Psicología, los Órdenes del Amor y Astrología
Parte 1: Manuelita y el Arte de Amar
Patricia Fernández Acosta (Psic., Mg Psic. y
Astróloga)
Introducción
Vivimos
momentos de intolerancia, de exasperación, y aunque muchas veces creemos que
nos disponemos al encuentro con nuestras mejores intenciones, terminamos la
charla con más desentendimiento que antes de empezar a dialogar. Esto viene
incrementándose en nuestro país, pero no es un patrimonio nuestro único. Basta
con mirar a un lado y al otro en diferentes naciones, y veremos que es un tema
humano para meditar.
Les
propongo aquí la consideración de algunos puntos básicos a abordar
en el ‘arte del diálogo’, combinando Psicología, Astrología y los Órdenes del
Amor (base teórica que sostiene el despliegue de las Constelaciones Familiares,
sistema desarrollado por Bert Hellinger para sanar los vínculos).
Antes
de adentrarnos en el artículo quisiera advertirles a los astrólogos que si bien
en él, reflexiono sobre el ‘Arte del Diálogo’, y esto inmediatamente nos hace
pensar en Mercurio, no hablaré hoy de él.
¿Cómo
es posible no citar a Mercurio en un artículo que pretende reflexionar sobre el
arte del diálogo si su función arquetípica justamente es la del intercambio de
la palabra, la transmisión de mensajes (recordemos que en mitología este
personaje era el heraldo o mensajero de los Dioses)? Obviamente,
consideraremos y tendremos presente en nuestras mentes a Mercurio como
representante del mensaje manifiesto en sí mismo. Sin embargo, en lo que sigue,
nos dedicaremos a prestarle atención a los motivos latentes, y a
detalles comunicacionales (vinculados a otras funciones astrológicas
arquetípicas), que usualmente no tomamos en consideración y que definirán el
destino del mensaje y el encuentro o desencuentro vincular a partir del mismo.
Bástenos recordar que Paul Watzlawik en su Teoría de la Comunicación establece
que:
“Todo
es Comunicación, es imposible no comunicar”. “Sólo un 5% de la comunicación
consiste en la palabra”( el silencio también comunica).
De
modo que en lo que sigue, prestaremos atención a aquellos factores que además
de la palabra mercurial, inciden en el encuentro (o desencuentro) vincular…
Allá vamos!
‘Saturno’ y ‘Venus’ como arquetipos vinculados al ‘orden’- ‘amoroso’ en lo vincular
En
la consulta psicológica es frecuente que se presente como inquietud el tema de
los desentendimientos vinculares, el conflicto y la mala comprensión
entre nosotros, los humanos; con la frustración, tristeza, enojo y decepción
que esto desencadena en nuestro ánimo. Los humanos, como toda forma viviente,
en realidad, necesitamos de la expresión amorosa, de la armonía, del cuidado
mutuo, del interés del otro por lo que nos sucede.
¿No
requiere la Vida toda de los atributos amorosos, tales como la generosidad
en la escucha, una receptividad amable y la confianza en lo vincular?
Astrológica
y psicológicamente, el arquetipo de Venus, está relacionado con el
arte vincular, el arte de la entrega amorosa, de la escucha, y del encuentro.
Venus en Astrología rige a Libra y a Tauro. El arquetipo de Venus taurino suele estar más conectado con el aspecto estético plástico de Venus, y por eso encontramos tantos bailarines, pintores y escultores con Tauro destacado en sus cartas natales. El arquetipo de Venus de Libra, también se relaciona con lo estético, pero al ser un signo de aire, involucra a la comunicación y al arte de lo vincular mucho más marcadamente.
Es
curioso, el hecho de que Saturno, arquetipo relacionado con la tradición, la
madurez y hasta con la vejez, así como con los mecanismos defensivos, la vallas
y las fronteras (y no a la espontaneidad y a la apertura como en el caso de
Venus), esté en ‘exaltación’ en Libra. La ‘exaltación’, en Astrología, es
indicadora de una gran afinidad con el signo en cuestión, que secunda a la
denominada ‘regencia’.
Entonces,
por un lado, sabemos que en Libra, Venus, -arquetipo de la belleza, de
la armonía, la apertura, la entrega y de la receptividad, es ‘regente’ de
Libra. Y, por otro, que Saturno, arquetipo de la autoridad madura, del orden, de los
límites, de las normas y de las reglas, y también de las fronteras, está
‘exaltado’ en Libra.
