mayor base de sustentación tenga la conciencia (es decir, a mayores contenidos integrados desde lo Inconsciente, más posibilidades tendrá de abordar los desafíos vitales desde un lugar más templado. Y viceversa, cuanto más estrecha sea la conciencia, más dificultad existirá para encarar los retos de la Vida sin desbalancearnos. por eso les proponemos conocer un poco más del tema, para observarnos y observar a quienes nos rodean. Esto nos ayudará a comprender limitaciones propias y ajenas, así como también nos estimulará a estar más atentos para integrar aquello que se encuentra no desplegado y que la existencia nos solicita expresar.
            A continuación, veremos rápidamente las características propias de cada una de las cuatro modalidades, tomando como base bibliográfica a Stephen Arroyo[1], y con esto enriqueceremos la perspectiva que hemos venido trabajando desde Jung, a partir de su libro, “Los Tipos Psicológicos”.


Elementos natales  predominantes

·                    Decimos que un “elemento” está acentuado en una carta cuando hay un importante emplazamiento o presencia  planetaria en determinado signo. También cuando por sumatoria de la presencia de planetas o del Ascendente en signos pertenecientes  al mismo elemento hacen que el sujeto está fuertemente “sintonizado” con ese elemento o función.
Ejemplos:
·                    Una persona que tiene 5 planetas en Sagitario, tendrá fuerte resonancia con las características del elemento fuego y con la función psicológica asociada a éste –la función intuitiva-.
·                    Una persona que tiene, por ejemplo, el Sol en Tauro, la luna en Virgo y el Ascendente en Capricornio, tendrá afinidad con las características asociadas a la Tierra, y con la función psicológica vinculada a ésta: la función perceptiva.
·                    Estos dos ejemplos anteriores, hagámoslo con cualquier signo (en el caso de una fuerte presencia planetaria en uno de los signos), o como en el segundo caso, el tener los indicadores principales de una carta natal – el Sol, la Luna y el Ascendente- en un signo o signos que pertenezcan al mismo elemento: ambas situaciones “sumarán” puntaje en relación a resonar con determinado “elemento/función psicológica”.
·                    Y por los  principios de totalidad y de complementariedad de la psique, en el primer caso, tendremos a un sujeto que si tiene el elemento fuego predominante, podremos anticipar que tendrá una disposición natural y constitucional al desarrollo de una personalidad con la función psicológica intuitiva  como preponderante. Y que, entonces, quedará en oscuridad,, la función psicológica opuesta: la función perceptiva (correspondiente al elemento tierra). Lo notorio de esto, es que la persona puede tener buen puntaje de tierra en su carta natal, pero si predomina “fuego” por sobre tierra, por la ley de complementariedad, no desarrollará “tierra/percepción” de modo importante, sino que quedará en la oscuridad (el sujeto la sentirá como una función en minusvalía) hasta que la persona sea adulta y pueda ir integrándola.


Predominio del elemento aire/ la función psicológica reflexiva o pensante/ (relacionado con el Mundo Beriático o Creativo)


