lunes, 8 de septiembre de 2014

Luna Llena de Virgo - Parte 2

Introducción

Aquí, otra frase de A. Bailey para "pensar" la función simbólica de Virgo:


"Virgo es el polo opuesto del espíritu [Piscis] y representa la relación de ambos [materia y espíritu], después que se han unido originalmente en Aries." (...)


El eje zodiacal implicado en la luna llena del mes anterior (Leo/Acuario), junto con el eje que hoy nos convoca en la actual luna llena (Virgo/Piscis), son de particular importancia en el presente período mundial, pues por el movimiento de precesión equinoccial[1], estamos pasando del eón o era de Piscis al eón o era de Acuario.

Les pido que me acompañen en esta meditación mensual para tratar juntos de comprender qué hemos incorporado a nuestra conciencia del eón de Piscis /Virgo, y qué no, qué ha quedado por fuera de ella. Es realmente importante hacernos de un espacio para observar estas cuestiones, pues todo lo "no comprendido" hace destino, insiste y repite en nuestras vidas, buscando ser integrado a la conciencia.

La pregunta entonces, es: ¿Ha quedado algo importante y decisivo por fuera de la conciencia, vinculado al eje saliente Piscis/Virgo? Si es así, quedará pendiente en nuestra Psique como esas materias que "nos llevamos a Marzo". Y al igual que sucede con las materias previas, en algún momento tendremos que rendirlas.

Habrán notado que utilizo la palabra "eón". Lo hago con toda intención, aunque para nosotros sea más familiar la palabra "era". Esto es porque a lo largo del artículo, retomaré una reflexión de Jung desarrollada en su libro Aión ("eón" en griego), en la cual específicamente se refiere a la "era - eón" de Piscis, y al desafío psicológico colectivo que implica para la humanidad el ingreso al "eón"  de Acuario.


Eje Acuario /Leo

He venido haciendo énfasis en prestar atención en cada Luna llena a todo el eje zodiacal, y no meramente al signo correspondiente; porque siempre que un polo resuena, el otro estará presente resonando también a modo compensador (en sombra). Quiero decir, si hay una determinada función simbólica que está buscando ser integrada a la conciencia, esto simultáneamente irá acompañado por la función simbólica complementaria que se ubicará compensando a aquélla pero en niveles inconscientes (y que por lo tanto será proyectada en losvínculos),de modo que aparecerá privilegiadamente como destino vincular.

Por ejemplo, el mes pasado, cuando me refería al eje Acuario/Leo, remarcaba que si lo que busca el "eón de Acuario que se  viene desplegando", es el despertar una conciencia grupal (en el artículo me refería a la importancia del afianzamiento y consolidación de una opinión pública participativa y madura como una manifestación acuariana consciente); su contraparte leonina (que estará resonando como polo complementario) podrá avanzar hacia la manifestación compensatoria de la Psique colectiva con el surgimiento de líderes positivos que oficien de portavoces de esos grupos "autoconscientes" (Acuario).

Pero, si como colectivo humano, no vamos acompañando este trabajo psicológico de ir concientizando (es decir, si no vamos integrando a la conciencia, en nuestro proceso de individuación colectivo) las nuevas notas que resuenan con Acuario, las funciones arquetípicas del eje correspondiente, se manifestarán de modo descompensado, anárquico y sombrío: Un Acuario que no se va concientizando puede funcionar como un colectivo organizado pero ciego (y no como grupos autoconscientes y responsables), que responderá mecánicamente a la función compensadora automática de Leo, el cual puede arremeter de modo sombrío desde el inconsciente[2] con la aparición de fuertes personalidades autoritarias (líderes negativos) que buscarán imponer su poder sobre esos colectivos organizados.

Del mismo modo, ya que estamos atravesando una transición (en el período actual aún resuena el eje saliente de Piscis /Virgo, a la vez que comienza a alborear el eón acuariano), me interesa en esta Luna llena que exploremos qué hemos ido integrando en nuestra conciencia de la función simbólica psiciana, y qué ha sucedido con la manifestación virginiana complementaria durante los últimos 2000 años.


