martes, 5 de abril de 2016

Reflexiones epistemológicas sobre la Astrología - 3° Entrega

astrologia


 ¿Es la Astrología una "pseudociencia"?


"Hay dos maneras de engañarse. La primera consiste en creer lo que no es verdad; la segunda, consiste en negarse a creer lo que es verdad."
Sorin Kirkergaard

Los invito a que, gradualmente y en forma sucesiva, vayamos pensando juntos la pertinencia (o no) de los puntos del listado de Bunge en el caso de la Astrología. 


Comenzaremos con los tres primeros, a saber:

1. Invoca entes inmateriales o sobrenaturales, inaccesibles al examen empírico


La Astrología invoca los diferentes tipos de correlaciones que existen entre las posiciones relativas de distintos cuerpos celestes, y los vínculos de las personas.

Carta Natal de Jorgue Luis Borges
Los cuerpos celestes, por un lado, son bien materiales y observables. Por ejemplo, en la Carta Natal de una persona, se trata de interpretar la distribución relativa de los planetas del sistema solar respecto a los signos y/o las constelaciones zodiacales (1), en el lugar y el momento de su nacimiento (2). Pero eso es lo básico ¡y hay mucho más!

En cuanto a los vínculos, ya sean parentales, con hermanos, de pareja, laborales, con el campo de las ideas y de las actividades humanas en general, también éstos caen dentro del campo de lo natural y sujeto a la observación empírica.

Desde luego, el saber astrológico también recurre a hipótesis teóricas -y por ende inmateriales- tales como las diferentes cualidades y funciones asociadas con cada planeta, signo, aspecto, etc. ¡Pero ello no significa que recurra a nada sobrenatural! De hecho, lo mismo hace la Física y cualquier otra Ciencia Fáctica: recurre no sólo a datos y entes empíricos, sino también a hipótesis teóricas y a entes ideales o eidéticos. Lo importante es lo que logre hacer, explicar y predecir -aunque sea de modo probabilístico- con ellos. Por ejemplo, la inercia de la materia es un dato empírico que captamos con nuestros sentidos. Pero el Principio de Inercia o Primera Ley de Newton, que dice que todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que una fuerza actúe sobre él es un principio teórico, experimentalmente inverificable. En efecto, además de la generalización imposible de observar de todo cuerpo, ¿Quién puede asegurarnos que sobre algún cuerpo -cualquiera- no está obrando ninguna fuerza?

Jung, El Hombre y sus Simbolos
En general, esas cualidades teóricas o eidéticas, en el caso de la Astrología, vienen dadas por los arquetipos del inconsciente colectivo asociados con viejos mitos de la Mitología universal. En esto se vuelve necesario manejar bien y saber interpretar los lenguajes simbólicos, y ayuda sobremanera haber aprendido los conceptos fundamentales de la Psicología Junguiana. Y si el Dr. Bunge se atreve a asegurarnos -imprudentemente- que no existe ninguna memoria colectiva, ya que es una "perogrullada" (o trivialidad) que sólo un cerebro individual tiene memoria, le recordamos que, sin embargo, en internet existe la nube donde están almacenadas muchísimas memorias que no están en nuestra pc o celular personal. ¡Y nuestros cerebros son mucho más complejos que las computadoras! (3)

Así por ejemplo, y sin pretender entrar en las complejidades técnicas a que nos llevaría un análisis más detallado, se postulan asociaciones del tipo:

Lunala función materna, nutricia y contenedora
Saturnola función paterna, de la ley y del límite
Mercuriola función fraterna y de aprendiz
Júpiterla función de guía o maestro
Venusla función receptiva y de amante
Martela función activa y de defensa
Solla función diferenciante y de liderazgo del ego.

Marte, Dios de la GuerraPor ejemplo, Marte -el dios de la guerra en la Mitología romana, similar (aunque no igual) al Ares griego- está asociado con el arquetipo del guerrero, con el impulso a la acción, a la valentía, a la iniciativa, a la virilidad, a lo intrusivo, al hierro de las armas, a la sangre con su color rojo marciano por el óxido de hierro de la hemoglobina, etc.

De modo que la posición relativa dentro del sistema o mandala zodiacal de cada planeta y luminaria en la localización espacio-temporal del nacimiento de una persona, se interpreta astrológicamente de acuerdo con dichas asociaciones, como reflejando la modalidad que, con mayor o menor probabilidad según los aspectos, signos y casas, asumirá el consultante en el campo de dichas asociaciones.