A
primera vista, pareciera que los arquetipos de Venus y Saturno son muy
distantes entre sí… Uno se relaciona con la espontaneidad; el otro con las
reglas y el orden…
Bert Hellinger |
Bert Hellinger, nos habla de los ‘Órdenes del Amor’. Es interesante
cómo esta denominación vincula a Saturno (arquetipo de Orden) y a Venus
(arquetipo del Amor). En lo que sigue, trataremos de desplegar esta vinculación
entre Saturno y Venus, para comprender el arte de un diálogo saludable, ya que
la combinación presencial entre ambos es necesaria para la concreción del mismo.
Había una vez una tortuga Manuelita...
Las
historias nos ayudan a comprender los conceptos. Por eso, empezaré narrando una
experiencia saturnino-venusina personal:
Hace
ya varias décadas me regalaron una tortuga. Había pertenecido a un matrimonio
que había fallecido un par de semanas atrás. Por aquél entonces, mis hijos eran
pequeños (tendrían 4 y 5 años), y me había parecido oportuno que tuvieran
una vida bajo su cuidado. Yo misma de niña había tenido una tortuga, y había
sido una experiencia de lo más interesante y enriquecedora ver como un animalito
en apariencia tan ‘básico’, respondía a su nombre, se acercaba cuando iba a
recibir comida, y mordía al perro (sí, entendieron bien: la tortuga mordía con
sus pequeños pero filosos dientes a un cachorro), cuando éste se acercaba a
sacarle su comida. Además, reconocía a cada integrante de la familia, y venía
‘presurosa’ hacia nosotros buscando nuestro afecto, era muy sensible a él, para
mi gran regocijo infantil. Sentía una
conexión amorosa con esa pequeña y básica forma de vida. En cambio,
“Manuelita”, (sí, ya sé, no fuimos originales al ponerle el nombre, pero nos
encantaba María Elena Walsh) escondía su cabecita y se encapsulaba en su
caparazón protector, negándose totalmente a salir de él, cuando se
encontraba frente a extraños.
La
tortuga, es un animal que representa el arquetipo de Saturno por excelencia,
rodeada con su caparazón protector, su lentitud al caminar, y careciendo
de calor (todos éstos, atributos del arquetipo saturnino). También aquí vemos
expresarse al arquetipo lunar, en la diferenciación que hacía Manuelita entre
‘conocidos’ y entre ‘extraños’ (la cuestión del arquetipo lunar en relación
lo vincular lo veremos después).
Lo
que no es tan evidente en la tortuga, es la manifestación del arquetipo
venusino. Sin embargo, las tortugas establecen lazos amorosos sólidos,
fuertes, como recién narré, y se ‘abren’
a lo diferente. No socializan sólo con tortugas, tienen intercambios inter
especies como recién vimos.
Retomo
la historia: Basándome en esa experiencia tan rica de mi infancia (aún está
fresco en mi corazón el cariño que esa tortuga nos profesaba a todos), acepté
recibir a esta variedad de ‘reptil’ en mi casa, tener una nueva experiencia con
una tortuga, ahora ya como adulta, siendo mamá de una niño y de una niña.
¡Qué
feo ‘suena’ decirlo así, ’reptil’, pero
lo hago intencionalmente para remarcar el carácter básico pero, sin embargo,
tan receptivo de esta criatura!
Grande
fue mi sorpresa al ver que la tortuga que recién me habían regalado (porque sus
cuidadores habían fallecido) se negaba a comer, a beber agua, aunque la
mimásemos… Duró viva unos quince días y se murió. Comentando esta triste
experiencia con allegados, fue unánime su respuesta: -“Es sabido que las
tortugas muy frecuentemente mueren cuando sus cuidadores desaparecen,
especialmente si tuvieron una relación estrecha con éstos. Los extrañan y se
dejan morir.” Quedé profundamente impactada frente a esta situación. ¡Quién
hubiera imaginado que un ‘bichito’ así puede desplegar semejante sensibilidad!
Y,
sí... Los humanos podemos aprender hasta de las tortugas, el arte de una
vinculación genuinamente amorosa, de una entrega plena (aún con ese caparazón).
Me
pregunto, justamente, cómo serán de gruesas nuestras corazas emocionales, ya
que hasta una tortuga con semejante escudo se entrega a la experiencia de la
vinculación amorosa de modo tan contundente y pleno.
Los arquetipos de la Luna y Neptuno y el Principio de Pertenencia en los Órdenes del Amor
En
la segunda parte de este tema abordaremos los principios básicos para una
vinculación amorosa y saludable. Sin embargo, antes de finalizar la 1º Parte,
incluiré la función arquetipal de la Luna y Neptuno en los Órdenes del amor.
Una
sincronicidad: Mientras escribo esto en una mañana lluviosa, tengo al perrito
en brazos. Insistía en que lo alzara y mimara… Ahora duerme plácidamente
mientras lo sostengo con un lado del cuerpo y escribo en mi p.c. con la otra mano. La búsqueda de la
inclusión dentro de mi espacio, y de la aceptación cariñosa, su persistencia en
el abrazo, me dicen: Llegó la Luna y se expresa -“¿Me convocaste? ¡Pues aquí
estoy, álzame, mímame!”
