(Continuación)
Patricia Fernández Acosta Ordóñez
Desafíos que presenta la actual transición entre Eras
2) Factores en sombra de la
era entrante (Acuario):
- La sombra de Acuario y de Urano en sí.
Tengamos antes
que nada presente que Acuario es un signo de Aire, por lo tanto, desde un punto
de vista anímico, se relaciona privilegiadamente con la función reflexiva y la
actividad mental. Recordemos, asimismo, que su regente exotérico, Urano, es en
mitología greco-romana el Dios del Cielo, Creador de todo el Universo. En este
sentido, Urano simboliza la Mente Cósmica. Esta era, por lo tanto, estimulará
la polarización mental en los seres humanos. Desde una perspectiva sombría, es
decir, cuando el arquetipo no logra integrarse a la conciencia suficientmente y
se expresa de modo indiferenciado, compulsivo y masivo, podremos esperar mentes
gélidas como nunca antes ha acontecido en la historia de la humanidad. Tal vez,
la 2°
Guerra Mundial haya sido una manifestación temprana de la frialdad de una mente
desconectada del sentir, como fue el caso del Führer alemán, quien era un
uraniano (Sol en Tauro,Urano en 12°). Aquí vemos un ejemplo de la necesidad de
integrar la amorosidad pisciana (talento de la era saliente), con la
inteligencia creativa acuariana (rasgo de la era entrante). No olvidemos que en
la Mitología grecolatina, Urano, el Dios del Cielo, retenía a sus hijos en el
seno de Gea, su esposa, por considerarlos imperfectos. De modo que en su
manifestación sombría- compulsiva-indiferenciada, este arquetipo uraniano constelado,
no duda en destruir si las cosas no salen de acuerdo a su criterio. La mayoría
de los griegos consideraban que Urano venía del Caos y que trajo a la luz al
Cosmos (Orden y Belleza). En la era de Acuario, estaremos atravesando la franja
entre una posibilidad y la otra. ¿Elegiremos el retorno al Caos o dar
nacimiento al Orden y la Belleza?
- La tensión entre las energías transpersonales y la función personal.
Es frecuente en la actualidad, un malentendido en la relación
'dimensión personal- dimensión transpersonal'. Considero que el mismo emerge de
identificar 'dimensión personal' con 'ego'. El tema del 'yo' es amplísimo y hay
numerosos tratados filosóficos y religiosos, así como psicológicos, en derredor
del mismo. Sin embargo, resumiendo, si se me permite, todas las corrientes
psicológicas y filosófico-religiosas coinciden en considerar al narcisismo como
una patología. Y como ejemplo tomemos el mito de Narciso, quien enamorado de su
propia imagen reflejada en el agua, muere ahogado cuando al intentar abrazarla,
se tira al estanque. El siglo XX y lo que ha transcurrido del siglo XXI serán
recordados, entre otros temas, como un período de extensión colectiva del
narcisismo. Este fenómeno es tan antiguo como el hombre; ya en la antigua Roma
aparecen los Césares y Nerones. Sin embargo, era uno aquí, otro allá, 'raras
avis', pues eran infrecuentes las 'Personalidades' integradas como una
organización funcional compleja. La humanidad ha ido madurando, y con ello, ha
aparecido el fenómeno masivo de 'Personalidades' que se distinguen y
diferencian unas de otras. Dejaron de ser 'raras avis' y hoy son legión.
Vivimos -como nunca antes- una época en la cual se difunde el culto al
narcisismo.
Como contracara, las diferentes corrientes transpersonales de psicología,
nos proponen, siguiendo desarrollos previos de filosofías orientales, la
apertura a dimensiones impersonales de la realidad, como la oportunidad para
trascender este mal que nos puede matar como muestra el mito de Narciso.