Ahora bien, por extraño que esto pueda parecerle a algunos  -por ignorancia específica o falta de experiencia en su manejo- ello no impide que dichas asociaciones se manejen como hipótesis con consecuencias observacionales que pueden luego ser corroboradas o refutadas experimentalmente. ¿Acaso no nos resulta aún hoy extraña -luego de haberla verificado experimentalmente una y mil veces- la dualidad onda-corpúsculo de la materia, que en algunas ocasiones se comporta como si estuviera formada por corpúsculos, o sea como pequeñas bolas de billar, y en otras pareciera estar constituida por ondas, es decir como las olas del mar? Sin embargo, no por eso es menos científica la Mecánica Cuántica -que utiliza mathemas en vez de mythemas para expresar sus enunciados- ya que la experiencia nos dice que la materia se comporta así (4).

La Astrología supone también correlaciones entre los múltiples ciclos de los cuerpos celestes con los ciclos de la vida humana. Esto es similar a los tiempos de siembra y de cosecha, que -como todos sabemos- se hallan íntimamente ligados al ciclo de las estaciones. Lo anterior se extiende o generaliza en la Astrología a la previsión de tiempos aptos (o no) para iniciar nuevos proyectos, o épocas más apropiadas para hacer cierres y elaborar duelos, fases más favorables para la asimilación de lo vivido en los últimos años, etc. Cada una de estas posibilidades se halla correlacionada con ciertas configuraciones astrales.

Muchos descreen -con todo derecho y demostrando tener sentido crítico e inteligencia- de esta aparentemente incomprensible correlación -a la que después le dedicaremos nuestra atención- pero eso es otra cuestión. ¡Sin embargo, como ocurre con cualquier predicción científica, su validez no es cuestión de creencia: o se comprueba su verdad o no, pero eso lo decide la realidad, y no importa si a nosotros nos resulta difícil de entender o de aceptar!

Estas correlaciones y ciclos forman parte del sistema o cuerpo teórico de hipótesis de la Astrología, así como las minúsculas supercuerdas, las funciones de onda cuánticas, los gluones o la mayoría de los campos de Higgs, que ningún físico pudo observar todavía, salvo uno sólo en el HLC, fueron introducidas como conceptos teóricos (no sobrenaturales) -es decir, no empíricos-, pero de los cuales se deducen consecuencias observacionales (CO). Son estas últimas CO las que sí pueden -y deben- ser sometidas a la contrastación experimental. Y ello ocurre -por lo general favorablemente- en el caso de la Astrología.

2. Es crédula


La Astrología seriamente ejercida es el mejor ejemplo de lo que clásicamente se ha considerado el desideratum de la actitud científica; sumisión ante los hechos, ceder a las indicaciones de la experiencia, a pesar de que ésta diga lo contrario a nuestras racionalizaciones previas -que después de todo son siempre limitadas y están necesariamente condicionadas por múltiples factores- e incluso aún cuando exceda a nuestra capacidad explicativa y nuestra imaginación.

Ningún astrólogo serio reduce su práctica e investigación a una mera opinión o creencia, ni deposita toda su confianza en unos pocos libros escritos por otros, o está obligado a aceptar una teoría, por extendida que esté dentro de la comunidad de astrólogos, si no la puede corroborar en su experiencia personal y la de sus consultantes.

Función materna de la Luna
Por ejemplo, si un astrólogo, observa en la Carta Natal de un consultante una conjunción de la Luna con Plutón, su adiestrada capacidad simbólica y su experiencia previa -corroborada por la de muchos otros en el mundo- le permiten inferir de ello una elevada probabilidad de que el vínculo con las figuras femeninas nutricias que simboliza la función lunar -madre, abuela o mujeres de la línea materna en general como tías, o hermanas-, de esa persona esté matizado con rasgos característicos de la función simbólica plutoniana (poder, dominio o sometimiento, muerte y renacimiento, transformación). Puede predecir que existe una alta probabilidad de que el vínculo con esas figuras maternas tenga cualidades de sobreprotección, confluencia y aglutinamiento, y alta intensidad emocional. 

También puede indicar la presencia de mujeres plutonianas en su vida, mujeres poderosas, que le darán la impresión de que todo lo pueden, etc. Este aspecto también indica que el ámbito emocional del consultante estará sujeto -muy probablemente- a un intenso trabajo alquímico de transmutación psicológica. (De paso aludimos a otra supuesta pseudociencia)

Ahora bien, al efectuar dichas aseveraciones, el astrólogo no está siendo víctima de una malsana credulidad, sino que está utilizando las herramientas que le brinda la teoría astrológica, además de sus dotes personales que lo habilitan a hacer esas inferencias. Y esas consecuencias observacionales de su teoría son casi invariablemente corroboradas por el mismo consultante.

Más aún, el astrólogo permanentemente va actualizando sus conocimientos y los va relacionando con los nuevos hallazgos en todos los campos del saber humano.