Sabemos
que la Luna es regente de Cáncer, pero he aquí otro hecho interesante: La Luna
se encuentra ‘en exaltación’ en Tauro, el otro signo regido por Venus,
arquetipo del amor, del encuentro, y de la armonía. Habíamos visto que Saturno
está exaltado en Libra. Y ahora, observamos que la Luna está exaltada en Tauro.
Ambos signos -Libra y Tauro-, regidos por Venus.
Vimos
la conexión profunda entre Saturno y Venus: No hay Amor sin Orden, o que el
Amor responde a un Orden.
El Arte de la Inclusión |
No
hace falta llegar a semejante extremo, pero todos sabemos que ante la muerte de
un ser querido, hay modificaciones inmunológicas, anímicas, etc.
La
tortuga, el perrito, los seres que ‘aprobamos’ y los que no, todos,
absolutamente todos, buscan ser
incluidos.
La
Luna, a su vez, representante de la Función materna humana, es decir,
expresando la capacidad de inclusión sistémica familiar, vela a la Función arquetípica de Neptuno, la cual
representa a la Función Materna Cósmica,
capaz de incluir y abrazar todo lo existente, a la Vida misma en toda su
alteridad.
Y
esta Función arquetípica es clave para comprender la posibilidad de concebir
encuentros amorosos a pesar de sentir o pensar diferente, a pesar de pertenecer
a diferentes sistemas: La Función Neptuniana describe o representa nuestra
capacidad para incluir y amar a todo ser viviente más allá de sus ideas,
conductas, creencias: Todos estamos incluidos y pertenecemos a la misma
especie, la humana… Todos estamos incluidos ‘en’, y pertenecemos al mismo
Universo… La Vida Una de la cual proviene cada ser viviente, que nos abraza y
abarca a todos por igual.
"Todo lo que vive tiene significado,Y no necesita mamar ni ser destetado"
Las distintas corrientes dentro de la psicología están plagadas de ejemplos de esta dualidad venus-saturno. Nombraré a modo de ejemplo algunas dentro del psicoanalisis.
ResponderEliminar1) transferencia-encuadre: para que dispositivo clínico pueda funcionar de manera sana y terapéutica, tiene que existir lo que se conoce como transferencia. La transferencia, del paciente al terapeuta, y viceversa, permite el tratamiento psicoanalítico. El paciente establece sentimientos con su terapeuta, y proyecta sobre éste un saber. Si el terapeuta no sabe manejar este vínculo (encuadre) el tratamiento puede verse severamente afectado, trayendo problemas no sólo al paciente, sino al mismo terapeuta. Esta transferencia "amorosa" esta vinculada con Venus; mientras que el encuadre es una clara función Saturnina.
2) Pulsión de vida-Pulsión de muerte: nombres que no son lo más descriptivos. La Pulsión de vida tiende a unir, a juntar, es llamada también Eros. Está mayormente relacionada a Venus (aunque no es el único arquetipo que mueve esta energía.) y sin una energía que corte a Eros, podría ser trágico para la psique. La búsqueda desmedida de Eros, de unir, puede ser mortal. Imaginen un hombre que come y come sin control, sin saciarse hasta morir por falla de sus órganos. Es entonces dónde entra Tánatos, la Pulsión de muerte (en parte relacionada con Saturno) ayuda a cortar, a puntuar, a encaminar la Pulsión de vida. Un automóvil necesita tanto acelerador, como frenos.
3) En el desarrollo psicológico del niño también hay contados ejemplos de estos arquetipos, siendo Saturno, y su función social la que impone en el niño las leyes sociales, impersonales que permiten ir formando el súper yo, interiorizando leyes que luego permitirá sepultar el edipo, y aceptar la falta.
Pero estos son sólo algunos ejemplos. Siguiendo la línea terapéutica que Patricia explica en el artículo, dentro de las constelaciones podemos ver que es indispensable ordenar los vínculos. De hecho, el trabajo realizado al constelar es el ordenamiento de vínculos familiares que han sido interiorizados en el inconsciente personal y familiar. Los vínculos tienen estructura, y si bien el amor es una fuerza universal, requiere de formas. No se puede amar a un padre de la misma manera que se ama a una pareja, a un hijo o un amigo. Saturno de esta manera ayuda a encaminar esos afectos de manera sana y ordenada.
Muy buen artículo, muy rico para hacer insights. :)
Muchas gracias, Pablo, por tu comentario, tan rico. Sigue abriendo el dialogo y la reflexion sobre el tema.
ResponderEliminarInspirador.