por Adolfo y Patricia Ordóñez
Una poderosa energía Crística de Amor está encarnando en la Tierra. Está abriéndose camino a pasos agigantados. Sin embargo, esta luminosidad amorosa sin precedentes, genera reacciones de miedo, y oscuridad narcisista, por parte de muchas personalidades encarnadas. El miedo al cambio es una conducta habitual de la dimensión humana más básica. Y esta nueva energía de apertura cardíaca implica dejar atrás de modo irrevocable, la modalidad vincular de apropiación y destructiva que caracterizó a nuestra especie. Lo que viene no tiene precedentes, pero es Bueno y Santo.
1. La cara externa: Tradición y
leyenda de Wesak
Todos los años, durante la luna llena de Tauro, tiene lugar en Oriente, una
importante y sagrada ceremonia de bendición al planeta Tierra, proveniente de Fuentes espirituales muy elevadas.
La misma se lleva a cabo -en gran medida en niveles internos, pero también-
físicamente, en el Tíbet, en un valle en los Himalayas, al cual van llegando
peregrinos de diferentes lugares, estratos sociales y religiones.
Cuenta la historia que ese ancho valle rocoso en los Himalayas, está
rodeado por montañas de todos los lados, excepto hacia el noreste en donde hay
una abertura, un camino, que adopta la forma de un cuello de botella, a los pies de la montaña sagrada Kailash. Curiosamente este monte nunca
ha sido escalado, y de él surgen cuatro ríos sagrados, entre otros el Ganges y
el Brahmaputra.
Para la fecha de Wesak, los viajeros van acercándose y reuniéndose,
aguardando expectantes el momento exacto de la Luna Llena.
Preparándose para la ceremonia, van entonando cánticos y mántrams [1]. A medida que se
acerca el evento, va creciendo en la atmósfera un espíritu de consagración y
paz.
Narra la tradición que en el instante exacto de la Luna Llena, el señor Buda
–cuyo nombre significa “el iluminado, el
que despertó”-, se “proyecta” espiritualmente a la Tierra, para bendecir al
mundo, transmitiendo la ansiada y necesaria Energía Espiritual de Renovación
anual.
El clímax de la ceremonia dura ocho minutos, desde la primera aparición
distante del Buda, el cual se acerca hasta establecer contacto, para luego volver a alejarse hasta su repliegue
final, regresando al lugar elevado desde
el cual provino y desde el que Trabaja, en espera de la liberación de cada ser
humano, hasta el último de ellos.
Hasta aquí, la historia conocida de esta ceremonia, considerada sagrada
para la comunidad budista, hinduista, y para otras religiones de Oriente.
2.
Qué se
conmemora en Wesak
Wesak es el festival más importante del budismo. Durante el mismo se
celebra la iluminación de Siddhartha Gautama, la cual según narra la leyenda, ocurrió una noche de
luna llena de Tauro en el año 542 a.C. A partir de ese momento, lo llamaron Buddha,
el despierto, el iluminado.
De modo que en Wesak los budistas
conmemoran el día en que Siddhartha Gautama se liberó de los condicionamientos y
de las limitaciones del samsara [2]. Debido a samsara los seres humanos estamos atados al deseo de devenir en la existencia, hasta que comprendamos la
ilusoriedad del ego, y por lo tanto, que las diferenciaciones y las
identificaciones son en última instancia, las causas de todos los sufrimientos
y de todo el dolor.
Hay diferentes corrientes budistas. Este hecho da lugar a diferentes modos
de celebración de la ceremonia en distintos lugares del mundo. Algunos
encienden velas, otros recitan cánticos, otros se reúnen y asisten a
conferencias o reflexiones que giran en torno al tema que conmemoran.
Wesak nos recuerda que Buda, el
hombre que despertó y encontró el camino hacia la Sabiduría y la liberación del
dolor, lleno de compasión por sus hermanos, abrió a su vez la puerta para que
el resto de la humanidad pudiera seguirlo.
El budismo considera que todos los
seres humanos son capaces de madurar hasta alcanzar su liberación; y que el
camino hacia el despertar y la
iluminación, en realidad, fue reabierto
por Buda, ya que de forma tradicional, se dice que “otros Budas” de épocas
pretéritas, lo antecedieron.
4.
La Cara
interna: Perspectiva energético- espiritual de esta Luna Llena
El hecho de que algo sea simbólico no significa que no esté sustentado en
elementos que efectivamente hayan tenido lugar, tal como sucede con las leyendas.
Afirmar –como lo hacen Jung, Campbell, y tantos otros-, que las historias
religiosas sean simbólicas, de ningún modo implica negar la existencia
histórica, insisto, de esos seres que han sido las flores que ha ido dando la Humanidad como conjunto en su proceso
de individuación colectivo o proceso de maduración de la especie.
