sábado, 17 de octubre de 2015

Atención Plena, 3º Encuentro: Su impacto sobre la salud psicofísica




Taller: “Vida Plena”
3º Encuentro

3° Encuentro: Atención Plena, Vida Plena: Registro de los Pensamientos
 a cargo de Psic. Mg. Patricia Fernández. A. de Ordóñez
Nos identificamos tanto con nuestros pensamientos y sentimientos que nos resulta muy difícil tener una perspectiva más o menos ubicua, sistémica… Sólo percibimos nuestro propio sentir y pensar, como si quedáramos atrapados en una jaula opaca que nos impide abrirnos a la percepción del entorno, simultáneamente que percibimos nuestra propia perspectiva.
Percibimos como si estuviéramos ‘obsesionados’ por ciertas ideas o sentires. Esta especie de ‘locura’ temporal nos aleja de la vida, perdemos mucha información extra, del mismo modo que un preso atrapado en una cárcel no percibe qué sucede afuera de ella.
¿Se acuerdan del Mito de la Cavernas de Platón y de los seres atados con cadenas, con grilletes que sólo percibían sombras y no los hechos reales?
De modo análogo, nosotros quedamos presos de una percepción desfigurada por la fantasía, atrapados en nuestros pensamientos/sentires sesgados, nos alejamos del Aquí  y Ahora de nuestra experiencia y del entorno.
Por eso, la práctica constante de la ‘Atención Plena’ despliega la conciencia, e integra el registro del sentir-pensar-respiración-postura corporal- entorno,como si los sentidos se desaletargaran. Nos despertamos del largo sueño de una percepción fragmentaria y fantasiosa. Recuerden que ‘Budha’ significa el Iluminado, pero también ‘el despierto’.
No se trata de modificar o desafiar los pensamientos, simplemente se trata de observarlos como lo que son, pensamientos.

¿Qué pasa en nuestro cuerpo frente a un desafío cotidiano (estrés bueno)
El cuerpo reacciona frente a los estímulos que nos convocan a actuar con dos respuestas: enfrentarnos o huir. A esto y al conjunto de reacciones del cuerpo  frente a los estímulos que nos convocan a la acción lo denominamos ‘estrés bueno’. 
  • Ambas respuestas implican la secreción y liberación de adrenalina. 
  • Además, desvía recursos del cuerpo a partes de éste que pueden necesitarlo.
  • ·         Aumentan los latidos cardíacos (aumenta la frecuencia arterial)
  • ·         La sangre disminuye de la zona digestiva y se desplaza hacia los músculos (para poder enfrentarnos o huir).
  • ·         Se libera cortisol.
  • El cortisol incrementa los niveles de azúcar en sangre, aumenta la presión arterial. Esto nos brinda un empuje para enfrentarnos con rapidez a la situación. 
  • Cuando el ‘peligro’ o ’situación de desafío’ desaparecen, los índices de arriba vuelven a descender, por ejemplo, el ritmo cardíaco disminuye, la sangre vuelve al estómago y podemos volver a digerir la comida.

Cuando frente a toda esta liberación de sustancias el cuerpo no se mueve suficientemente para agotarlas, se van acumulando en el organismo, generando o desencadenando lo que conocemos como el  ‘estrés malo’. Es decir, en la vida moderna, aparecen factores que el cuerpo ‘decodifica como peligrosos’, y probablemente lo sean muchas veces desde nuestra búsqueda de seguridad psicológica. Pero escaparnos o superar esas situaciones, no requiere el agotamiento de todas esas sustancias (adrenalina, por ejemplo) que el cuerpo liberó.  Además se hace crónico el estar enfrentado a estrés: la inseguridad vial, vital, laboral, afectiva, etc.
Esto lo vivimos como una amenaza constante, pero no requiere del mismo gasto de adrenalina que enfrentarnos a un tigre o a un león.
Es decir, nuestro cuerpo aún responde como si se encontrara frente a un grave peligro físico.
De modo que cuando recuperamos la estabilidad anímica (cuando el desafío psíquico desapareció), el cuerpo no restablece la homeostasis (equilibrio). El Sistema nervioso autónomo (vegetativo) queda atascado en un estado acelerado y nos sentimos tensos todo el tiempo.

¿Qué pasa en nuestro cuerpo con el denominado ‘estrés malo’

  • ·         Permanecemos con el pulso acelerado
  • ·         Permanecemos con la presión elevada
  • ·         Permanecemos con el ritmo respiratorio acelerado
  • ·         Disminuye la sangre de modo crónico en el aparato digestivo: aumente la posibilidad de trastornos gastrointestinales.
  • ·         Esto aumenta el riesgo de ACV, infartos cardíacos.
  • ·         Disminuye la actividad del sistema inmunológico.
  • ·         Incrementa la posibilidad de diabetes tipo 2
  • ·         Disminuye las horas del sueño y la calidad del mismo
  • ·         Se sospecha que también incide en el incremento de las posibilidades de cáncer
  • ·         En definitiva, acelera el envejecimiento, empeora la calidad de vida y la acorta.