Eón de Piscis /Virgo

Jung en su libro Aión plantea la pregunta de cómo hemos venido "sintonizando", en niveles colectivos, con la nota clave pisciana. Antes de enlazarlo con la meditación para la luna llena de Virgo explicaré la diferencia de matices entre "era" y "eón".

La palabra eón tiene usos múltiples. "Eón" deriva del griego antiguo Aιων (Aión), y significa "una eternidad", en el sentido de un ciclo completo e indefinido de tiempo.

En geología, por ejemplo, se usa la palabra eón para referirse a una división mayor de tiempo en la historia de la Tierra -desde el punto de vista geológico y paleontológico-. El eón, entonces para los geólogos, marca la finalización y el inicio de otro eón que lo sucede. Este cambio de eón estará indicando una transición fundamental en la historia de los organismos vivos.

En otro contexto de aplicación, encontramos un uso mitológico / simbólico de esta palabra. En gnosticismo[3], por ejemplo, un eón no se refiere meramente a un período de tiempo con determinada duración. Aquí el énfasis está puesto en el hecho de que un eón se refiere a un ciclo de tiempo que está dotado y es vehículo de expresión, de ciertas inteligencias o entidades divinas emanadas de la Divinidad Suprema.

Los eones, por lo tanto, desde esta perspectiva mítico - simbólica, además de indicar un determinado ciclo temporal, aluden también un tiempo cualificado por ciertas entidades vivientes: Podemos pensar a los eones, entonces, como "tiempos o edades vivientes".

Cada eón, estará dispuesto en una determinada jerarquía que va desde lo espiritual y llega hasta lo material. En el cristianismo tradicional, por otra parte, también los ángeles y arcángeles ofician de eones al cuidado de los cielos y de los diferentes lugares en el espacio.

Como se darán cuenta, desde esta perspectiva, un  eón simboliza una duración espacio -temporal, e involucra una "sustancia viviente,  activa y condicionante". Cuando en este contexto mítico simbólico hablamos de "espacio temporal", al espacio y al tiempo se los ve como dotados de vida, una vida que está cualificada por las resonancias arquetípicas del eón al cual se hace referencia (en este caso, el eón de Piscis)

 Jung utilizó la palabra "eón" en este último sentido, privilegiando su alcance mítico/simbólico porque estaba interesado en las correlaciones sincronísticas entre las eras/eones y la psique colectiva. Es en esta dirección y con este alcance que nos referiremos al eón de Piscis /Virgo en el presente artículo. Desde esta mirada, hay una asimilación entre la era astrológica y el "espíritu" del eón correspondiente.

Señala Jung en el mencionado libro que durante la primera mitad del eón de Piscis, se dio una identificación -especialmente favorecida por el cristianismo "oficial"- con el aspecto "espíritu", la cual se vio acompañada a su vez, con una descalificación del aspecto complementario "sustancia  o materia".

Es decir, en la psique colectiva hubo dificultad para sostener esta dualidad y consecuentemente el movimiento dialéctico con síntesis progresivas en niveles crecientes, propios de toda dualidad.

Jung específicamente se refiere a la dualidad que está presente en el mismo simbolismo del pez, pues, Piscis es representado con dos peces entrelazados, cada uno de los cuales mira en sentido opuesto al de su compañero.

En el artículo actual, me interesa enfatizar que considero como la verdadera dificultad no sólo el no sostener la paradoja inherente a Piscis, sino fundamentalmente el no tolerar la tensión que propone el eje Piscis /Virgo. Los astrólogos sabemos que la oposición es el aspecto que implica la máxima distancia para la Pisque, de aquí la dificultad en su integración.

 Así es que en el caso del eón de Piscis / Virgo, como Humanidad, respondimos, "eligiendo" disociadamente al lado pisciano, y desconociendo el lado virginiano. Dejamos de lado, relegado en las sombras, un aspecto fundamental de este eón viviente: Los castramos, como si hubiéramos dividido su ser.


