El
FOHAT de H. P. Blavatsky y el Poder del “TZUR TAK” de la Kabaláh
Adolfo
Ramón Ordóñez
La ‘Doctrina Secreta’ de H. P. Blavatsky y la ‘Creación de la Nada’ concebida e interpretada por la Kabaláh
Según H. P. Blavatsky, y muchísimos
otros serios pensadores en estas cuestiones filosóficas, de la nada nada puede surgir: ‘exnihilo
nihil fit’, y por ende, no existe algo que pueda ser considerado como una
‘creación de la nada’, por más que así lo afirmen tantos religiosos y teólogos.
Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891) |
Y, si hemos de tomar las palabras ‘creación’ y ‘nada’ en sus significados más comunes y triviales, estaríamos completamente de acuerdo. Pero si lo que nos interesa es el ‘esoterismo’, y tomamos en cuenta que éste intenta trasmitir verdades muy profundas pero veladas tras las apariencias externas del lenguaje, debiéramos ser más cautos.
Según la Kabaláh, por ejemplo, la Ilusión de una separatividad absoluta,
y de la existencia completamente independiente (de ‘Algo’ o ‘Alguien’) que ha emanado
de la Esencia Divina, no pudo producirse de la Ideación Pre-cósmica irradiada
de dicha Esencia, y por ende, cabalísticamente se acepta que debió ser –de algún
modo- creada “de la Nada”.
Y hay aquí un “misterio”, que está relacionado con lo
que en la Kabaláh se llama la
Creación de la Nada. ¿La verdadera creación ‘ex nihilo’, o de la nada, no podría –por ejemplo-
ser un ‘Maya’, en el sentido de ser el Poder o Shakti creador de una “ilusión” en las conciencias manifestadas? Pues
está claro, y eso sí es aceptable, que algo que no tiene ‘consistencia real’, puede ser “creado de la nada”. Por
ejemplo, uno puede creer que está enfermo, sin estarlo realmente. Una ilusión sí puede surgir “de la nada” en
el sentido trivial y literal del término. En todo caso, este tema de la
“Creación de la Nada” de la Teología judía, que siempre ha sido objeto de
severas críticas, debería ser ‘repensado’ con más cuidado y respeto, y
considerado desde otros ángulos, sobre todo ahora que tanto hemos aprendido de
la “realidad virtual”, y de la posibilidad de que el Cosmos mismo sea un
Holograma, hasta el punto de constituir hoy día una respetable ‘Teoría
Cosmológica’.
También
hay otras formas ‘lógicas’ de entenderlo. Así, un físico moderno, pensando en
la Mecánica Cuántica, podría hoy
pensar las ‘formas-ideas’ en término de ‘estados-funciones de onda’, y la
‘materia’ como el resultado de los ‘colapsos’ de las funciones de onda, como
los ‘corpúsculos’ o los quanta. O bien, considerar que en la Teoría Cuántico-Relativista de Campos, se explica la materia como emergiendo a partir ‘de un estado de vacío de los
campos’ por la acción de ‘los operadores
de creación y de destrucción de partículas’. ¿Es eso tan ‘absurdo’? Un cabalista, traería aquí a colación la
famosa guematría de: Dios o ‘Elohim’ = 86 = La Naturaleza = ‘HaTeva’ = הטבע, que incluye,
vía la ‘Hei’ inicial, al Aliento
Divino sobre la faz de ‘las Aguas’.
Ahora bien, a fin de convencernos de que los sabios judíos –a los que hemos de
recurrir si queremos entender las ‘doctrinas’ judaicas, y no a los menos capacitados-
tenían en mente algo más profundo y sutil que la tontería que pretenden los
exotéricos, consideremos lo que explicó [Séfer Ietziráh 1: 14, Aryeh Kaplan, Ed. Mirach, Madrid, 1994, p. 119] el Arí (Rabí Itjak Luria): en la
Kabaláh hay dos tipos diferentes de ‘nada’. Un primer tipo, ‘el menos
incomprensible’, es Áin (אין) que se
aplica a la Sefiráh Keter. Permutando
sus tres letras, se obtiene Aní = Yo,
lo cual ya nos está sugiriendo el intento de velar una concepción subyacente
nada trivial, y similar al ‘Nirvana’ budista, del ‘Yo’ que finalmente se
sumerge en ‘un tipo de Nada’. Y el segundo tipo, que está ‘completamente fuera
del alcance de nuestra mente’, es el que se aplica al Ein Sof, al Ser Infinito más allá de Keter, que es Éfes (אפס), y se suele traducir por ‘Nada Absoluta’, ‘Cero’, ‘Fin’, ‘Extremo’,
‘Término (de todo lo que existe)’.
Según el gran cabalista sefaradí Rabí Moshé Ben Najmán (Najmánides, apodado 'el Ramban', 1194-1270), lo único que fue ‘creado-traído de la Nada Absoluta’ fue el hiulí,
término similar al ‘hylé’ o ‘Materia Primordial’ de los griegos, ‘el primer
estado de la existencia’, un Elemento intangible y sutilísimo, la
‘potencialidad preparada para hacer aparecer una forma y proceder de lo
potencial a lo concreto’.