El sujeto desarrollará una personalidad en la que predominará en la conciencia la capacidad reflexiva y/o vincular. Y quedará en la oscuridad,y por lo tanto,no desplegada y diferenciada, la función del sentir o sensibilidad.
Las personas racionales/predominio de elemento aire, serán personas que viven “en la cabeza”, “cerebritos con patas”, les costará mucho el registro de su sentir (y la empatía con el   entorno o del propio), porque será la función en oscuridad,no diferenciada.
El sistema nervioso está muy activado, son las típicas personas “que no desenchufan la computadora cerebral”, y sufren agotamientos nerviosos por tal motivo.
Esta función tiene capacidad  para la interacción personal o para la interacción entre sistemas de pensamiento –como ya veremos-, así como también para las formas abstractas  de pensamiento y para las ideas geométricas o la geometrización de las mismas. Da una mente clara, objetiva, con gran capacidad para ver de modo ecuánime e imparcial las circunstancias, es decir, con neutralidad emocional.
Tienen una gran capacidad reflexiva, pero también su mecanismo de defensa habitual es que son grandes racionalizadores, es decir, justifican con la mente su conductas y reacciones auto convenciéndose de estar en lo correcto pues su análisis es “impecable”. En este sentido, “envuelven” con su retórica a su entorno.Por tal motivo, no tienen dificultad en relacionarse con todo tipo de personas, pues como no involucran a sus emociones, no necesitan “estar de acuerdo o no” con ellas, para tratarlas. De igual modo, pueden considerar las ideas o teorías de otros, sin considerar que sea necesario “pensar como ellas o no” para estudiarlas. Eligen en las situaciones vitales según las consideren 'verdaderas', y descartan lo que consideran 'falso'.
Si el elemento “aire", se expresa más como capacidad para la sociabilidad, son grandes conversadores, parlanchines, pero sin involucrar a los sentimientos.
Para ambas modalidades, es oportuno cambiar periódica y rotundamente de su escenario habitual, para permitir que la mente “salga” de los recorridos rutinarios habituales.
En estos casos, quedará el sentir relegado a la oscuridad, y será lo que tendrán que aprender a integrar con los años: la sensibilidad que les permita comprender y empatizar con el mundo de las emociones de los otros y el propio. El sentir en sombra se observa en la falta de conexión con emociones profundas y con la sensibilidad: Lo que solemos denominar un “intelecto seco”, sin sensibilidad.
Si éste -el sentir- queda latente, se expresará de modo compulsivo con características arcaicas, mostrándose compulsivamente en berrinches infantiles, demandando la atención propia de un bebé, o con bruscos cambios anímicos para los cuales no encuentra explicación. Esto lo desarrollaremos en detalle al ver “el pensar extrovertido y el pensar introvertido”.

En la Kabalá también el Tanya, nos habla de cuatro elementos vinculados a los 4 Mundos Kabalísticos. Los introduciremos sólo a los fines de que quienes manejan algo de Kabalá puedan hacer vínculos con la Astrología. y quienes no manejan Kabalá, no es necesario que lo hagan.

En el Tanya[2] encontramos lo siguiente acerca de los cuatro elementos:

“Hay dos 'nefasto' (almas-destino) y fuerzas de vida. Una de ellas (el alma animal)  se genera en la  kelipá (cáscara)  y en la sitrá achrá (el otro lado)[3]. Es esta alma –que origina la cáscara  (cáscara) y el otro lado (sitrá achrá) la que se viste en la sangre del ser humano dándole vida al cuerpo.
De esta alma (animal) se desprenden todas las características sombrías, que derivan de las características sombrías de los cuatro elementos. Esta alma queda abarcada en  los cuatro elementos espirituales correspondientes.”

Y a continuación el Tanya, cita las características sombrías de cada uno de los 4 elementos. Citaré textualmente:
·                    “La ira y el orgullo emanan del elemento fuego, el cual tiende hacia arriba”.
·                    “El apetito por  los placeres emana del elemento agua, porque el agua promueve el crecimiento de todas la cosas placenteras que nos son dadas”.
·                    “La frivolidad, la vanagloria y la conversación ociosa emanan del elemento aire. Y como el aire, carecen de sustancia (son insustanciales)”.
·                    “Y la pereza y la melancolía emanan del elemento tierra. La tierra se caracteriza por su pesadez”.