¿Qué pasa en nuestro cuerpo con la práctica del Mindfullnes?

  • ·         Reducción de los niveles de estrés
  • ·      Se regulan los niveles de serotonina:   Mejora la calidad del sueño y el estado anímico.
  •      Se incrementan las defensas orgánicas.
  •      Se normaliza la presión arterial, la frecuencia respiratoria, el pulso cardíaco: disminyen notablemente los riesgos de enfermedades cardíacas y d ACV.
  •      Disminuyen los niveles de azúcar en sangre ( y por lo tanto el riesgo de desencadenar una     diabetes tipo 2).
  • ·         Nos relacionamos más conscientemente (no en piloto automático) con nosotros mismos y con los demás. Nos sentimos más libres.
  • ·         Las pruebas científicas demuestran  que esta práctica consiste en una ‘higiene anímica’ básica. Así como sabemos de la importancia de ducharnos o lavarnos los dientes, es necesario internalizar la importancia de esta práctica sistemática, que consiste en establecer nada más y nada menos que el hilo que separa la cordura de la locura, o la salud de la enfermedad anímica.
  • ·         Neuroplasticidad: Los avances en neurociencias han evidenciado que con la práctica de la atención plena , se producen cambios no sólo funcionales, sino tambièn en la estructura del cerebro. Por ejemplo, cambia el tamaño de la amígdala (relacionada con la decodificación de los miedos), y del hipocampo (vinculado a la memoria). 
  • También tiene un impacto sobe la telomerasa, enzima que junto con el ARN interviene en la replicación celular. Los telómeros tardan más tiempo en acortarse. Esto está directamente relacionado con un retraso del envejecimiento y de todos los signos vinculados a éste. por lo tanto, la práctica de la 'atención plena', mejora la calidad de vida.
  • Ya nos hemos referido en los artículos anteriores acerca del impacto (demostrado cientificamente) de esta práctica, en la depresión y en los trastornos de ansiedad: Disminuyen notablemente.






Fotos del 3º Encuentro: Atención Plena y modificaciones anímicas y orgánicas

Fotos del 3º  Encuentro: Atención Plena y modificaciones anímicas y orgánicas

Llegando al Salón, y preparando el ambiente:



Van llegando los participantes al Taller. ¡Bienvenidos!







Comienza el trabajo:




El tiempito de descanso:







sábado, 10 de octubre de 2015

2º Encuentro Fotos. Registro del Cuerpo

2º Encuentro
 Atención Plena, Vida Plena: Registro del Cuerpo


















2º Encuentro: Atención Plena, Vida Plena, Registro del Cuerpo



A cargo de : Psic. y  Mg Patricia Fernández A. de Ordóñez

2º Encuentro
 Atención Plena, Vida Plena: Registro del Cuerpo


Haciendo un poco de historia

Jon  Kabat- Zinn,  en la Clínica de Reducción de Estrés, ubicada en el centro Médico de la Universidad de  Massachusets, llevó a cabo el siguiente programa: Comprometerse a llevar a cabo durante 8 semanas la disciplina de abrirse y escuchar (su respiración, postura, emociones, pensamientos y entorno), sin pretender cambiar los graves problemas que tenían.

Es decir, es un llamamiento simplemente a ‘ser’, sin esforzarnos en ‘hacer’ nada.

El resultado: Importantes  y sorprendentes transformaciones mentales y corporales.
A lo largo del Taller iremos practicando para que ustedes vean por sí mismos los cambios en ustedes. Y también, les iré contando de modificaciones corporales (neuronales/cerebrales: en la estructura y en la funcionalidad del cerebro, inmunológicas, etc).
Estos estudios se multiplicaron en otros países y centros de salud de todo el mundo, y hoy hay numerosos estudios científicos de estos cambios que son demostrables.
Citaremos a varios de ellos a modo de ejemplo, para que podamos dimensionar el impacto de la práctica que estamos iniciando juntos. Implica, nada más y nada menos que la posibilidad de que se modifique nuestra calidad de vida, nuestra percepción de ésta para siempre, sin pretender cambiarla ( y ésta es la paradoja).

El núcleo central aquí es que la raíz de la modificación no proviene del ego (yo), sino de la gradual manifestación del ser mismo -que se va imponiendo-, en cada uno de nosotros, produciendo éste modificaciones en toda nuestra naturaleza.


