Spinoza,
Leibniz y la Filosofía Esotérica
Adolfo
Ramón Ordóñez
Dice H. P. Blavatsky en “La
Doctrina Secreta”, vol. II, 321-322 que Leibniz (un descendiente de
eslavos, aunque nacido en Alemania) mostró, además de sus evidentes talentos
científicos, una intuición metafísica notabilísima.
“Para él existía por
siempre una gradación infinita de
pensamiento. […] Descartes negaba el alma a los animales; Leibniz, como los ocultistas, dotaba a la
creación entera con vida mental”. Esta concepción, se llama ‘Hylonouísmo’ (es decir, toda la
materia o ‘hylé’, está dotada de Nous). […] “Este es el espíritu, la raíz misma
de la doctrina y pensamiento ocultos. El Espíritu-Materia y la Materia-Espíritu
se extienden infinitamente en profundidad…”
[…] “Si los sistemas de
Leibniz y de Spinoza fuesen conciliados, aparecerían la esencia y el espíritu
de la Filosofía Esotérica. Del choque de los dos –opuestos al sistema cartesiano-
surgen las verdades de la Doctrina Arcaica. Ambos son contrarios a la
metafísica de Descartes. La idea de este contraste de dos Substancias –Extensión
[Res Extensa] y Pensamiento [Res Cogitans]- difiriendo radicalmente la una de
la otra, y siendo mutuamente irreducibles, es demasiado arbitraria y poco
filosófica para ellos. Así, Leibniz hizo de las dos Substancias cartesianas dos
atributos de una Unidad, en que veía a Dios. Spinoza sólo reconocía una
Substancia universal indivisible, un Todo absoluto, como Parabrahman. Leibniz, por el contrario, percibía la existencia de
una pluralidad de Substancias. Para Spinoza no había más que UNO; para Leibniz
había una infinidad de Seres procedentes
de y en el Uno. De ahí que aun cuando ambos no admitían más que Una Entidad Real, Spinoza la hacía
impersonal e invisible, mientras que Leibniz dividía su Deidad personal en un
número de Seres divinos y semidivinos [en su Monadología]. Spinoza era un panteísta subjetivo; Leibniz un panteísta objetivo,
aunque ambos eran grandes filósofos en sus percepciones intuitivas.”
Gottfried Leibniz |
Baruj Spinoza |
Vemos aquí la cuestión
del ‘Uno en los Muchos y los Muchos en el Uno’, así como el delicado asunto de
la Impersonalidad-Personalidad Divina de que nos habló también Sri Aurobindo.
Es importante también la notable
metáfora del iniciado brahmin T. Subba Row, en
sus Esoteric Writings [que H. P. B.
no llegó a conocer en vida] y su maravillosa Obra Notas sobre el Bhagavad-Guita, citada con tanta admiración y
respeto por H. P. B. Dice él que el Logos
es la Fuente de todo sentido de Identidad o ‘Yo’ [en el sentido superior y bueno]
en el Cosmos, como cuando el Sol se
refleja en toda una multiplicidad de superficies reflectoras, algunas más
pulidas que otras. En las primeras [como un espejo, o en aguas serenas], su
reflejo es más fiel que en las segundas [como en una roca]. Y luego aclara: nuestro
‘karana sharira’ (o ‘cuerpo causal’) es como un espejo, la imagen del Sol que en él se forma, es nuestro ‘Yo superior’; y los
rayos de luz que vinculan al Sol con sus imágenes son como los 'Ángeles Solares',
a los que llama ‘Little Girls’ [considerándolos, por ende, como ‘Femeninos
Sagrados’]. Si luego del rebote contra el espejo, los rayos de luz siguen su
camino y se reflejan en una superficie más opaca y arrugada, como sobre una
piedra, esa ‘sombra’ de la imagen del espejo sería el sentido de ‘ego’ inferior
que en nosotros percibimos.
T. Subba Row |
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