jueves, 19 de noviembre de 2015

Historia de la 'Atención Plena', concepto y algo más...

Último Encuentro: Historia de la 'Atención Plena', concepto y algo más...
 Patricia FernándezA. Ordóñez
La práctica de la 'atención plena' no es nueva.
Los practicantes de Mindfulness, vinculan a esta práctica con el budismo. Hay una palabra -Sati- que la describe. Es sánscrito, Sati  deriva de una raíz que  significa 'recordar'. Sin embargo, no alude al 'pasado', sino a lo que G. Gurdjieff, el maestro y místico armenio, creador de 4º Camino, y fundador del 'Instituto por el Desarrollo Armónico del hombre' en las afueras de París, denominaba "Recuerdo de sí". Re-cordar , volver a pasar por el 'cordis', o corazón  nos 'trae' de regreso a nosotros mismos, a nuestro 'eje'. Esto es algo más cercano a la traducción de 'Sati'. Para Platón, 'recordar' implicaba reconectarnos con el Ser, recordar era comprender que nuestro origen es divino y que en última instancia, todos provenimos del Amor. Tambiém podemos asociar a esta palabra con  'ausencia de confusión', 'no olvido -como 'presencia de sí', atención testigo o tutela.
La  atención plena no es una práctica exclusiva del budismo, pero tal vez sea éste quien la ha desarrollado más sistemáticamente. Sin embargo, está presente en todas las tradiciones filosófico-religiosas del mundo entero. Así como Buda expresaba: "-Estate alerta, Ananda"; Jesús imploraba a sus discípulos: "-Vigilad y orad."  Por otra parte, en los Yoga Sutra de Patanjali (India), encontramos a "Chitta Vritti Nirodha": El Yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente."
Autores modernos como el citado Gurdjieff, J. Krishnamurti, y hasta Jung, por nombrar sólo a algunos, ven en este ejercicio sistemático una condición sinequanon para la integración de los procesos anímicos, y la comprensión de los mismos.
La  atención plena consiste en una 'observación testigo intencionada'. Esta 'intención' tiene una cualidad exploratoria, fresca e incondicionada como la de un niño. Sin embargo, a diferencia de la psicología del niño, la intención en la atención plena no es ingenua. Es una observación integradora, dado su matiz neutro y amoroso, no rechaza nada de lo que percibe, ni le opone resistencia. Lo acoge amablemente inquiriendo a la Vida por el sentido de su presencia.
Suelo decirles a mis pacientes  cuando les propongo instalar a este 'testigo interior' que observa nuestros procesos anímicos, la respiración, la postura corporal, y percibe el entorno; que este testigo es semejante a un amigo muy querido que nos escucha amablemente, sin juzgarnos, bien dispuesto, y  realmente queriendo entendernos.
En los artículos anteriores hemos descripto los beneficios orgánicos y anímicos que han sido observados como resultado de la práctica de la atención plena, gracias al avance de las neurociencias y también hemos desplegado el desarrollo moderno de esta práctica en la actualidad.

Me gustaría hoy, señalar tres cuestiones psicológicas vinculadas a este tema:
  1. Que si bien esta propuesta parece sencilla, pues la consigna lo es ( -"Observar la respiración, la postura, nuestro estado anímico, al entorno, con  actitud curiosa, amable, neutra, que no prejuzga, no se resiste ni escapa a lo que observa, mientras hacemos algo, o sencillamente mientras estamos sentados meditando."), sin embargo, ponerla en práctica y aún más, sostener esta práctica, incorporándola a nuestras vidas cotidianas no lo es. ¿Porqué? Incorporar la prácica de la atención plena no es sencillo debido a que nuestra educación occidental está orientada hacia el sentido exactamente opuesto. Se nos estimula a desarrollar una observación activa -no contemplativa-, que opine y salte rápìdamente a conclusiones, 'operando' sobre lo que llamamos 'realidad'. Es decir, se nos alienta a identificarnos y a actuar desde esas fuertes identificaciones parciales. Se nos promueve el desarrollo de una percepción focalizada y altamente unilateral, fragmentaria. Cuando esto es lo que hacemos a lo largo de muchos años, entonces, naturalmente, la propuesta de 'atención plena', la entendemos con la 'cabeza', pero nos es difícil instalarla como práctica cotidiana. De ahí que haga énfasis en todos los beneficios anímicos, vinculares y orgánicos. Pues bien vale la pena el intento una y otra vez. Y si esto hacemos, en determinado momento del proceso anímico, este modo de percepción 'ubicua', vincular y vinculante, pasará a predominar; y lo infrecuente serán los momentos de percepción unilateral yoica. 
2.  Esta práctica lleva al despliegue de una facultad anímica nueva. Los seres humanos disponemos de cuatro (4) funciones psíquicas, las cuales tenemos desarrolladas de modo desparejo. Estas son: el percibir con los 5 sentidos (capacidad sensorial), el sentir (sensibilidad), la capacidad de razonar (reflexión), y el  'ver con ojos internos' (intuición). La práctica de la 'atención plena', posibilita la manifestación de una capacidad que integra  estas cuatro funciones. Podríamos relacionarla con lo que Jung denominó Función Trascendente. Es una capacidad metacognitiva, ubicua, sistémica, no centrada en el yo. Esta nueva capacidad emergente, modifica radicalmente nuestro modo de percibir las relaciones y nuestro lugar en el mundo. Pues nos percibimos formando parte de un entramado sumanente complejo que trasciende y en mucho el pequeño ego controlador y planificador unilateral de modo que las identificaciones parciales van cayendo una a una, cambian dramáticamente las prioridades -pues al instalarse una percepción holográfica- dejan de tener sentido las rencillas egocéntricas y las luchas de poder. Lo más curioso, tal vez, es que la existencia comienza a moverse con fuertes sincronicidades y se hace evidente el kairós, el momento oportuno, todo parece fluir más armónicamente, y la separación absoluta 'mundo exerno/mundo interno', cesa. Seguirán habiendo alegrías y dolores, estrecheces y expansiones. Sin embargo, todo esto acontecerá dentro de un marco pleno de sentido, en el cual sentiremos que todo pasa y que lo que prima y permanece es un propósito pleno de sentido.

3.  Como psicóloga percibo que ésta constituye el  jasidut, o núcleo, de todo proceso terapéutico: Y en tanto tal, los profesionales de la salud pueden aplicarlo en los diferentes casos psicológicos, pues es una práctica saludable para cualquier trastorno neurótico.

Expresa  Krishnamurti:
"Hay dolor; no me aman, mi hijo muere, etc. Hay una parte de mí que exige saber porqué, exige una
explicación, los motivos. Otra parte de mí padece angustias por distintas razones. Y también hay otra parte de mí que quiere liberarse del dolor (...) Entonces, si una parte de mí rechaza el dolor, le ofrece resistencia, otra parte busca una explicación, está presa de teorías, y otra parrte escapa al hecho, ¿cómo puedo comprender totalmente al dolor?
Sólo cuando soy capaz de una comprensión integrada, tengo posibilidad de liberarme del dolor. Pero si soy desgarrado en diferentes direcciones, el dolor no me revela su verdad..."

Obras Completas VI


P.D.: Gracias Adolfo por tus sugerencias, comentarios y aportes siempre tan oportunos y atinados.


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