Elegimos Pisis Rechazamos Virgo
Espíritu Matter - Materia
Alma Cuerpo
Principio Luminoso Principio Oscuro
Principio Activo, intrusivo Principio receptivo
Lógica masculina Lógica femenina

Esta elección, decíamos relegó a la función simbólica virginiana a la sombra. La prueba más evidente de esto es el tipo de vínculo que existe con lo femenino en el cristianismo oficial: se ve a la mujer como Virgen o como "la tentadora hacia el mal", sin escalas intermedias. En psicología, también sabemos que toda proyección implica siempre una idealización: por elevación  o por desvalorización. Sólo el arduo trabajo de ir integrando poco a poco los contenidos proyectados, es lo que permite humanizar la función implicada, es decir, ir aceptando los límites, "la falta" -diría Lacan-.



Confrontación con la Sombra de Virgo: el "enojo del Eón"

En la primera parte del artículo, abordamos a Virgo como un símbolo de la sustancia viva, y en tanto viviente, sujeta a cambios alquímicos, a maduración (estadios representados en Eva, Isis, y María). Acompañar con la conciencia esta transmutación alquímica en la sustancia sólo es posible si le damos "entidad" a la sustancia, si realmente la vivimos como portadora de vida.

Al disociar al eje, escindimos al "espíritu" de la "materia", y despojamos de sustancia al espíritu. Cae así la posibilidad de percibir a la naturaleza como dotada con vida, y con presencia de hálito (Hateva), el Aliento omnipresente.

La sustancia, queda convertida en sustancia inerte, pierde su carácter de entidad viviente, y necesariamente pasa a ser cosificada, "ninguneada", diríamos hoy. Efectivamente, hemos perdido el sentido de la Vida como sagrada.

Esto -la sustancia, su oscuridad tentadora y lo femenino- que fue relegado a la sombra, como "indigno de ser o de disponer un lugar por derecho propio", buscará compulsivamente por movimiento compensador  propio de la Psique, hacerse de un lugar propio.

Digo "compulsivamente" porque no es lo mismo para la Psique, la escisión tajante de estos aspectos perturbadores, que el trabajo de ir integrando la sombra a la conciencia, de modo paciente y arduo, tolerando tensiones psíquicas junto con la dramaticidad y el conflicto moral inherentes a tal afrontamiento

El último caso, remite a un proceso de individuación saludable.

El primero, es indicador de atascamientos e inhibiciones en el mismo, que siempre desembocan en movimientos re reacomodación mucho más bruscos y con secuelas "colaterales".

¿Qué nos pasó al desapropiar a la materia de su carácter viviente, y el idealizar al otro polo de modo unívoco? ¿Qué destino vincular atrajimos hacia nosotros?

Presenciamos hoy un avance desmadrado y compulsivo de un materialismo a ultranza, una actitud de lo femenino en franca competencia -no en colaboración complementaria- con lo masculino y hasta con una actitud de desvalorización del mismo. Presenciamos un vacío espiritual, una ciencia sin alma, y un desarrollo desenfrenado  y con fines inconfesables de lo tecnológico. ¿No sentimos nuestras existencias cada vez más "tecnologizadas y robotizadas? ¿No nos lleva la tremenda presión de la rueda de la existencia a un ir rodando desenfrenado y mecánico que nos enajena día a día cada vez más?

La mecanización, los controles crecientes y asfixiantes, el ver la vida como una gran maquinaria exigente de la cual no podemos "zafar"... todo eso, es la expresión compulsiva y oscura de Virgo.

Esto es lo que en psicología junguiana se denomina compensación enantiodrómica. ¿Se observa la gran diferencia que existe entre el movimiento dialéctico de los opuestos complementarios? Éste puede ser difícil, tenso, y hasta dramático, pero siempre termina encontrando un cauce más abundante que integra a la dualidad en una nueva totalidad que la resuelve.

En cambio, las compensaciones mecánicas que advienen por el propio peso de las circunstancias, alivian momentáneamente la tensión, pero eternizan la oscilación pendular hasta que nos determinemos a resolverla.

