miércoles, 13 de febrero de 2019

Reflexiones epistemológicas sobre la Astrología - 13° Entrega



Respuestas a algunos cuestionamientos (continuación)

Complemento a la respuesta
A pesar de lo expresado por Trías en el Prólogo del mencionado libro de Eguillor, esta última hace dos citas en el Capítulo I, que están en contradicción con el “recurrir al saber astrológico sólo desde su interior”. Primero cita a la “Teoría general de los sistemas” de Ludwig von Bertalanffy, y luego a un interesante libro de Daniel Verney. Como la primera obra es muy conocida, pero la última no, y sin embargo, la juzgamos especialmente significativa, transcribiremos un pasaje de la misma:

“…la verdadera ‘justificación científica’ de la astrología procederá de estos desarrollos nuevos y revolucionarios de la ciencia y, principalmente, de lo que se halla en germen en la noción de sistemas abiertos a la información: la existencia de rizos entre diferentes niveles de lo ‘concreto’ y de la ‘información’, o también, de ensamblajes entre fenómenos aparentemente diferentes pero unidos entre sí por condiciones estructurales. Todas las premisas de esta obra parten de la idea de que uno de esos ensamblajes privilegiados se establece entre estructuras humanas y formas espaciotemporales astronómicas, portadoras éstas de una estructura de significaciones. Este ensamblaje no es en absoluto arbitrario: es posible por el hecho del carácter discontinuo y ordenado de las formas astronómicas percibidas por el hombre. Asimismo, puede pensarse que las escalas de tamaño relativo entre el hombre, la célula viva y el sistema solar intervienen como favorecedoras de una resonancia particular”
“Cuatro siglos después de la astronomía, la astrología aborda su ‘revolución copernicana’: ésta se basa para ello en las teorías científicas más recientes (sobre todo la teoría de los sistemas abiertos) y muestra cómo las figuras objetivas del mundo astronómico constituyen modelos estructurales y no deterministas de las situaciones vividas por el hombre. De este modo, podemos considerar el nacimiento (¿O renacimiento?) de una ciencia astrológica, de una ciencia del ser en el mundo y en el tiempo.
“Fondément et avenir de l’astrologie”, Daniel Verney, Librairie A. Fayard, 1974.
 (Los párrafos en negrita han sido seleccionados por el autor).

