Psicología, los Órdenes del Amor y Astrología
Parte 2: Pautas para un diálogo saludable
La relación entre
Venus, Saturno y la Luna
Patricia Fernández Acosta (Psic., Mg Psic.Analítica y Astróloga)
Bases para una Comunicación Saludable: El Arte del Dar y Recibir (Tomar)
Comencé con el ejemplo de la tortuga y del perrito, para señalar que todos los puntos a desarrollar más
abajo, característicos de una comunicación sana, están fundamentados en el
amor como base de sustentación. Es decir, para que sea posible lo que
detallamos a continuación, primero hace falta desplegar amor a uno mismo, amor al otro,
amor al vínculo entre humanos, vivenciar lo vincular como expresión del amor, junto con el reconocimiento
de que esto constituye la base de apoyo de la mismísima existencia no sólo
humana, sino de todo el Cosmos. que Amor (Belleza) y Orden, están intrínsecamente conectados, como nos señala la palabra Cosmos, en sí.
En los puntos a desarrollar como una
vinculación (Venus) ordenada (Saturno) e incluyente (Luna/ Neptuno), intentaremos
ver las posibles interacciones entre estos arquetipos en su alcance más luminoso:
1. Para fomentar el diálogo, partir formulando hipótesis y no conclusiones
David Bohm, el destacado físico quien
además de llegar a trabajar con Einstein, se hizo más conocido para nosotros
por sus frecuentes conversaciones con J. Krishnamurti, escribió el libro: ‘Sobre el diálogo’, en el cual explora
nuestro tema de hoy. En él afirma que para establecer las bases de una
comunicación con posibilidad de intercambio real (después de todo,
etimológicamente, ‘diálogo’, es una palabra proveniente del griego que
significa ‘intercambio de lógicas, de razonamientos, y puntos de vista’), la
primera condición a tener en cuenta es que cuando hablamos no lo hagamos
partiendo de conclusiones, sino de hipótesis. La conclusión cierra la
conversación. La hipótesis, por definición, es un enunciado a explorar, a
investigar, por lo tanto fomenta la
apertura al diálogo.
-“Esto es así.”,
-”Se hace de este modo.”
-“¡¡¡ Ni comparación!!!!”
Al predominar en una conversación las
conclusiones desde el inicio de la misma, estaremos inhabilitando o no dando lugar a la
posibilidad de posiciones alternativas frente al tema que nos convoca. Esto
genera violencia vincular, porque implica un desconocimiento de la subjetividad
del otro, y de su lugar en el sistema.
Un modo saludable de exponer podría
ser: -“Yo pienso esto. ¿ Y vos qué pensás?
-"Yo pienso esto, y vos de otro modo. Son dos criterios diferentes.”
Acá, hablando astrológicamente, hay orden (Saturno), pues la frase incluye (Luna) a los diferentes participantes del sistema, lo cual implica de hecho un vínculo (Venus).
-"Yo pienso esto, y vos de otro modo. Son dos criterios diferentes.”
Acá, hablando astrológicamente, hay orden (Saturno), pues la frase incluye (Luna) a los diferentes participantes del sistema, lo cual implica de hecho un vínculo (Venus).
Supongamos que en la conversación no
estamos dialogando sobre un tema de la vida, sino sobre un procedimiento que ya
está legislado o regulado por alguna entidad o institución. Aun así, si hay
desacuerdo, el modo saludable no será decir: -“¡No,
esto se hace así, lo dice tal artículo, por eso yo tengo razón!" Frente a la evidencia objetiva del procedimiento, podemos
expresar:
-“Mirá, si querés, podés informarte en tal lugar y te van a asesorar sobre cómo es”.
"-Mirá la ley, fijate en el artículo y verás qué dice."
De este modo, dejamos aclarado en nuestro enunciado que la intención y finalidad coloquial, no es imponer nuestro punto de vista. Y que hay un acuerdo previo -la Ley (Saturno)- que ya se ha expedido sobre el tema en cuestión.
Básicamente en ambos enunciados estamos diciendo lo mismo. Lo que varía es que en uno le mostramos al otro nuestro interés en su persona (Venus), lo escuchamos, lo incluimos en el sistema (Luna).