Aún estamos transitando el eje Piscis/Virgo (Neptuno, regente de Piscis, pronto entrará a su signo regente). ¿Aprovecharemos la oportunidad?

Virgo en su cara luminosa nos propone la redención alquímica de la materia a través de un pequeño y humilde gesto: Virgo aguarda pacientemente a que nos demos cuenta que nuestros pies (Piscis) se apoyan sobre la Tierra (Virgo).¿Qué sería de nosotros sin ella?

Les propongo en esta luna llena unirnos desde el corazón en actitud de sincero agradecimiento a la gran Madre por lo que constantemente nos ofrece.Pidámosle que nos oriente hacia un vínculo más sabio y empático con ella.

Cierro con la frase de Bailey: "Virgo es el polo opuesto del espíritu [Piscis] y representa la relación de ambos [materia y espíritu], después que se han unido originalmente en Aries." (...)




[1] La precesión de los equinoccios es el desplazamiento con retrogradación ("hacia atrás") del polo norte celeste, que va describiendo un círculo completo alrededor del polo norte de la eclíptica. El ciclo completo tiene un período de 25 780 años. Este desplazamiento es debido al movimiento "hacia atrás" del eje terrestre, causado por diversas influencias  gravitacionales sobre la Tierra.

[2] En psicología junguiana esto se denomina "compensación enantiodrómica".

[3] Se suele denominar "gnósticos" a  cristianos primitivos que adherían a doctrinas sincréticas, las cuales incluían tradiciones egipcias, griegas (especialmente platónicas) y cristianas. Hay distintas doctrinas gnósticas. El factor común que las conecta es que todas se ocupan del conocimiento ("gnosis") de sí y del cosmos en un sentido vivencial y metafísico.

Cito: Sentido de la palabra Gnosis (...)  "La concepción de la presencia en el hombre de una chispa divina, que proviene del mundo divino, que ha caído a este mundo sometido al destino, al nacimiento y a la muerte, y que tiene que ser despertada por la contraparte divina del Yo para ser finalmente reintegrada". Extr. de "El Evangelio de Judas". Comentarios de J. Montserrat Torrents. Edit. Edad.

Luna Llena de Virgo - Parte 1

Introducción

Los invito hoy, a que me acompañen en la meditación mensual de Luna Llena. Esta semana, girará en torno a la luna llena de Virgo.

Preparémonos, entonces, a disponer de un ámbito tranquilo, íntimo, calmo y de recogimiento, el cual nos invite a abrirnos a este viaje de exploración simbólico, macro y microcósmico.

Alice Bailey, hace algunos enunciados llamativos en relación a este signo.

                 "Virgo es el signo más significativo del zodíaco porque su simbología concierne a la meta del proceso evolutivo."

Esta afirmación impacta al leerla, si lo hacemos desde una actitud ingenua o desprevenida, pues Virgo se relaciona con la materia. La misma forma de su símbolo zodiacal lleva inscripta en él, la "m" de materia.

Tradicionalmente, cuando se habla de "meta del proceso evolutivo", se hace referencia al espíritu y no a la materia. Solemos decir esa persona es muy "espiritual" como un calificativo positivo, y por el contrario, cuando nos referimos a alguien como "muy materialista", lo hacemos como una descalificación, o dándole un sentido peyorativo a la valoración.

Sin embargo, A. Bailey en esto es directa y asertiva. Cuando se refiere a Virgo, un signo de Tierra y relacionado con la materia, afirma: "es el más significativo del zodíaco porque su simbología concierne a la meta del proceso evolutivo[1]".Es decir, usando términos de la psicología actual, Virgo pliega en su simbolismo y en su propósito el objetivo del Proceso de Individuación[2].

¿Qué implicará esto?

Dejemos abierta la pregunta para que vaya generando ese espacio meditativo del que tanto hablamos en otras ocasiones.

Otra afirmación del texto de A.  Bailey señala:

                 "Virgo representa  la síntesis de los tres aspectos femeninos: Eva, Isis y María".