En este sentido, la Astrología es una disciplina altamente empírica y dinámica, que realiza un trabajo de campo permanente con los consultantes que cada uno de sus practicantes va estudiando sistemáticamente.

Simultáneamente, cada astrólogo va revisando y analizando la validez de los aportes suyos y de los ajenos con los que se ha ido enriqueciendo. No acepta nada de antemano, y porque sí. Observa atentamente si las correlaciones que se supone habrían de cumplirse en realidad lo hacen, y de qué manera.


3. Es dogmática


Rudolf SteinerComo disciplina, la Astrología cuenta con diferentes Escuelas de pensamiento y Centros de investigación, y los astrólogos son libres de recurrir a cualquiera de éstas. (Por ejemplo, tengo entendido que en la Medicina Antroposófica de Rudolf Steiner se consideran -con finalidades tanto teóricas como fitoterapéuticas- no los signos zodiacales como antes explicamos, sino las constelaciones reales o astronómicas).

Pero además, los astrólogos no se conforman sólo con teorías internas, es decir provenientes de su propio campo, sino que también intentan vincularlas con los nuevos avances científicos, filosóficos y artísticos a su propia base disciplinar -y ello ha queda evidenciado en su historia-. En efecto, podemos apreciar enormes diferencias entre la Astrología que practicaban los antiguos caldeos; los pobladores de la India; los chinos; los egipcios; los griegos; Ptolomeo y su concepción geocéntrica; la Astrología árabe medieval; la tan criticada Teoría de las Correspondencias de los astrólogos y cabalistas del Renacimiento -que fue un notable antecedente de la Teoría de la Sincronicidad de Jung- la de base heliocéntrica de Kepler, la clásica Astrología Fatalista, que pretende ser determinísticamente predictiva -y no digo pretendía, porque lamentablemente ¡aún hoy! cuenta con adherentes-, y la más moderna Astrología Sincronística, que sólo es Probabilísticamente Predictiva, etc. (5). Por lo tanto, no merece ser considerada una disciplina dogmática, sino más bien multifacéticamente liberal, muy dada a ensayar nuevas posibilidades, adaptable a los nuevos tiempos y capaz de las metamorfosis más radicales.




(1) Las constelaciones -sean las 12 zodiacales o las 76 adicionales, las 88 que cubren toda la bóveda celeste- son relativas a la Tierra y sus movimientos entre los astros; son divisiones convencionales y de tamaños variables: ciertamente, no tienen 30° de extensión cada una. Pero, en rigor, la Astrología usa un círculo, o mandala zodiacal dividido en doce partes iguales, los 12 signos del zodíaco, a partir del punto vernal o equinoccio, definido como 0° de Aries, aunque la precesión de los equinoccios lo vaya proyectando periódicamente sobre una constelación astronómica diferente.

(2) La Carta Natal de una persona registra las posiciones relativas de los planetas y luminarias (el Sol y la Luna) con respecto a los signos del zodíaco y a las doce casas que dependen del lugar y hora de su nacimiento.

(3) Postulados teóricos de la Psicología Analítica de Carl G. Jung, utilizados para explicar los innumerables fenómenos empíricos que se le presentaron en su basta experiencia clínica. Claro, es una diferenciación del Psicoanálisis, que Bunge considera también pseudocientífico. Pero rogamos al lector que vea en wikipedia los frondosos antecedentes, los numerosos y valiosos libros, y los premios científicos, los "Doctorados Honoris Causa" recibidos por el Dr. Carl Gustav Jung de las más prestigiosas universidades lo largo de su vida.

(4) Remitimos a nuestros lectores a nuestro artículo sobre Logos y Mythos, donde aclaramos lo que entendemos nosotros por un mathema (o mathémata). En todo caso, consideramos tanto a los mythemas (o mitologemas) de la Mitología, como a los mathemas como diferentes "tipos primordiales" o "arquetipos" del inconsciente colectivo de Jung.

(5) Y es causa parcial del descrédito del saber astrológico, pues que pareciera implicar que directamente no existe el libre albedrío, y que ya todo está escrito. Encima hay quien pretende justificar esta suposición en una interpretación igualmente fija y mecánica de la doctrina hindú del karma. Pero, ya Santo Tomás de Aquino, mostrando el respeto que mereció la Astrología en la Iglesia de la Edad Media, y haciendo gala de su aguda inteligencia, decía que los astros inclinan, pero no obligan. En este asunto muy en particular, se aprecia la importancia de irse actualizando con el avance de los conocimientos en general, ya que tanto la Física Clásica de los sistemas caóticos, como toda la Física Cuántica nos muestran la imposibilidad de predecir el futuro con certeza el comportamiento futuro de un sistema. Basta fijarse en los reportes meteorológicos.


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