-“Mirá, si querés, podés informarte en tal lugar y te van a asesorar sobre cómo es”.
"-Mirá la ley, fijate en el artículo y verás qué dice."
De este modo, dejamos aclarado en nuestro enunciado que la intención y finalidad coloquial, no es imponer nuestro punto de vista. Y que hay un acuerdo previo -la Ley (Saturno)- que ya se ha expedido sobre el tema en cuestión.
Básicamente en ambos enunciados estamos diciendo lo mismo. Lo que varía es que en uno le mostramos al otro nuestro interés en su persona (Venus), lo escuchamos, lo incluimos en el sistema (Luna).
Volviendo a los arquetipos
astrológicos, si bien Saturno está vinculado frecuentemente a una modalidad
conversacional cerrada, en la que predominan las conclusiones y los puntos de
vista rígidos, esto se relaciona con la expresión oscura del arquetipo. Pues en
un sentido luminoso, este arquetipo representará también al principio de
realidad, la exploración genuina y rigurosa, y la aceptación de los límites
(de los propios y de los ajenos). Por lo tanto, se conectará asimismo, con la
enunciación mediante hipótesis (en su espíritu de indagar lo que 'es', y no mi fantasía de lo que 'me gustaría que fuera'). Lo venusino al representar la apertura,
mostrará un interés natural en el punto de vista del otro que será incluido
como formando parte del sistema (Luna).
2. Respeto por mi sentir, respeto por el sentir de mi interlocutor
Tenemos la posibilidad y el derecho
de elegir si deseamos dialogar en ese momento,
o lo postergamos para otro más
adelante. En este punto, hace falta
sensibilidad y trabajo interior sobre uno mismo. Hoy está de moda hablar de
mindfulness o ‘atención plena’. La misma, implica un registro de instante en
instante del estado de mi cuerpo (por ejemplo, de mi vitalidad en determinado
momento), de mis emociones, de mi estado anímico. No siempre tenemos la misma
disposición y energía vital para dialogar e intercambiar. A veces, tenemos necesidad
de una mayor introversión o incluso de silencio; y en otras ocasiones,
disponemos de las energías suficientes para abrirnos a escuchar a otros. Es importante disponer de este registro
y discernir. Porque si aceptamos dialogar ‘en piloto automático’, sin la
suficiente energía vital que requiere un intercambio para hacerlo a plena
conciencia, lo más probable es que la comunicación sea pobre, mecánica o
incluso conflictiva. Lo mejor en estos casos es aclarar: “- Ahora estoy agotado, busquemos otro momento para hablar.” Lo
mismo vale para nuestro interlocutor, registrar el estado del otro es tan
importante como la percepción del nuestro. Si la otra persona no se encuentra
con la mejor disposición para un intercambio, es mejor dejar la charla para
después. Estas aclaraciones parecen obvias y fáciles de llevar a cabo, pero en realidad requieren de
mucha energía vital y de atención perceptiva profunda, sensible, amorosa,
sistémica.
El ‘respeto’ es una cualidad bien
saturnina; y la ‘receptividad al sentir', es una cualidad venusina. Aquí vemos
cómo nuevamente, para un orden vincular amoroso, Saturno/Venus van de la mano.
Lo lunar siempre se relacionará con la inclusión genuina del otro en el
sistema.
3. ¿Cómo
hacer cuando discutimos? La diferencia entre enojo y violencia
Hay diferentes modalidades de
intercambio. Las hay pacíficas, receptivas y amorosas (propias del arquetipo
del pacificador, o del arquetipo de Venus, diríamos en Astrología), y puede
haberlas intensas, directas y cortantes, enojosas, asertivas y acaloradas (propias
del arquetipo del Guerrero o Marte). Sin embargo, muchas veces el enojo es
saludable en una conversación, pues nos ayuda a expresar nuestra molestia o
disconformidad si no nos hemos sentido bien tratados. Otras veces, el señalamiento acalorado es un
recurso útil y necesario para ordenar un intercambio que se está desmadrando. Y
también para indicar enfáticamente que eso de lo cual estamos hablando no es algo trivial, sino
importante para nosotros.