Como decíamos arriba, si observamos el símbolo de este signo, notaremos que representa a una "m" que tiene una línea final como vuelta hacia sí misma. Es la "eme" de "Matter", madre, materia, como el mismo símbolo femenino de la Virgen también lo indica. 

Además, la frase alude a una materia con una triple potencialidad femenina, representada en Eva, Isis y María. A. Bailey sugiere que esta triplicidad femenina se corresponde con tres estados diferentes de despliegue-maduración de la materia.

Claro, para aceptar este enunciado, tendríamos que aceptar a la materia como viviente[3], es decir, tendríamos que tener una posición hilozoísta: considerar -como lo han hecho tantas culturas- que en el Universo todo está vivo[4], incluso hylé (del griego, materia primordial, e indeterminada).

Si aceptamos a la materia como viviente, entonces, la dualidad espíritu /materia, constituirá una unidad en la cual, al espíritu, lo ubicaremos en un extremo de la misma como puro Ser y propósito; y en el otro extremo, ubicaremos a la materia, como la sustancia que hará de sostén de manifestación al Ser, e irá reflejando progresivamente el propósito del espíritu. Desde este abordaje complementario de espíritu/materia, no existe la materia sin espíritu (por poco que éste se refleje en la misma), ni espíritu sin materia.

Asimismo, si aceptamos una materia viviente, queda instalada necesariamente la posibilidad de su desarrollo y de su maduración. Éste es el tema abordado por los alquimistas de todos los tiempos. El Opus alquímico, consiste, precisamente en acompañar, concientizándolo, atentamente este proceso. El mismo, es inherente a toda la materia, tanto la humana como la cósmica.  Involucra un pasaje progresivo desde un estado más primitivo y ciego de la misma  mediante su transmutación, hacia otros estados en que la materia llegará a albergar -e incluso fructificará- al Lapis Philosoforun, representado éste en la figura del Cristos (o sus equivalentes en otros sistemas religiosos, el Mesías, el Iman Mahdi): Esta es "la meta del proceso evolutivo", citando a A. Bailey : la transmutación de la sustancia (Virgen María) hasta un punto en que vehiculice el mismísimo Principio - Propósito Viviente.

Virgo, condensa, entonces, el simbolismo de tres estadios madurativos y alquímicos de nuestra constitución humana y cósmica -insisto-, que estarán representados metafóricamente en la progresiva transmutación del aspecto sustancia en Eva, Isis, y María.

   Eva, en nuestra tradición occidental, representa la figura femenina que tienta a  probar lo prohibido, a la desobediencia y al pecado... pero también, a ese acto inaugural sin el cual no nos hubiéramos convertido en seres humanos con posibilidad de autoconciencia, de libre albedrío y su correlato, la asunción de las responsabilidades por nuestros actos.

   Isis, en la mitología egipcia, representa a la viuda desesperada que vaga buscando reunir los restos de su esposo, Osiris, (símbolo del  principio integrador y religador de la individualidad más esencial), quien había sido mutilado, fragmentado, despedazado por su oscuro hermano, Seth (representante de las fuerzas anárquicas aún no ligadas, no integradas a la conciencia que desafían la integridad y por lo tanto, amenazan la salud psicoespiritual).

Amorosamente, Isis -recorriendo todo el país- va reuniendo los distintos fragmentos de Osiris, a excepción del falo -que había sido comido por oxirrinco un pez que respondía a Seth.  Isis con su poderosa magia logra insuflar nueva vida al cadáver momificado de Osiris, quedando embarazada de él. Así es como nace Horus. Osiris resurrecto pierde el falo físico. Pero resurge con una nueva potencia generadora: La segunda creación implica una acción fálica proveniente de una dimensión trascendente.

