jueves, 22 de marzo de 2018

Equinoccio de Primavera


Equinoccio de Primavera

 Patricia Fernández Acosta






Entre el 22 y el 23 de Setiembre, ocurre el ingreso del Sol por el primer grado de Libra , produciéndose un Equinoccio en nuestro planeta.

Hay dos equinoccios anuales. Uno, cuando el Sol cruza el 0° de Aries, y el otro, cuando cruza el 0° de Libra.
'Equinoccio', es una palabra que deriva del latín, de 'aequinoctium' (aequus nocte), "noche igual (al día)".

Los equinoccios son puntos críticos anuales. La palabra 'crítico', tiene la misma raíz de 'cruce' y de 'crisis'. Y sí, efectivamente, los equinoccios son puntos de cruce, pues es el momento del año en que el Sol forma un eje perpendicular con el ecuador y en el que la duración del día es igual a la de la noche en toda la Tierra. En el hemisferio norte, da lugar al comienzo del Otoño. Y en el hemisferio Sur, da lugar al comienzo de la Primavera.
La Primavera implica simiente, germinación. Es una época propicia para sembrar proyectos, para iniciar planes a largo plazo.
El Otoño es un período oportuno para las concreciones, las realizaciones, para que algo alcance el Zénit, o culminación (1). Y también, para -como toda culminación-, iniciar la mengua, la declinación. Por eso el otoño nos inivita a soltar lo viejo, lo anquilosado, aquello que no cumpla ninguna utilidad en nuestras vidas.

Con la Primavera en el hemisferio Sur , llega día a día un incremento progresivo de la luz solar y todo lo que esto implica. En las dimensiones anímicas, se fortalece la conciencia como faro de la psique, como el poder de ir iluminando los procesos inconscientes e irlos integrando en la cara más externa de nuestra psique. También irán in-crescendo la influencia de las fuerzas 'racionales', quiero decir, las funciones tradicionalmente consideradas por Occidente como ordenadoras y analíticas en el pensamiento.


Con el Otoño en el hemisferio Norte, día a día sentiremos cómo disminuye la luz que tuvimos en verano y va dando paso a la prolongación de la noche. Las fuerzas de lo Inconsciente avanzan sobre la conciencia, bañando sus fronteras, y estimulándonos a abrirnos a ese mundo mítico, simbólico, polisémico. Se correlacion con  nuestro lado femenino, más onírico, más abierto a la inspiración, a la intuición, y la receptividad de fuerzas provenientes de otros órdenes y dimensiones.
El orbe o período en que sentimos el efecto energético de los equinoccios, es de tres días: el día anterior, el día en sí en que se produce el cruce, y el siguiente. Como implica un equilibrio inusual entre las dualidades, (día/noche, yin/yang, femenino/masculino, activo/receptivo, luz/oscuridad, inspiración/espiración, sístole/diástole, sistema nervioso simpático/ sistema nerviosos parasimpático, Cielo/ Tierra, etc.), puede que nos sintamos alterados anímica o energéticamente; pues nuestro organismo no sabe a qué aspecto de la dualidad responder... De ahí el 'cruce', de ahí, la 'crisis'.
En un alcance luminoso, los equinoccios son los momentos más oportunos para cosntruir puentes entre las dualidades, para trascender 'grietas' y 'divisiones'. Intentemos meditar
en estos días, para facilitar esta función pontificia. 


Desde una perspectiva más amplia, a lo largo de un año hay cuatro puntos críticos. El solsticio de invierno, el equinoccio de primavera, el solsticio de verano, y el equinoccio de otoño. Cada uno de estos puntos da lugar al inicio de una estación y a la finalización de otra. Con el solsticio de invierno inicia el invierno.
El equinoccio de primavera inicia la primavera, y así siguiendo.
Desde una perspectiva espiritual, se enseña que en cada punto crítico hay un cambio de Entidades Regentes: las entidades dévicas o angélicas rigen alguna de las cuatro estaciones. Esto viene acompañado con un cambio en el clima, un cambio en la circulación de la energía, un cambio en el predominio de los cuatro elementos, y por lo tanto un cambio en toda la naturaleza incluida nuestra naturaleza humana.
Por ejemplo, en verano predomina el elemento fuego, colaborando con la expresión máxima de la energía vital, y por supuesto , los espíritus de la naturaleza asociados a éste (las salamandras). En el invierno predomina el elemento agua, pues colabora en la disolución de las formas, (y los espíritus de la naturaleza asociados a este elemento , las ondinas).

Nuestros cuerpos y nuestra vida anímica tienen que adaptarse a estos cambios, por eso en los cuatro puntos críticos anuales es aconsejable estar tranquilos, para poder acompañar los cambios, concientizándolos.
Mis cariños a todos.

Nota: (1) La 'Plenitud' expresiva en el nivel físico se alcanza durante el Solsticio de Verano. Una analogía del mismo en la vida humana se relaciona con la plenitud física que denominamos 'la flor del a juventuid'. La 'culminación' vinculada al Equinoccio de Otoño, incorpora la plenitud anímica, espiritual que sólo adviene con la madurez y el aprendizaje atravesado a través de las diferentes etapas vitales. Estaría vinculada al Arquetipo del 'Sabio' en Psicología Junguiana y Post Junguiana.









2 comentarios:

Tus dudas o comentarios son bienvenidos!