¿Cuál es, entonces, la diferencia
entre el enojo (como expresión saludable de nuestra disconformidad frente a una
situación) y la violencia? “-Mientras hay enojo, hay diálogo”, nos indica sabia
y agudamente, el psiquiatra gestáltico Norberto Levy. Es decir, mientras hay diálogo (aún acalorado e intenso), el ‘otro’ sigue
presente en nuestro intercambio como un interlocutor a quien respetamos como
tal, sigue teniendo un lugar en el sistema, y por lo tanto, le continuamos
reconociendo voz propia. Y nuestro interlocutor registrará el desacuerdo, pero
asimismo, también percibirá que continúa siendo escuchado y respetado como tal.
¿Obsevamos aquí todo el circuito arquetipal entre Saturno, Luna y Venus?
En la violencia, hay un
desconocimiento del otro como interlocutor (a quien no incluimos en el sistema -Luna- y lo
desconocemos subjetivamente - ausencia de Venus-). Esto es una expresión de
desorden relacional (Saturno).
Hay violencia anímica cuando se descalifica
el punto de vista ajeno, cuando se humilla, o se utiliza la ironía, que es un modo más sutil de descalificación y ofensa
(herida). En un acto violento no hay intercambio de puntos de vista, el otro no
es registrado como un ‘otro’, ni se le da un lugar en el sistema. Ejemplos:
-“¡Vos no sabés nada!"
-“¡Vos no leíste como yo sobre el tema! "
-"¡A vos no te pasó!"
-" ¡Te callás, porque soy tu padre!"
-" ¡Y vos qué sabrás!", etc.
-“¡Vos no sabés nada!"
-“¡Vos no leíste como yo sobre el tema! "
-"¡A vos no te pasó!"
-" ¡Te callás, porque soy tu padre!"
-" ¡Y vos qué sabrás!", etc.
Otras veces hay actos o gestos
violentos, como por ejemplo, sucede cuando una persona está hablando y le damos
vuelta la cara, mirando para otro lado, en una manifestación clara que no nos
interesa lo que nos dice. Con esta actitud nos sentimos ‘superiores’ o queremos
marcar nuestra ‘superioridad’, y también
manifestamos un desconocimiento del lugar del otro en el sistema. Estas acciones interrumpen la interacción vincular, y generan enfermedad anímica y
hasta física.
Hay veces, cuando la comunicación se
torna violenta, lo saludable es irse. Entonces, aquí, el modo que responde al
“orden del sistema” sería comunicarle al otro que nos retiramos: “-La seguimos en otro momento, cuando ambos estemos más tranquilos.”
-“Me voy porque tengo que hacer tal cosa…”
“-Me voy porque no podemos conversar en estas condiciones.”, etc.
-“Me voy porque tengo que hacer tal cosa…”
“-Me voy porque no podemos conversar en estas condiciones.”, etc.
Sigamos observando cómo esta ‘danza es venusina-saturnina-lunar’,
porque para dar lugar al enojo y no a la violencia, el respeto de los espacios
en el sistema lo aporta la combinación del arquetipo de Saturno (que brinda
sentido de frontera, membrana que permite diferenciar un ‘mío’ de un ‘tuyo’;
pero al mismo tiempo también la presencia amorosa venusina, que instala una
puerta para abrir esa frontera, o un puente que permite cruzar la valla cuando están dadas las condiciones, y darle
la mano al otro para hacerlo partícipe del sistema -Luna-).
4. Todos los vínculos están sujetos a fases de acercamiento y alejamiento, tal como los movimientos de sístole y diástole, o de inspiración y exhalación
Para quienes practicamos la
Astrología, es evidente que todo está en constante cambio y movimiento. Los
planetas constantemente están acercándose entre sí hasta alcanzar la
conjunción -máximo acercamiento-; y luego poco a poco vuelven a alejarse cada
vez más, hasta alcanzar una distancia máxima -oposición-, para luego, poco a
poco volver a acercarse… y así sucesivamente.