           María, en el mito cristiano, simboliza a esa figura pura, quien alberga en su vientre a un niño muy especial, concibiendo a Cristo sin unión sexual. Como físicamente es imposible concebir el nacimiento  de un niño sin una unión femenino - masculina, evidentemente la afirmación del nacimiento de Cristo "sin pecado concebido" tiene que aludir a otro tipo de nacimiento que no se refiera meramente al físico. Observemos a esta altura, que a Osiris se lo considera un dios de resurrección (porque después de muerto, y gracias a los oficios restauradores y curadores de Isis, Osiris vuelve a la vida y da nacimiento a un hijo de un modo extraordinario). Del mismo modo, Cristo, después de haber estado muerto tres días, renace con un Cuerpo de Gloria, y esto celebramos en las Pascuas cristianas, la resurrección de Cristo, en su  "Veste o Cuerpo de Luz".


Evidentemente el gran misterio en estos mitos religiosos es el rol de lo femenino. ¿Qué estarán simbolizando?

  En síntesis, en esta primera parte del artículo hemos abordado la profunda conexión de Virgo con la "sustancia viviente" en los distintos alcances de su espectro de manifestación, y cómo este signo nos propone un casamiento entre una energía masculina in abscóndito, y un aspecto femenino - receptivo, la sustancia o materia, con sus múltiples velos.

La materia, primero esconderá entre sus vestiduras para protegerlo, a la resultante de este matrimonio, el germen engendrado. Luego, progresivamente se irá despojando de sus múltiples velos para permitir la revelación del mismo.



Este tema lo abordamos en el actual artículo , en el carácter triple femenino, presente en el símbolo de Virgo – a través de:

Eva: Arquetipo del aspecto femenino carnal, que se une físicamente con lo masculino. Generación física: la sustancia como vestidura física.Representa la inmersión del espíritu en el mundo de la materia.
Isis: Arquetipo de lo femenino espiritual, unión trascendente. Emergencia de la conciencia intuitiva: la sustancia como vestidura o cuerpo sutil, -el alma- oficiando de vehículo  o puente al espíritu. Representa la función reunificadora, inspiradora y sanadora del ánima (aspecto femenino)
María: Arquetipo de la Gran Madre (Colectiva) que da nacimiento y revelación al Cristos, el "Gran Hijo". Se corresponde con la encarnación de la "imago Dei" en el Proceso de Individuación. Representa la cualidad redentora (de las fuerzas caóticas indiferenciadas y no integradas a la conciencia, cotidianamente denominadas "el mal") y vehiculizadora de un principio oculto trascendente.
La diferencia entre Isis y María -en este contexto- es más de énfasis que cualitativa. Aquí Isis referencia y remarca el carácter relacional y vinculante, unitivo, característico del ánima (recordemos la reunificación del Osiris despedazado). Es en este sentido que Jung ubica al ánima del lado de Eros, como esa capacidad de cohesión (y por lo tanto de curación) en la dimensión vincular. La figura de María, en cambio, enfatiza la presencia de la resurrección, de la renovación vital, de la cualidad femenina portadora de la fuerza y el propósito espiritual que brinda a la sustancia el carácter de incorruptibilidad, meta de todo alquimista.


Uno de los aspectos femeninos, el de Eva,  expulsa de un paraíso en el cual vivían la pareja originaria, pero sin conciencia de sí.

Los otros dos aspectos femeninos, el de Isis y el de María,  posibilitan el regreso a un estado de inmortalidad y gloria, pera habiendo pasado por la experiencia de la fragmentación (símbolo de la corruptibilidad y enfermedad psicológica) hacia una de reunificación -con Isis-, y de salvación  y divinización -con María- (símbolo renacimiento a un estado nuevo psicoespiritual). En esta línea de reflexiones, les comento que Jung, consideraba relevante la divinización de María que hizo la Iglesia Católica en 1950. Como venimos de una tradición patriarcal, Jung consideraba al hecho de divinizar la función femenina, como muy positivo, por el efecto balanceador y compensador potencial para la Psique Colectiva: Implica un reconocimiento simbólico -aunque tácito- de que la sustancia y lo femenino hunden sus raíces en lo trascendente, y por lo tanto representan funciones tan sagradas como la del espíritu y lo masculino.

Éste es el mensaje que la función arquetípica de Virgo tiene para darnos.