Cómo ‘estamos’ hoy
·         La OMS predice que para el 2030 la depresión será el mayor problema de salud del planeta.
·         Queremos superar el estrés en nuestras vidas, vivir en paz, sentir más confianza, tener una buena relación con la pareja, o disfrutar de nuestras carreras.
·         Hoy, el 30% de los casos de un psicólogo son problemas de depresión y ansiedad. Otro 30% están relacionados con síntomas que no tienen explicación médica y están vinculados al estrés[1].
·         Hacemos de todo para lograr ’bienestar’, seguros que si hacemos el esfuerzo adecuado, encontraremos la solución para nuestro malestar.
·         Somos cuerpos y mentes ocupadas. O estamos trabajando febrilmente para llegar a una meta, o estamos intentando resolver los problemas, o nos consume la culpa.  En nuestro afán por avanzar y alcanzar nuestros objetivos o cumplir con el ‘deber’, nos desconectamos del aquí y el ahora.
·         Al 50% de las personas les cuesta muchísimo desconectarse, relajarse, están siempre pensando en los que  les preocupa o deben hacer.
¿Y si el esfuerzo en mejorar las cosas fuera un problema? ¿Y si nuestro hábito compulsivo por ‘el hacer’ y el ‘actuar’ fuera parte del problema?
Sin duda, tenemos muy poco espacio en la mente. Cuanto más de prisa vamos, menos espacio
Ocupados externa y mentalmente como estamos, dejamos de estar presentes en nuestras vidas.

Nos perdemos el registro (reacción, respuesta) de nuestro cuerpo, de nuestro entorno. Y así vamos reproduciendo el estrés.


 Lo curioso es que si preguntamos qué nos haría sentir mejor, el 80% de las personas responde:

  • ·         Bajar el ritmo acelerado de la vida.
  • ·         Bajar la cantidad de cosas que tenemos que hacer.
  • ·         Seríamos más felices si pudiéramos ir más tranquilos por la vida.
  • ·         Atentos al momento que vivimos.

¿Qué nos impide, entonces, vivir mejor?
Hacemos un culto del logro. También está la presión de lo colectivo: la televisión, las instituciones. En suma,  nuestro pequeño ego buscando cobtrolar. Después de todo, el estado actual de la Humanidad es la proyección en masa de nuestros pequeños egos, la dimensión de nuestra existencia anímica identidficada aún con lo colectivo.

Aprendiendo a ‘ser’, hacer menos, percibir más: Nuestro Cuerpo
En nuestra cultura occidental, desde hace unos siglos hemos venido separando cada vez más la mente del cuerpo, como si fueran entidades separadas. Las vivimos como una dicotomía. El resultado: no registramos la información, las señales que constantemente nos está enviando éste.
Llegar a establecer una relación más consciente con nuestra dimensión física puede llevarnos a una curación profunda.
Ejemplos de relaciones problemáticas habituales con nuestro cuerpo:
·         Puede que no nos guste nuestro aspecto (demasiado alto/bajo, demasiado delgado/gordo, demasiado viejo, etc.).
·         Hay quienes adoran su cuerpo: hacen excesivo énfasis (obsesivo) en una dieta, ejercicios, etc.
·         Puede que estemos desconformes con la forma en que nuestro cuerpo se comporta: sentimos dolor, ya no funciona como antes.
No estamos en paz en nuestro hogar físico, y al habitarlo nos disociamos de él, ya que establecemos una relación tensa a través de nuestra mente discursiva: Nos regimos más por el ‘cómo debería ser’ (lo que pensamos), que por el ‘cómo es’ realmente, acompañándolo. Estamos buscando cambiarlo constantemente.

Todas estas situaciones tienen algo en común: ninguna se relaciona con el cuerpo tal como es, desde un lugar de aceptación, compasión, sin juzgamiento, amoroso.

La práctica de la atención plena –meditación en la salud
Con esta modalidad de vinculación -que constantemente juzga, rechaza o busca cambiar- nos perdemos la información que nos transmite el cuerpo, perdemos lo que éste tiene para decirnos.
Ejemplos de informaciones que nuestro cuerpo nos envía:
·         Cambios en la temperatura corporal: pueden desde indicarnos que debemos abrigarnos o desabrigarnos, hasta la presencia de alguna infección corporal.
·         Síntomas neurovegetativos típicos: transpiración de manos, sudor, sequedad en la boca, sensaciones en el plexo solar, etc. Pueden indicar desde nerviosismo ante una situación, hasta que nos sentimos amenazados.
·         Cansancio, agotamiento: señal de que necesitamos descanso.
La práctica de la atención plena desarrolla una percepción corporal más sutil.
A veces, estamos tan distanciados de nuestro cuerpo que sólo recién escuchamos cuando aparecen  señales mucho más contundentes: Cuando nuestro cuerpo se enferma.


[1] Mindfulness, pág. 18, del Dr. Heaversedge y Ed Halliwell, edit. Sirio.