Enfatizar el carácter simbólico de un proceso, nos estimula a no quedarnos
con la mera narración (no sólo de una
historia religiosa, sino de cualquier hecho, incluyendo nuestra propia vida) y
en cambio, aprovechar a ésta –la narración- como un portal que al mismo tiempo que nos da un mensaje, lo
vela.
Hemos señalado en artículos anteriores, que la perspectiva esotérica de la
constitución humana y la del Cosmos es holográfica y no atomista. El principio
holográfico implica que las partes que constituyen al todo contienen plegada
información de ese todo. De modo que aunque desde un punto de vista manifestado
existan diferenciaciones (la misma palabra ‘Universo’, etimológicamente
significa ‘unidad en la diversidad’, así como volver "verso el Uno"), siempre la ‘totalidad’ resuena en cada
‘parte’.
El Dalai Lama, habiendo sido
interrogado acerca de la existencia de ‘Shamaballa’, lugar mítico donde
residiría el ‘Rey espiritual de nuestro planeta, custodio del Propósito y del desenvolvimiento
del mismo en la Tierra’, conocido como ‘Sanat Kumara’ (en India) o ‘Melquisedec’ (en la Biblia), dijo: -‘Shamballa es un estado de Conciencia’-.
Parafraseando al principio hermético: “Como
arriba es abajo”, podríamos entender la respuesta del Dalai Lama: “Como afuera es adentro”, es decir, Shamballa
puede referirse a un Centro Energético (etérico y sutil) ubicable y vinculado al Centro
Coronario Planetario ("donde la Voluntad de Dios es conocida"), y al mismo tiempo, a un Estado de Conciencia -aunque no
fácilmente accesible- para los humanos, incluso si son Iniciados.
Así que teniendo en cuenta lo antedicho, abordaremos el destino energético
y espiritual durante Wesak, que mientras en lo externo se celebra en la zona de
los Himalayas, en lo interno implica una poderosa renovación en la circulación
de las energías planetarias y cósmicas (por supuesto, por añadidura, también,
potencialmente en cada ser humano).
El Maestro Tibetano quien se expresó a través de Alice Bailey nos enseña el
vínculo profundo entre las tareas de Buda y el Cristo. Expresado desde una
perspectiva más lineal y atomista (también podríamos decir, desde una mirada
más pisceana), durante Wesak se dice que el señor Buda, trasmite las poderosas
energías de Shamballa, Centro receptor de las energías cósmicas y extra
sistémicas (especialmente provenientes de la Constelación de la Osa mayor)
sobre nuestro planeta, hacia el Cristo. Luego, estas energías son galvanizadas
y distribuidas hacia toda la Humanidad y los demás reinos del planeta.
Como sabemos que la Tierra (y el Sistema Solar, podríamos agregar), está
atravesando una transición profunda, los primeros tres festivales zodiacales
-Aries, Tauro, y Géminis- son especialmente significativos, pues las energías
que estamos recibiendo son inéditas. Estos tres Festivales constituyen una
trinidad y expresan los tres aspectos de toda Trinidad sagrada.
Citaré un libro de Alice Bailey, en el cual se hace referencia al vínculo
entre Buda y Cristo:
“En Oriente existe una antigua
leyenda que puede ser aplicada hoy, y contiene la clave de la relación que existe entre Cristo y Budha, se
refiere a un servicio que, según cuenta la leyenda, cuando Budha alcanzó la
iluminación y nada le quedaba por aprender y experimentar en la Tierra,
visualizó el futuro hasta el momento en que su Hermano, el Cristo, estuviera
activo para prestar un gran servicio, como comúnmente se dice. Por lo tanto, a
fin de ayudar a Cristo, dejó lo que misteriosamente se denomina ‘sus Vestiduras’, para que Él las usara.
Legó y dejó en un lugar seguro toda Su naturaleza intuitiva (atma-búdica) y el
summun de su conocimiento y pensamiento (mental).
La leyenda dice que Aquel que
viene investirá a esos cuerpos y le serán de utilidad, complementando las
propias facultades intuitivas y mentales, proporcionándole lo que necesita como
Instructor de Oriente y Occidente. Entonces Él podrá contemplar con fortaleza y
triunfalmente su futuro trabajo y elegir sus colaboradores.”
“De esta manera, Cristo, con
la energías del amor y sabidurías fusionadas, con la ayuda del Buddha y también del "Avatar de
Síntesis" y del "Espíritu de la Paz" (¡Dos Avatares Cósmicos, de más allá del Sistema Solar…!) podrá complementar y dirigir las energías que
producirán la nueva civilización futura.”[3]
Desde una perspectiva esotérica y holográfica, podríamos considerar al
señor Buda, y al Cristo como formado parte de una entidad mayor, estando ambos profundamente
entrelazados.