Mercurio, el planeta regente de Virgo, conecta a este signo con Escorpio[7], y también con Aries[8]. Aquí aparece la triple función de Mercurio, como propiedad transmutadora en sí (Virgo), como función intuitivo- búdica conectora entre "arriba" y "abajo" (Escorpio), y en tanto hermafrodita, relacionado a Aries, pues en este signo hay un casamiento inicial (que pone en marcha la rueda cíclica del devenir) entre espíritu y materia.

El Mercurio de los alquimistas no es Mercurio vulgar, afirman éstos. Justamente los alquimistas quieren mostrarnos que cuando hablan del Mercurio no se refieren meramente al metal, sino a una capacidad de transmutación, la cual es inherente a la sustancia misma, en tanto ésta es viviente.

Esta capacidad transmutadora está representada en los tres estadios de modificación de la materia simbolizados por Eva, Isis y María, los cuales acompañan a tres momentos de despertar de la conciencia que en la literatura religiosa tradicional referiríamos como la conciencia cerebral (Eva), la formación del puente entre el cuerpo y  el espíritu -el alma- (Isis), y finalmente la revelación de la divinidad (María).

En la psicología junguiana, estos tres momentos de maduración/transmutación progresiva de la sustancia, se vinculan a tres momentos del proceso de individuación (o transmutación/ maduración propia de la psique).

Si bien éste es un proceso psíquico espontáneo y autónomo, no obstante, puede verse impedido, o inhibido. Requiere de mucha paciencia, y de un acompañamiento cuidadoso de la gestación del mismo, tal como la virgen acompaña paso a paso la gestación del niño sagrado interno.

Estos tres momentos que representan simbólicamente la triplicidad de Virgo y de Mercurio, su regente, se relacionan en el proceso de individuación con:

Un momento inicial que está orientado hacia el conocimiento de la realidad externa, y que es acompañado por la configuración del yo, y la diferenciación de la función principal. Este estadio correspondería a Eva.
El segundo momento vinculado a Isis, conduce a una apertura progresiva hacia los mundos internos, direcciona a la conciencia hacia un profundo conocimiento de sí mismo. Implica un arduo y laborioso opus alquímico en el cual hay que enfrentar la sombra, a riesgo de verse despedazado como Osiris, así como integrar el ánima (casamiento espiritual entre Osiris e Isis).
El tercer momento culminante -vinculado a María-, conduce a la confrontación entre la conciencia y el arquetipo de totalidad (Selbst).
¡Tremendo simbolismo envuelto en el aparentemente tranquilo signo de Virgo!

Tal vez, ahora podamos atisbar algo de lo que involucra la críptica frase de a. Bailey para este signo: "Virgo es el signo más significativo del zodíaco porque su simbología concierne a la meta del proceso evolutivo."







[1] O, en rigor, "proceso invlutivo/evolutivo", ya que todo despliegue es cíclico y helicoidal.

[2] Y también de la "encarnatio Dei".

[3] Siendo aquí, la "materia", la "piel o pieles", las envolturas, las vestiduras, el velo de lo Desconocido, el cual se expresa a través de las mismas.

[4] En kabalá, "La Naturaleza", se dice "Hateva", la letra Hei, representa al Aliento Divino. Es decir, Hateva, la Naturaleza, contiene el Aliento divino. Asimismo, el valor numérico  de "Hateva" es 86, el mismo valor que uno de los nombres de la Deidad -Elohim-. En Kabalá, cuando dos palabras tienen el mismo valor numérico, están profundamente vinculadas entre sí. De modo que la Kabalá enseña que la divinidad se expresa en toda la Naturaleza.

[5] La precesión de los equinoccios es el desplazamiento con retrogradación ("hacia atrás") del polo norte celeste, que va describiendo un círculo completo alrededor del polo norte de la eclíptica .El ciclo completo tiene un período de 25 780 años. Este desplazamiento es debido al movimiento "hacia atrás" del eje terrestre, causado por diversas influencias  gravitacionales sobre la Tierra.

[6] Se suele denominar "gnósticos" a los cristianos primitivos

[7] Como regente Jerárquico.

[8] Como regente esotérico.