Predominio el elemento agua / la función psicológica sensible o sensitiva (relacionado con el Mundo Yetzirático, generativo o Formativo)


El sujeto desarrollará una personalidad en la que predominará en la conciencia la capacidad del sentir o sensibilidad. Y quedará en la oscuridad la cualidad reflexiva o sociable.
El “agua”, simboliza el principio refrescante y curativo de la sensibilidad, la persona será responsiva a los sentimientos propios y del entorno, y empatizará con los demás y con sus propios procesos. Este elemento representa el terreno de la emoción profunda y de sus misterios.
Son personas que están en contacto con sus sentimientos, y armonizados con las sutilezas de este registro. Su empatía psíquica los hace altamente receptivos, psíquicos.
En el mejor de los casos, son personalidades afectuosas, cálidas,  amorosas, conectoras, intermediarias y humanas, así como tiernas y protectoras, pues comprenden el sentir propio y el de los demás. Tienen inclinación hacia los temas espirituales o bien hacia la fantasía y la imaginación. 
Las elecciones vitales estarán determinadas por el eje 'placer/displacer'. Lo que les resulta 'placentero' lo consideran 'bueno', deseables. Lo que sienten como 'displacentero', lo consideran no deseable, no bueno para sus vidas.
Desarrollada excesivamente, esta función se caracteriza por una gran susceptibilidad emocional, como por estar sujeta al vaivén de la marea anímica. Dice Arroyo, que son como un “bote sin timón”, fácilmente impresionables, híperreactivas y fuera de control en las situaciones. Pueden parecer calmos por afuera, pero estarse preparando una tormenta en su interior. El mundo emocional es al cual le dedican especial atención, tienen gran vida interior, pero también, pueden quedar presos en el circuito del hábito de sus emociones.  Pueden arrastrar situaciones en las cuales experimentaron dolor o placer a lo largo de años, pues quedan marcadas las situaciones en el cerebro límbico o emocional, relacionado con la memoria a largo plazo. Por lo tanto, superar estas situaciones  requerirá de arduo trabajo interno. También, están sujetos a las mareas anímicas y una “pequeña brisa”, puede cambiar su estado de ánimo.
En estos casos, quedará el reflexionar relegado en oscuridad, y será lo que tendrán que aprender a integrar con los años, lo cual les otorgará capacidad objetiva, e imparcialidad. Esto les cuesta mucho cuando están unilateralizados en la función del sentir.
Cuando la función reflexiva (inferior) hace aparición abrupta desde lo inconsciente , será asombrosa su frialdad para criticar, el pensamiento tendrá características infantiles, de tipo mágico, será ingenuo o sumamente egocéntrico –como en los niños-. También pueden ser llevados a expresar juicios extremos, creyéndose los poseedores de la verdad, como una manifestación primitiva e inmadura de la función reflexiva y del elemento aire, que necesitan ser integrados a la conciencia.


Predominio el elemento tierra/ la función psicológica perceptiva o sensorial (relacionado con el MundoAssiático o Mundo de la Acción)



El sujeto desarrollará una personalidad en la que predominará en la conciencia práctica, la capacidad del percibir o de estar en contacto con la información que le llega a través de sus cinco sentidos. Quedará en oscuridad, la cualidad intuitva o fogoza.
La “Tierra” simboliza el principio que revela una afinidad práctica con el mundo de los cinco sentidos físicos, la realidad del aquí y del ahora, el mundo de la acción, junto con una habilidad práctica para utilizar y mejorar el mundo material.
Confían, por lo tanto, en la información que le proveen los sentidos más que en los razonamientos.
Tienen un registro predominante de cómo funciona el mundo material con las resistencias e inercias típicas de éste;  con lo cual, la característica  de estas personalidades es la capacidad para las rutinas, la paciencia y la autodisciplina. Saben cómo adecuarse para ganarse la vida, ganar el sustento para proveerse las necesidades básicas. Tienden a ser cautos y prudentes en sus trabajos y vínculos, también pueden ser muy convencionales. Son de asimilar lentamente los procesos.
Exageradamente, el tipo sensorial es de visión muy estrecha: “ver para creer”. Les preocupan más los resultados y se obsesionan con el concretar, y descuidan los ideales.
El mundo laboral y los asuntos prácticos dominan íntegramente sus vidas con demasiada frecuencia, con lo cual, si algo amenaza esas cuestiones se sienten lanzados al vacío de la incertidumbre.
Como el fuego y la intuición constituyen su función inferior, no son dados a “lanzarse” detrás de una visión o ideal por más promisorio que sea. Tienen miedo de arriesgar lo seguro en pos de una futura posible seguridad que todavía no es tal. Por tal motivo, dejan pasar oportunidades de crecimiento genuinas, y quedan marginados a vidas chatas.
Cuando el fuego y la función intuitiva avanzan desde las profundidades abismales de lo inconsciente  en forma compulsiva, manifestarán esta modalidad con sus rasgos más sombríos y deformes: Pueden tener accesos de verdadera “locura” que los “posee” durante los cuales son capaces de tirar por la borda todo aquello a lo cual le dedicaron toda su vida. Pueden manifestarse de modo casi salvaje, turbulento, atolondrados y exagerados ante una arremetida de la función inferior en latencia,  sin medir las consecuencias de sus actos.


