viernes, 15 de julio de 2016

El simbolismo de la Luna en Astrología

La cuestión del simbolismo


Necesitamos establecer una distinción entre dos modos de uso de nuestra capacidad indagatoria, exploratoria, del pensar en sí.

  1. Tenemos un uso lingüístico más habitual y cotidiano, más o menos corriente, que es el uso lingüístico por medio de signos,  para comunicar algo.
  2. Tenemos una capacidad también de acercamiento a la indagación de algo, de tipo simbólica. En nuestra cultura actual esta modalidad está más o menos en desuso, aunque viene abriéndose paso rápidamente. Hoy, abordaremos el tema de la Luna con una aproximación simbólica.
Me gustaría primero –antes de encarar el simbolismo lunar-, “jugar” un poco, hacer el ejercicio de ver qué nos posibilita por un lado, el abordaje lingüístico de algo; y qué, por otro lado, el simbólico. La idea es irlo viendo en alternancia, para captar la necesidad que tenemos los humanos de involucrarnos con ambas modalidades cognoscitivas de la psique.

Ya veremos que la exageración  de cualquiera de estas dos modalidades es nociva para el espíritu humano, por parcial. Nuestra  especie requiere para una vida psíquica saludable, de la articulación balanceada de estas dos modalidades, que no son otra cosa que dos modalidades, con una lógica y abordaje complementario, de aquello que busca comprender y entender. Ambas, se necesitan mutuamente y en alternancia balanceada, porque son dos modalidades complementarias de acercamiento a lo que buscamos conocer y comprender.


Una y otra modalidad están inextricablemente unidas. Ambas son necesarias, y  se complementan mutuamente en un funcionamiento psíquico balanceado.

Es importante que ambos modos adquieran temple en el espíritu humano, porque cuando uno de ellos adquiere un poder hegemónico –cualquiera - sobre el otro, convoca a la invasión y expresión compulsiva y desmadrada de su opuesto complementario. Si las disociamos, veremos las manifestaciones más sombrías de ambas.

Ambas tienen una lógica propia; juntas enriquecen el entendimiento y ayudan a comprender el sentido de la vida.

Por ejemplo, el abuso de la mirada simbólica llevó al oscurantismo del medioevo, con sus definiciones tautológicas, auto recurrentes y con la chatura consecuente en la actividad del pensar humano. Convocó así –como movimiento compensador de la psique colectiva- a su opuesto, el Iluminismo. A su vez,  la manifestación iluminista extrema del S XVIII, fue difusora de una confianza absoluta en la Luz de la razón, la cual derivó en su hija, una cultura científico-técnica a ultranza, desprovista de sensibilidad. Esta era tecnológica abusa de la mirada semiótica.

Distingamos aquí a aquellas manifestaciones medievales que fueron el diamante o la flor que nos legó esa época. Solamente aludimos a los usos extremos de un simbolismo que no dio lugar a la experimentación y a la contrastación experimental, métodos más propios de la función complementaria.

Apreciemos, también, los impulsos despertadores de la actividad de la conciencia, motorizados por el Siglo de las Luces. Sin embargo, la falta de inclusión de la modalidad simbólica y la carencia de la mirada cualitativa trajeron las actuales  manifestaciones sombrías. El abuso de la mirada semiótica nos ha llevado a la fragmentación, a la desintegración, y al vaciamiento de sentido. La vida se ha vuelto “chata”.

Notemos que cualquiera de las modalidades, por sí sola, es ocasión de “chatura psíquica”, o lo que aún es peor, de pérdida de la cordura.

Algunas consideraciones simbólicas acerca de la Luna



La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Es el astro más cercano y el mejor conocido.
Hay astrónomos que hablan incluso de “Planeta doble”  cuando se refieren al sistema “Tierra-Luna”, debido al desmesurado tamaño que presenta este satélite con relación a nuestro planeta: es sólo 3,6 veces menor que la Tierra (si el planeta fuese del tamaño de una pelota de baloncesto, la Luna sería como una pelota de tenis). Esta característica –su enorme tamaño para ser un satélite- es la que posibilita que observando el cielo desde la Tierra durante un eclipse, la Luna y el Sol  (a pesar de éste último tener una masa mucho mayor que la de nuestro satélite, pero por estar mucho más distante)se nos presentan a nuestros sentidos como del mismo tamaño. Dicho de paso, esta condición adquiere importancia simbólica (el percibir desde la tierra al Sol y a la Luna del mismo tamaño durante los eclipses).

El hecho de que su tamaño relativo para un observador terrestre sea el mismo, simboliza la necesidad mutua y la alternancia entre estos dos principios en nosotros mismos: aquello que está iluminado y es reconocido en nosotros y los aspectos oscuros ignotos; el actor y su máscara.


Funciones simbólicas complementarias de la Luna y el Sol


SOL
LUNA
PRINCIPIO ACTIVO
PRINCIPIO RECEPTIVO
PRINCIPIO FECUNDANTE
PRINCIPIO FECUNDADO
SER
DEVENIR
VIDA
SUSTANCIA
ACTOR
MÁSCARAVESTIMENTA
FORMA IDEATIVA
SUSTANCIA
ALMA
CUERPO
EXTERIOR
INTIMIDAD
RAZÓN
INTUICIÓN
DESPLIEGUE
REPLIEGUE
CONSCIENTE
INCONSCIENTE
PERMANENCIA
ALTERNANCIA
LUZ
OSCURIDAD
CALOR
FRÍO

Hay culturas, como la nuestra, que se manejan con calendarios solares -en nuestro caso, el gregoriano-, es decir teniendo en cuenta el ciclo de la relación Sol/Tierra. Esto, desde un punto de vista simbólico, tendría como correlación sincrónica el alinearnos con la lógica solar: diurna, conscientemasculina,  lineal, extrovertida, activa. 