Jacques Lacan, el famoso psiquiatra
francés, había observado esta dinámica
vincular, y la señalaba como un importante factor a considerar y respetar.
Lacan notaba que los vínculos pasan por fases en las cuales las personas
involucradas se ‘sienten’ más cercanas e íntimas (astrológicamente diríamos que
predomina la fuerza de atracción venusina). Y otras, en las que predomina una
sensación de distancia, y disminución de la intimidad que oficia -según la terminología psicoanalítica- a modo
simbólico de ‘corte edípico’ (predominio del arquetipo saturnino). Sin embargo,
tanto en la cercanía como en la lejanía, continúan formando parte de un sitema
que los incluye (Luna).
Lo importante, es que sepamos que estos acercamientos y distanciamientos - sin que necesariamente haya ruptura en la relación- ocurren y son saludables.
Es bueno comprender ese movimiento para no decodificar erróneamente, como sigue:
-“Ya no me quiere”, o
-“Ya no le intereso”, etc.
Lo importante, es que sepamos que estos acercamientos y distanciamientos - sin que necesariamente haya ruptura en la relación- ocurren y son saludables.
Es bueno comprender ese movimiento para no decodificar erróneamente, como sigue:
-“Ya no me quiere”, o
-“Ya no le intereso”, etc.
Es
renovador y refrescante, el flujo y reflujo vincular desprovisto de temores.
Fortalece la flexibilidad y elasticidad vincular, como en una danza. Lo que no
responde a la dinámica de la existencia es la inmovilidad, es decir, personas
que están siempre simbiotizadas, o vínculos en donde lo que predomina
constantemente es el alejamiento y la frialdad.
Astrológicamente, este moviento vincular de 'sístole y diástole' se reflejaría en una oscilación entre el predominio hacia la unión, venusina; y el predominio de la distancia más fría, saturnina. Podemos pensar que durante los ‘alejamientos’, el vínculo cobra fuerza y se recarga. Y que durante las máximas cercanías, se expresa y manifiesta esa recarga previa, con la contención lunar como trasfondo.
Astrológicamente, este moviento vincular de 'sístole y diástole' se reflejaría en una oscilación entre el predominio hacia la unión, venusina; y el predominio de la distancia más fría, saturnina. Podemos pensar que durante los ‘alejamientos’, el vínculo cobra fuerza y se recarga. Y que durante las máximas cercanías, se expresa y manifiesta esa recarga previa, con la contención lunar como trasfondo.
5. Cíclicamente,
los vínculos pasan por ‘limpiezas’
En otras ocasiones lo que nos
preocupa son las crisis, que se manifiestan en el clima de los diálogos.
Para facilitar un transitar más
fluido en lo vincular y ver 'oportunidad de crecimiento' en las 'crisis', los psicólogos gestálticos, regularmente hacen sus
denominadas ‘limpiezas’. Esto es, encuentros en donde la consigna es exponerle
al otro con respeto, lo que sentimos del vínculo y /o cuestiones que
necesitamos ordenar y aclarar. Podríamos considerarla una ‘limpieza
metodológica’.
En estas ocasiones, la consigna es
que el que escucha (oyente), lo haga con actitud de ‘sostén’ del otro
(interlocutor). Esta es una capacidad característica del arquetipo de Saturno.
Y que el que enuncia (interlocutor), aunque tenga cuestiones ‘duras o
difíciles’ de comunicar, intente hacerlo desde su lugar más amoroso (Venus).
Luego se invierten los lugares, y quien hizo su ‘limpieza’ ahora debe tomar el
rol de sostenedor en la escucha. Ambas funciones -sostener y enunciar
reconociendo un ‘otro’, es posible por el respeto al ‘Orden de
Pertenencia al Sistema’ (función Lunar).
Quienes hemos ejercitado estas
‘limpiezas’, por extraño que parezca observado desde afuera, hemos notado el efecto
alquímico y sanador de las mismas. Purifican realmente la relación. Por
supuesto, esto requiere de madurez de las partes para asumir el compromiso de
ejercer ambos roles respetando la consigna.
El Arte del Diálogo |
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