Predominio el elemento fuego/ la función psicológica intuitiva (relacionado con el Mundo de Atzilút  o Mundo arquetípico)

El sujeto desarrollará una personalidad en la que predominará en la conciencia la capacidad del intuir o de estar en contacto con una información que le llega directamente sin intermediación de la emoción, del pensar o de los sentidos. En todo caso, cualquiera de estos, servirán como meros “apoyos” para las intuiciones, y no como fuente de conocimiento. Quedará en la oscuridad, la función sensorial o perceptiva.
 El elemento fuego y la función intuitiva, representan al principio vital. Por lo tanto se manifiesta como una pasión cálida y radiante que brinda entusiasmo, confianza, y un fuerte impulso expresivo ardoroso.
Son personalidades con confianza exuberante y con una fuerza psíquica fuera de lo común. Por supuesto, con tremenda imposición de la propia voluntad y con esa necesidad expresiva que sienten,  exigen mucha libertad para asegurarse un espacio propio. Suelen tener una psicología bastante simplista. Se lanzan detrás de un proyecto o aventura, sin temor pues son temerarios y audaces.
Exageradamente, esta función psicológica se caracteriza por su tozudez, su tosquedad en los modales y la falta de tacto y brusquedad con que reaccionan. Con esta falta de temple en su conducta, suelen herir o hasta causar destrucción vincular. Otro rasgo característico es la impulsividad.
El sujeto no desarrollará una personalidad en la que predominará en la conciencia la capacidad del percibir o de estar en contacto con la información que le llega a través de sus cinco sentidos. Quedará postergada en su desarrollo la función perceptiva o sensorial, con lo cual, suelen carecer o casi no tener registro de su cuerpo, de las necesidades corporales genuinas –con lo cual descuidan bastante o maltratan a su cuerpo-. No registran tampoco a quienes los rodean. El típico caso de la esposa de tipo sensorial o emotiva que le dice al esposo: -“Querido, no te has dado cuenta que me cambié el color del pelo?” O: - “No te has dado cuenta de lo triste que estoy?”  Y el fuego intuitivo, verdaderamente no había registrado ningún cambio.
Suelen tener problemas de salud por falta de ejercicio o rutinas físicas, o falta de disciplina en su dieta, capacidades que son propias de la función opuesta, la perceptiva o sensorial.
Cuando la tierra y la función perceptiva avanzan desde las profundidades abismales de lo inconsciente  en forma compulsiva, manifestarán esta modalidad con sus rasgos más sombríos y deformes: Estos seres, habitualmente abstraídos en sus intuiciones, pueden quedar “posesos” de una sensualidad que se manifiesta en forma bruta, bien materialista; o quedar “atrapados” en un puro “accionar” (típico de Assiá y del elemento tierra) o en el interés económico.




[1] Astrología, psicología y los cuatro elementos”, de Stephen Arroyo. Ed. Kier.
[2]Discursos recolectados o El  Libro de los intermedios (Sefer Shel Benonim)”, en Kabalá. Este es el libro cumbre del Rabbí Schneur Zalman. De Lliadí, (1745 -1812).Ver el capítulo 1.
[3] Ambos términos generalmente son usados como sinónimos.

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