Nadie discute que el peligro de auto aniquilación como
especie, por narcisismo sobreextendido es hoy un desafío con 'D' mayúscula. Sin
embargo, la falta de comprensión del sentido funcional de la dimensión personal
-distinguiéndola del ego-, es decir, la falta de comprensión de lo necesario de
una dimensión personal como un factor constitutivo de la condición
humana; sumado a la promoción indiscriminada de una apertura a lo
impersonal, pueden también llevarnos al Caos, a la enfermedad (locura) y a la
muerte. Tal vez escriba un artículo exclusivamente desarrollando este tema por
la importancia que veo en la clínica psicológica de los efectos peligrosos
(disgregadores de la unidad psíquica) que aparecen cuando desde el ego se busca
trascenderlo (contradictoriamente, obvio), con técnicas de anulación y remoción
de la 'máscara'. Como digo, esto merece ser tratado apartadamente, me
alcanza hoy con solicitarles que reflexionen si 'dimensión personal' y 'ego'
(como máscara) son sinónimos, o existe una diferencia entre ambos. Si así es,
debemos preguntarnos cuál es la función de una dimensión personal
saludablemente desarrollada. Tal vez ésta sea, como lo proponían Brentano, Jung
o Assagioli, operar a modo de 'faro que va integrando y conscientizando nuevos
sentidos y percepciones provenientes de más allá, desde dimensiones
transpersonales'. Ya Jung nos ha alertado acerca del peligro existente
hoy como nunca antes, de abrirnos indiscriminadamente a las Aguas Matriciales
del Inconsciente Colectivo. Le ha llevado miles de años desarrollarse a la
conciencia humana, abrirse camino frente a la oscuridad de un Inconsciente
indiferenciado. Enfrentamos un peligro serio de zambullirnos temerariamente en
la dimensión transpersonal -a la cual miramos de modo romántico como una tabla
salvadora de todos nuestros males- sin tener como eje que nos sostenga en la
cordura (en la razón y en el corazón), a la dimensión personal, por confundir a
ésta con el ego... El desafío de esta era consiste en aprender a articular la
dimensión personal con la transpersonal, para que la primera haga de vehículo a
la segunda. Ésta es la tensión existente entre Urano y el Sol, hablando desde
el eje astrológico Acuario/Leo.
- Una percepción oscura del eje Acuario/ Leo:
Leo: Este punto se vincula al anterior, pero aquí quisiera
señalar los modismos preferenciales de expresión narcisista, considerando al
eje citado.
Leo, signo regido por el Sol, la estrella central de nuestro
sistema, puede remitirnos a resonar con su cara oscura: creernos y sentirnos el
ombligo del mundo. Aquí, el Sol como sombra, nos remite a la máscara, a
la identificación con la imagen que nos devuelve el espejo, lo que éste nos
muestra, lo evidente. Como vemos, este registro privilegia lo fenoménico
y no el sentido subyacente detrás de lo que se ve. Desde esta manifestación
oscura, 'somos lo que vemos y mostramos'. Cuando la energía vital (libido) queda
retenida en la superficie, lleva a una existencia que valora la cáscara y
desecha al fruto. Conduce, asimismo al predominio de lo visual como sentido
privilegiado. De aquí, que el culto a la imagen y la asimilación de una 'bella
y proporcionada imagen' con todo aquello que consideramos deseable y bueno
-como la salud, la espiritualidad, la bondad, etc.- nos conduzca a vivir
decodificando mecánicamente la siguiente ecuación falsa: "Si es lindo o
linda, si es delgado o delgada, si sonríe siempre... es bueno o buena, es
saludable, y espiritual". En este registro sombrío del eje Acuario/Leo, la
imagen lo es todo. Los asesores de imagen, los coachs, los entrenadores
físicos, los centros estéticos, están fundamentalmente encaminados al impacto
que causa 'una buena imagen' en el otro. Sonrisas relucientes y juventud eterna
nos acercan al Mundo Feliz de Aldous Huxley. Ésta es la cara oscura de Leo, a
la cual se suma que cada uno anhela ser centro de atención, reconocimiento y
mirada. En una palabra, lo que nuestra cultura actual denomina 'éxito'. El
enorme problema de esta situación, es que ningún sistema se constituye sólo con
'Figuras' que destaquen y sin elementos que hagan de 'Fondo'. Una cultura que
sólo hace culto a las 'Figuras', y devalua la función del 'Fondo' (al cual se
lo asocia con 'falta de méritos', 'mediocridad', 'ausencia de ambición para
brillar',etc.) está condenada a un final estruendoso por colisión entre
egos.
Acuario: el egocentrismo leonino, (expresión sombría opuesta
a la manifestación luminosa de este signo, de las individualidades en contacto
con el centro espiritual de su naturaleza), se acompaña con las expresiones
acuarianas sombrías.
En este caso, el narcisista buscará destacarse mediante la
excentricidad (típicamente acuariana), el sentimiento imaginario de ser
creadores e innovadores singulares. Aquí la inflación del ego lleva a competir
en lugar de colaborar; ansiar para sí en lugar de compartir; sentirse creativos
elegidos y destacados, en lugar de percibir la red subyacente que sostiene todo
acto creativo. "Creatividad no personal, colaboración, capacidad para
compartir, percepción de red integrada e interactuante" son las
expresiones luminosas de Acuario. Éstas las abordaremos en el próximo artículo
cuando desarrollemos las oportunidades que nos brinda la nueva era ingresante.
Ojalá este artículo los estimule a seguir relacionando lo
leído con situaciones y circunstancias actuales, para que entre todos podamos
acompañarlas,viendo el sentido detrás de las mismas y así concientizando las
nuevas energías entrantes.
Un abrazo fraterno, Patricia.
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