Observemos que en Verney hay una clara disposición a considerar a la Astrología como una Ciencia, y a relacionarla con varias otras disciplinas científicas. Incluso se puede apreciar una similitud en el modo de abordar varios temas de los que hemos tenido ocasión de tratar en estos artículos. El sostener esta disposición seguro redundaría en algo beneficioso. Por ejemplo, podríamos comprender lo que decíamos sobre el determinismo, y las dinámicas lineales o no lineales. Uno puede entender mejor esto, aprendiendo acerca del “determinismo caótico” en los sistemas dinámicos de la Física Clásica y del “determinismo cuántico”, a través del uso de la noción de "información activa" de Bohm, de la incerteza, y la probabilidad, con las leyes acausales y todo lo que implican, la comprensión de la sincronicidad de Jung, etc. En otras palabras, está el matema para comprender “el justo medio” entre el determinismo absoluto y el puro azar, lo cual viene dado por la introducción que se hace en Cuántica de las medidas de probabilidad dependientes del estado, que, añadidas al Principio de Incerteza, dan lugar a la posibilidad de lo creativo.
Mi intención es mostrar que la Astrología es plausible a aquellos intelectuales, que hoy en día se niegan a lo astrológico por prejuicios ya “anacrónicos”. ¡En estos tiempos que corren y nos corren hemos de mantenernos “actualizados” hasta en nuestros prejuicios!
Por lo demás, todo esto lo digo en un plano exploratorio. No hablo desde ninguna “certeza”. Y considero que sería bueno que podamos pensar lo astrológico, con un poco más de libertad. No tan “tradicional” y condicionadamente.
Se trataría también de hacer un aporte orientado a que todos juntos logremos “enderezar la historia de la Ciencia”. A mí me interesaría -como científico- que la Ciencia flexibilizase esta dura postura frente a la Astrología, el Psicoanálisis, etc. debida fundamentalmente, a prejuicios, y malosentendidos. Esta “desviación” tiene graves riesgos, y produce efectos de largo alcance en lo personal y en lo social. “La ciencia en una sociedad libre”, es uno de los libros de Paul Karl Feyerabend, un epistemólogo todavía más radicalizado que Thomas Kuhn. Él comenta ahí justamente todo lo que se ha hecho con la Astrología -a pesar de que, posiblemente, ésta no le interesaba particularmente-. Sin embargo, decía que si bien el Anarquismo había demostrado no ser bueno a nivel político, tal vez no sería tan malo a nivel epistemológico. Tendríamos que dejar competir (en fair play) a Charles Darwin, con el Génesis y el Poimandros del hermetismo egipcio. Que compitan sanamente, sin hacer trampas.
Por ejemplo, hay ciertas cosas muy interesantes del Génesis, como la creación súbita del Universo (como en la teoría del Big Bang). Los griegos, en especial Aristóteles, creían que el Universo era eterno. Nunca había comenzado y nunca terminaría. Pero en el Génesis el Mundo surge en un “fiat lux”, y la luz se hace en el primer día. El Sol y la Luna, las luminarias mayor y menor, son creadas recién en el cuarto día. Entonces uno se pregunta: ¿Cómo, si el Sol y por lo tanto también las estrellas, se formaron en el cuarto día, aparece la luz en el primero? Ahí hay como una contradicción. Uno dice “no hay que ser literal, con las escrituras todo es simbólico”. Sin embargo, independientemente de los “simbolismos extra” que pueda haber, la moderna Cosmología nos dice que, efectivamente, al principio hubo un caldo de materia y radiación a altas temperaturas, y a unos trescientos mil años del Big Bang (casi “simultáneamente” con el Big Bang, para lo que son los tiempos cosmológicos, es decir “en el primer ‘día’ del Universo”) la luz se separó de ese caldo y a partir de ahí vemos hoy al Universo. Cuando miramos la noche vemos las estrellas contra un fondo oscuro. Lo mismo le pasa al Hubble cuando mira, hay un fondo oscuro. Este fondo oscuro, hoy sabemos en Física, tiene que ver con esos trescientos mil años del Big Bang, donde no se emitía radiación. Por eso es que nosotros no lo podemos ver, ni lo puede ver un satélite tan poderoso como el Hubble.
Toda la Cosmología moderna, y la Ciencia se han hiper-racionalizado peligrosamente, y necesitan “un sentido”. Más aún, requieren urgentemente de una “comprensión más cardíaca”, más sensible, y que –con motivo de la “ascepcia científica”, u otra escusa- no pierda el “contacto” con la realidad y la vida. Yo creo que la Ciencia sin sentido ni sensibilidad es el equivalente de un hombre inteligente, pero que puede ser un “depredador tecnológico” muy cruel, que no sabe dónde está el Norte ni donde está el Sur Éticos. Y al estar sin una brújula, le cuesta vivir sin miedo a perderse. El sentido y la sensibilidad, nos darían “un Norte verdaderamente Ético, humanista y ecológico” capaz de corregir el peligroso curso que está tomando nuestra existencia.
Pues bien, y para terminar, me parece que la atenta consideración del saber Astrológico aportaría de modo natural un maravilloso sentido del Orden Holográfico Cósmico, el cual posibilitaría percibir y sería un llamado al despertar de nuestra adormecida sensibilidad, ante la profunda vivencia de “pertenencia al Cosmos” y su consecuencia inevitable: “la confianza en la Vida”, que nos está haciendo tanta falta.

Dr. Adolfo R. Ordóñez


“Fondément et avenir de l’astrologie”, Daniel Verney, Librairie A. Fayard, 1974.
Cualquier persona sensible –no necesita de mucha capacidad psicológica- puede observar los preocupantes rasgos de locura presentes en muchos científicos modernos, así como en nuestra sociedad, en general.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus dudas o comentarios son bienvenidos!