Taller: “Vida Plena”
3°
Encuentro: Atención Plena, Vida Plena: Registro de los Pensamientos
a cargo de Psic. Mg. Patricia Fernández. A. de Ordóñez
Nos identificamos tanto con nuestros pensamientos y
sentimientos que nos resulta muy difícil tener una perspectiva más o menos
ubicua, sistémica… Sólo percibimos nuestro propio sentir y pensar, como si
quedáramos atrapados en una jaula opaca que nos impide abrirnos a la percepción
del entorno, simultáneamente que percibimos nuestra propia perspectiva.
Percibimos como si estuviéramos ‘obsesionados’ por
ciertas ideas o sentires. Esta especie de ‘locura’ temporal nos aleja de la
vida, perdemos mucha información extra, del mismo modo que un preso atrapado en
una cárcel no percibe qué sucede afuera de ella.
¿Se acuerdan del Mito de la Cavernas de Platón y de
los seres atados con cadenas, con grilletes que sólo percibían sombras y no los
hechos reales?
De modo análogo, nosotros quedamos presos de una
percepción desfigurada por la fantasía, atrapados en nuestros
pensamientos/sentires sesgados, nos alejamos del Aquí y Ahora de nuestra experiencia y del entorno.
Por eso, la práctica constante de la ‘Atención
Plena’ despliega la conciencia, e integra el registro del sentir-pensar-respiración-postura corporal- entorno,como si los sentidos se desaletargaran. Nos despertamos del largo sueño de una percepción fragmentaria y fantasiosa. Recuerden que ‘Budha’ significa el Iluminado, pero también ‘el
despierto’.
No se trata de modificar o desafiar los
pensamientos, simplemente se trata de observarlos como lo que son,
pensamientos.
¿Qué pasa
en nuestro cuerpo frente a un desafío cotidiano (estrés bueno)
El cuerpo reacciona frente a los estímulos que nos
convocan a actuar con dos respuestas: enfrentarnos o huir. A esto y al conjunto
de reacciones del cuerpo frente a los
estímulos que nos convocan a la acción lo denominamos ‘estrés bueno’.
- Ambas respuestas implican la secreción y liberación de adrenalina.
- Además, desvía recursos del cuerpo a partes de éste que pueden necesitarlo.
- · Aumentan los latidos cardíacos (aumenta la frecuencia arterial)
- · La sangre disminuye de la zona digestiva y se desplaza hacia los músculos (para poder enfrentarnos o huir).
- · Se libera cortisol.
- El cortisol incrementa los niveles de azúcar en sangre, aumenta la presión arterial. Esto nos brinda un empuje para enfrentarnos con rapidez a la situación.
- Cuando el ‘peligro’ o ’situación de desafío’ desaparecen, los índices de arriba vuelven a descender, por ejemplo, el ritmo cardíaco disminuye, la sangre vuelve al estómago y podemos volver a digerir la comida.
Cuando frente a toda esta liberación de sustancias
el cuerpo no se mueve suficientemente para agotarlas, se van acumulando en el
organismo, generando o desencadenando lo que conocemos como el ‘estrés malo’. Es decir, en la vida moderna,
aparecen factores que el cuerpo ‘decodifica como peligrosos’, y probablemente
lo sean muchas veces desde nuestra búsqueda de seguridad psicológica. Pero
escaparnos o superar esas situaciones, no requiere el agotamiento de todas esas
sustancias (adrenalina, por ejemplo) que el cuerpo liberó. Además se hace crónico el estar enfrentado a
estrés: la inseguridad vial, vital, laboral, afectiva, etc.
Esto lo vivimos como una amenaza constante, pero no
requiere del mismo gasto de adrenalina que enfrentarnos a un tigre o a un león.
Es decir, nuestro cuerpo aún responde como si se
encontrara frente a un grave peligro físico.
De modo que cuando recuperamos la estabilidad
anímica (cuando el desafío psíquico desapareció), el cuerpo no restablece la
homeostasis (equilibrio). El Sistema
nervioso autónomo (vegetativo) queda atascado en un estado acelerado y nos
sentimos tensos todo el tiempo.
¿Qué pasa
en nuestro cuerpo con el denominado ‘estrés malo’
- · Permanecemos con el pulso acelerado
- · Permanecemos con la presión elevada
- · Permanecemos con el ritmo respiratorio acelerado
- · Disminuye la sangre de modo crónico en el aparato digestivo: aumente la posibilidad de trastornos gastrointestinales.
- · Esto aumenta el riesgo de ACV, infartos cardíacos.
- · Disminuye la actividad del sistema inmunológico.
- · Incrementa la posibilidad de diabetes tipo 2
- · Disminuye las horas del sueño y la calidad del mismo
- · Se sospecha que también incide en el incremento de las posibilidades de cáncer
- · En definitiva, acelera el envejecimiento, empeora la calidad de vida y la acorta.
¿Qué pasa
en nuestro cuerpo con la práctica del Mindfullnes?
- · Reducción de los niveles de estrés
- · Se regulan los niveles de serotonina: Mejora la calidad del sueño y el estado anímico.
- Se incrementan las defensas orgánicas.
- Se normaliza la presión arterial, la frecuencia respiratoria, el pulso cardíaco: disminyen notablemente los riesgos de enfermedades cardíacas y d ACV.
- Disminuyen los niveles de azúcar en sangre ( y por lo tanto el riesgo de desencadenar una diabetes tipo 2).
- · Nos relacionamos más conscientemente (no en piloto automático) con nosotros mismos y con los demás. Nos sentimos más libres.
- · Las pruebas científicas demuestran que esta práctica consiste en una ‘higiene anímica’ básica. Así como sabemos de la importancia de ducharnos o lavarnos los dientes, es necesario internalizar la importancia de esta práctica sistemática, que consiste en establecer nada más y nada menos que el hilo que separa la cordura de la locura, o la salud de la enfermedad anímica.
- · Neuroplasticidad: Los avances en neurociencias han evidenciado que con la práctica de la atención plena , se producen cambios no sólo funcionales, sino tambièn en la estructura del cerebro. Por ejemplo, cambia el tamaño de la amígdala (relacionada con la decodificación de los miedos), y del hipocampo (vinculado a la memoria).
- También tiene un impacto sobe la telomerasa, enzima que junto con el ARN interviene en la replicación celular. Los telómeros tardan más tiempo en acortarse. Esto está directamente relacionado con un retraso del envejecimiento y de todos los signos vinculados a éste. por lo tanto, la práctica de la 'atención plena', mejora la calidad de vida.
- Ya nos hemos referido en los artículos anteriores acerca del impacto (demostrado cientificamente) de esta práctica, en la depresión y en los trastornos de ansiedad: Disminuyen notablemente.
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