viernes, 22 de abril de 2016

Pésaj y Wésak del 2016 (5776)



Pésaj en Wésak de 2016-5776






Quisiera señalar la circunstancia 'nada casual' de que este año Wesak -en la Luna llena de Tauro- coincida con la Pascua judía o Pésaj. Por lo general, ésta cae cerca de la Pascua cristiana (que se celebra el domingo más próximo que sigue a la Luna llena de Aries). En esta última se celebra la resurrección o ‘liberación’ de la humanidad a través de la de Jesucristo después de su agónica muerte en la cruz, mientras que en Pésaj se ritualiza y festeja la salida o 'liberación' de Egipto, donde el pueblo judío –según las Escrituras- había padecido una cruel esclavitud. De hecho, Egipto se dice ‘Mitzráim’ en hebreo, que significa: ‘¿Las angustias de quién?’. Simboliza la terminación de un estado psicológico sufriente y angustioso en ‘el Egipto del cuerpo físico’. Dice el Talmud que es obligación de todo judío sentir como si él mismo hubiera salido de Egipto. Es decir, es una tarea aún vigente y que todavía no ha terminado…


Es importante reconocer que cada relato de la Torá judía tiene cuatro niveles de interpretación, que forman la palabra PaRDéS (o Huerto, Paraíso): uno literal (P), otro alegórico (R), otro homilético (D) y finalmente uno secreto (S). Esta vez podemos conectarnos con el último nivel, el de ‘S’ (inicial de ‘Sod’, secreto).

En Wesak, los budistas recuerdan la ‘liberación’ del Buda, Sidhartha Gautama de la esclavitud al samsara (la rueda de   renacimientos y muertes) y por ende, la terminación de todos los dolores y angustias de la existencia. Más allá, se halla la mayor 'Iluminación' y la llegada al umbral del ‘Nirvana’ del Buda. Notemos la notable analogía entre estas ocasiones espiritualmente Festivas (todo lo contrario de las Ne-Fastas -o 'no Festivas'-condiciones de dolor y miseria humanas). Tal vez se piense que se trata de una analogía muy superficial, ya que –se cree- que existen diferencias insalvables entre el judaísmo, e incluso entre el judeo-cristianismo, y el budismo. Sin embargo, ello es así sólo en lo “exotérico”, ya que en las profundidades “esotéricas” de la Kabaláh judía y judeo-cristiana, y del budismo, reina la Unidad Esencial de la Verdad. En efecto, es bien sabido que la reencarnación y el karma son sostenidos –incluso por escrito, en libros muy apreciados por los cabalistas, como por ejemplo, el ‘Sefer ha Bahir’ (o ‘Libro de la Claridad’, ver nota al pié), o cuando Pablo dice: ‘lo que uno siembra, eso cosechará’ (Epístola a los Gálatas 6: 7)-. En lo exotérico, ello fue excluido imponiendo por la fuerza y el temor la “autoridad” de los Rabinatos y los Concilios cristianos. No fueron “consultados” ni Moisés ni Buda ni el Cristo en tales “herejías separativistas”. Por otro lado, el lenguaje mismo nos “explica” el Nirvana budista al relacionar el “Yo” (Aní en hebreo, álef-nun-iud) con la “Nada” (Áin en hebreo, álef, iud, nun, una permutación de Aní). ¡El final del Yo es disolverse en la Total-Nadidad del Iésh ha Emití (del ‘Verdadero Algo’), del Uno Sin Segundo, del Uno no hay Otro!

En este año judío 5776 se prepara ya el 5777, que comenzará en Rosh Ha Shaná (el ‘año nuevo’ judío, el cual caerá a mediados de setiembre) mucho antes del próximo Wesak. Simbólicamente, el ‘5’ es un número de ‘liberación’ y ‘777’ es la cifra que representa el número de tres ciclos septenarios de las reencarnaciones humanas. Por lo tanto, hay una resonancia con la ‘liberación’ de la rueda de renacimientos y muertes.

En todo caso, nos parece significativa la ‘oscilación’ del Pésaj judío entre las Lunas llenas de Aries conectada con el ‘Misterio’ esencial del cristianismo, y la Luna llena de Tauro, conectada al ‘Misterio’ esencial del budismo. El que tenga ojos para ver y corazón para sentir… ¡Que vea y sienta!

Nota: Sefer ha Bahir, CXCV (Ediciones Obelisco, Tradición Hermética, Barcelona, 1985, traducción de Mario Satz, pág. 151): 
-¿Por qué el justo es feliz y es infeliz el injusto?
-Eso depende del pasado: el injusto ha debido de actuar de modo incorrecto en otra vida, y en la actual paga su precio por ello.
   

Adolfo R. Ordóñez




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