Hay culturas que se manejan con calendarios lunares –como la musulmana-, esto correlacionaría el resonar con la percepción lunar: nocturna, inconsciente, femenina, receptiva, cíclica.

Finalmente, también están aquellas culturas que han aplicado el uso de un calendario sol/lunar, como la cultura maya o la judía. Estos tipos de calendarios, facilitan la integración de ambos principios complementarios, el solar y el lunar.

Desde las religiones comparadas, veremos que la Luna aparece en figuras maternales como Isis, la Virgen María, Artemisa, Selene. En ellas, la Luna es símbolo de fertilidad, de energía femenina, de cuidado y de receptividad. En cada cultura,  los símbolos lunares –como los citados- aparecen con un marco cultural que los referencian y a partir de los cuales toman sentido.

Encontraremos –menos frecuentemente- dioses lunares masculinos, como por ejemplo, a Sin (de donde deriva el nombre del Monte Sinaí), en la mitología mesopotámica. Aparece representado como un anciano con cuernos y barba, aunque principalmente con el símbolo de un creciente lunar. También encontramos al dios lunar indo Soma, descrito como joven y bello, lleva en las manos un loto. Va montado en un carro, que simboliza a la Luna, con el que recorre el cielo. El nombre de Soma hace referencia al soma (jugo ritual) y convierte a la Luna en el dios de las plantas y la vegetación. En su versión masculina, la Luna suele representar el conocimiento esotérico, que suele ser velado, que no se muestra abiertamente, y que se capta mediante la intuición (función lunar), más que por la lógica clara diurna (función solar).

Para enriquecer nuestro acercamiento a la función simbólica lunar, es interesante, asimismo, ver cómo en diferentes culturas se asocia lo lunar con “mes”, y por lo tanto, con “medida”, “repetición”, “recurrencia”, “ciclos”, ya que en numerosos idiomas se utiliza la misma palabra para “luna” y “mes”:

  • La palabra inglesa para mes, month, proviene de la forma sajona moonth, siendo la palabra moon, “Luna” en inglés. De forma similar, el nombre neerlandés de la Luna es maan, y la palabra neerlandesa para "mes" es maand. : “Mes” y “Luna” están relacionados debido al primitivo uso de un calendario lunar en la cultura sajona.
  • En castellano el primer día de la semana “lunes” tiene su raíz en el “día de la Luna”(lunedí). Esto se puede ver también en el idioma inglés, en que monday viene de moon day y en francés donde se llama Lundi.


El simbolismo de la Luna en Astrología


También podemos abordar la Luna como símbolo en la astrología. En este caso, también aquí la luna como símbolo  – cobra sentido- en tanto forma parte de una matriz simbólica estructural. Esta matriz simbólica estructural es la carta natal.

La carta natal la consideramos un mandala, un círculo sagrado, que tomamos como una estructura simbólica portadora de una información matricial codificada.

La matriz simbólica estructural en la cual está inscripta la luna como símbolo es la del zodíaco y los planetas de nuestro sistema solar.

Las funciones planetarias arquetípicas que representan los planetas podemos tenerlas más o menos integradas a la conciencia. Cuando están menos integradas, decimos que están en sombra, a oscuras para la conciencia. Y por lo tanto, la persona las verá proyectadas en el afuera, las proyectará sobre otros (y lo proyectado nos vendrá como “destino” que insistirá hasta ser integrado). Cuando una función simbólica está menos integrada a la conciencia, o directamente no lo está, el vínculo que tendremos con aquello específico que representa, será más ambivalente y compulsivo.

Si, en cambio, las distintas funciones planetarias  están más integradas, decimos que la función se encuentra bajo la luz de la conciencia;  su expresión es más diferenciada, se la discierne más y se la expresa más fluida y creativamente.

Según hemos ido viendo a través de las consideraciones previas sobre el simbolismo lunar, podemos acordar en que la Luna,

  • Simboliza lo femenino maternal, nuestra capacidad de dar cobijo, nutrición, protección. Alimentar para que algo tome forma, prolifere, crezca.
  • Representa la capacidad de ser receptivos a las necesidades de protección de los otros.
  • Simboliza la capacidad para establecer simbiosis durante los períodos en que ésta es necesaria: crianza tanto de un hijo como durante la protección de un proyecto en gestación.
  • Los signos y las casas en las que se encuentra la luna matizarán las características de nuestra forma de nutrir, contener, y proteger. Por ejemplo, una Luna en Cáncer protegerá cocinando. Una Luna en Géminis contendrá al otro leyendo un cuento. Una luna en Capricornio protegerá trabajando y proveyendo el sustento.
  • La luna simboliza nuestro modo de encontrarnos seguros en la vida, así como también el modo en que nos es más fácil darle seguridad al otro.
  • La luna tiene dos caras: una es la posibilidad de dar contención y nutrir, es decir, cómo expreso el principio materno en mí. La otra cara es la posición infantil: el niño en nosotros. En una carta natal en la cual la persona no ha resuelto su situación edípica, la luna simboliza sus características infantiles demandantes, sus tendencias más regresivas, las formas que adoptarán su búsqueda de seguridad psicológica.
  • Hasta que la persona no haga este “clic” que le posibilite pasar de un posicionamiento lunar infantil hasta un posicionamiento lunar materno, la luna simboliza el punto más regresivo en la carta natal.
  • En astrología mundana la luna también simboliza al pueblo, las multitudes, el mundo de lo femenino en general, las cosechas, los cambios (porque está sujeta a fases), la popularidad.

Leer también >> Simbolismo de la Luna por Elemento y Signo


1 comentario:

Tus dudas o comentarios son bienvenidos!