De hecho, así es considerado por Rudolf Steiner (en "El Evangelio según Lucas"), T. Subba Row (un brahmín
vedantino iniciado), por A. Bailey, y por H. P. Blavatsky, autora rusa pionera en
el siglo XIX que dio impulso a toda la apertura espiritualista que ‘estalla’ en
el siglo XX.
Para entender mejor el entrelazamiento íntimo entre el Buda y Cristo,
citaremos a Subba Row, quien, por ejemplo, explica que cuando una Mónada humana
alcanza el budado [4], tiene la
posibilidad de dividirse en tres "aspectos" y vehículos de expresión: el Manushi Buddha, el
Bodhisattva y el Dhyani Buddha.
· Manushi Buddha, hace referencia al Buda encarnado.
Por ejemplo, es el caso de Siddartha Gautama, ese Gran Iniciado que
vivió en el siglo VI a.C.
· El Dhyani Buddha, relacionado al estado de
Nirvana, y a la Esencia del Buda que se halla en Nirvana.
· El Boddhisattva, se refiere al vehículo
dejado como un “Servicio” hecho por el Buda para el Cristo, al pasar al Nirvana.
Este vehículo permanece en contacto con la Tierra. Es un vehículo atma-búdico
de suma compasión y de extraordinaria pureza, constituido en gran medida no
sólo por átomos comunes, sino principalmente por "átomos permanentes" que reúnen la sabiduría vivenciada por
todos los que fueron alcanzando el “Budado”. Esto es posible por la cualidad singular de dichos "átomos permanentes": por su extrema pureza, es un vehículo "sagrado" que puede durar eones, y ser aprovechado por estos Grandes Seres. Es decir, hay una síntesis de los
aprendizajes de muchos Budas plasmados en el Bodhisattva. Ha quedado impregnado ese vehículo con la sabiduría, el amor
y la compasión de los Seres más elevados que han pasado sobre la Tierra. No hay
otro vehículo comparable a éste. El
Bodhisattva renovado en cada época, está permanentemente acompañándonos por compasión a la humanidad y
a los demás reinos.
Con respecto a la profunda relación entre el Buda y Cristo, se dice que
Cristo es el Bodhisattva de esta Época mundial.
Como vimos en el libro citado, una enseñanza oriental nos dice que Buda, anticipando lo que necesitaría la
Tierra en su evolución, dejó a este vehículo tan puro, el Bodhisattva, para que
la Mónada de Cristo pudiera utilizarla como vehículo, sirviendo así como
Instructor de Oriente y Occidente.
Incluso se sugiere que el mismo Krishnamurti habría utilizado al
vehículo "Bodhisattva". Esto marca la importancia estructurante de la Sagrada Cadena de los Budas.
¿Qué sucede en Wesak, entonces?
Si bien, como decíamos más arriba, la cualidad búdica está acompañándonos
continuamente a través del Bodhisattva, no obstante, hay ciertos momentos
‘Portales’, en los cuales se renueva la energía que llega a los centros
energéticos o chakras, a través del coronario (tanto terrestre como el humano)
desde Fuentes Cósmicas. Wesak representa ese momento anual tan importante para
el planeta.
Hay una profunda conexión entre el coronario terrestre (Shamballa), y el
Buda (Dhyani Buddha).
La función del Cristo se relaciona con “los 12 pétalos de amor” del Chakra Coronario (tanto en el nivel planetario como en el humano), y la expresión de
este amor crístico en el Chakra Cardíaco Planetario (representado por la
Jerarquía Planetaria, el 5º Reino de Almas liberadas, o ‘El Reino de los
Cielos’).
Dicho de otro modo, en Wesak, hay un
intercambio entre el Dhyani Buddha (Buda), y el Bodhisattva (Cristo).
El Bodhisattva está permanentemente conectado con Cristo, pero el Dhyani
Buddha (relacionado con la Mónada de
Buda) no lo está. Y durante este especialísmo y sagrado momento anual se
renueva la conexión entre ambos aspectos y Shamballa.
Celebremos, entonces, esta renovación anual, intentando conectarnos más
conscientemente con las poderosas energías de este plenilunio.
[5][1] Del sánscr. mantra, literalmente, man
“mente” tra “liberación”. En el hinduismo y en el budismo, por “mantra” se entiende a las
sílabas, palabras o frases sagradas, generalmente en sánscrito, que se recitan
para invocar a la divinidad o como apoyo de la meditación.
[6][2] La palabra Saṃsāra, deriva del sánscrito ''saṃsārí, que significa “fluir junto”, “pasar a través de diferentes
estados”, “vagabundear”. La
persona sujeta al saṃsāra se llama saṃsāri.
[4][4]
Esotéricamente, el budado sólo es
accesible para las mónadas que se encuentran en la línea del 2º Rayo de
Amor-Sabiduría.
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