Pero –según Najmánides- después del hiulí, nada más fue ‘creado de la Nada
Absoluta o No Existencia’, sino que todo fue formado y hecho a partir de dicho
Elemento. “Luego de crear esta materia prima, Él no creó más, sino que formó e hizo de ella. Todo lo trajo de ella, le dotó de formas y
luego lo perfeccionó”. [“Acerca del Estudio del Jasidismo”,
editado por JABAD LUVABITCH ARGENTINA, Buenos Aires, 2da. Edición corregida,
1983, Nota N° 58]
Así pues, según la Kabaláh, el Divino “Diseño o este
Pensamiento, se vio materializado ‘ex nihilo’ a través de un Poder Especial
que no se encuentra en las Sefirot,
llamado por el Séfer Ietzirá: Tzur Tak
[‘acabado o perfeccionamiento de la forma’]. Sin este Poder, el Diseño habría permanecido en el Pensamiento de las
Sefirot y no se habría llevado a cabo. Esto ocurre porque las Sefirot pueden
emitir únicamente lo que ellas son, es decir, poderes espirituales, pero no una
realidad de entes separados”. [“El canto del Alma”, Rabí Iejiel Bar Lev, Ediciones Obelisco,
Barcelona, 2003, pág. 213]
Luego, las 10 Sefirot sólo contienen la Ideación
o “Diseño” de todas las cosas. Y para que una Forma-Idea de la Ideación
Precósmica pueda ‘venir a la existencia’, en el sentido de pasar de la
esencia-potencial a la existencia-concreta, hace falta un Poder Especial del
Eterno.
Entonces,
para que existan -tal como los conocemos- tanto el Mundo como nosotros los
hombres, capaces de experimentar la materialidad más ‘opaca’ a la Luz Divina, y
la separación más completa, son necesarios tres aspectos: 1) la Ideación
Divina, 2) el Hiulí, y 3) un Poder
Especial del Ein Sof -que luego es trasmitido vía el Rayo de Luz o “Kav”, al
Adam Kadmón y al Tetragramaton-, llamado “Tzur Tak”. Además,
todo fue formado y hecho a partir de la Materia Primordial, y no ‘creado de
la Nada Absoluta’, como suele malinterpretarse.
Y si lo meditamos un poco (aún sin
saber ni un ápice de física cuántica), es natural que la mera planificación de
una Forma-Idea (morfé) no baste para dejarla
plasmada en la ‘Materia Prima’. También es necesario un ‘Poder Plasmador’
relacionado con una especie de ‘Voluntad Cósmica’, que –además- debe ser capaz
de ‘Saber’ si dicha Idea está ‘sincronizada’ con Todo el resto del Universo. Lo mismo que decimos del Macrocosmos,
podemos repetirlo para el microcosmos humano: nuestros ‘planes’ para la vida en
este plano de materia no son suficientes, sin un Poder o Destino favorable,
nada ocurrirá. Es como una ‘frustración de quedarnos sin nada’. Como dijo el General José de San Martín: "Serás lo que debas ser, o si no nada".
Ahora quisiéramos relacionar lo anterior
con uno de los más grandes y difíciles ‘misterios’ dejados -esta vez- por H. P.
Blavatsky: el de lo que en tibetano se llama ‘Fohat’.
“El Espíritu (o Conciencia) y la Materia,
sin embargo, deben ser considerados, no como realidades independientes, sino
como los dos símbolos o aspectos de lo Absoluto, Parabrahman, que constituyen
la base del Ser condicionado, ya sea subjetivo, ya objetivo.
El Universo Manifestado, por lo tanto,
está informado por la dualidad, la cual viene a ser la esencia misma de su Ex-istencia como manifestación. Pero así
como los polos opuestos de Sujeto y Objeto, de Espíritu y Materia, son tan sólo
aspectos de la Unidad Una, en la cual están sintetizados, así también en el
Universo Manifestado existe “algo” que une el Espíritu a la Materia, el Sujeto
al Objeto.
Este algo, desconocido al presente para la
especulación occidental, es llamado Fohat
por los ocultistas. Es el “puente” por
el cual las Ideas que existen en el Pensamiento Divino pasan a imprimirse sobre
la sustancia Cósmica, como Leyes de la Naturaleza. Fohat es así la energía
dinámica de la Ideación Cósmica; o considerado bajo su otro aspecto, es el
medio inteligente, el poder directivo de toda manifestación, el Pensamiento
Divino trasmitido y hecho manifiesto…”
[“La Doctrina Secreta”, vol. I, Proemio,
Ed. Kier, Buenos Aires, 1962, p. 80]
“Siendo Fohat uno de los más, sino el más
importante carácter de la cosmogonía esotérica, debe ser minuciosamente
descrito. Así como en la cosmogonía griega más antigua, que difiere por
completo de la posterior, Eros es la tercera persona de la trinidad primitiva,
Caos, Gaea, Eros [que corresponde a la Trinidad kabalística: Éin Sof, el Todo
Sin Límites (pues Caos es el Espacio, de χαίνω, abrir por completo, estar vacío),
Shejináh y El Anciano de los Días o el Espíritu Santo], del mismo modo Fohat es
una cosa en el Universo aún sin manifestar, y otra en el Mundo fenomenal y cósmico.
En el último, es el poder oculto, eléctrico y vital, que bajo la Voluntad del
Logos Creador une y relaciona todas las formas, dándoles el primer impulso, que
se convierte con el tiempo en ley. Pero
en el Universo Inmanifestado, Fohat ya no es esto, como Eros no es el
ulterior y brillante Cupido alado, o el Amor. Fohat nada tiene todavía que ver
con el Cosmos, puesto que éste no ha nacido, y los Dioses duermen aún en el
seno del “Padre-Madre”. Es una idea abstracta y filosófica. No produce todavía
nada por sí mismo; es sencillamente el
poder creador potencial, en virtud de cuya acción el Nóumeno de todos los
fenómenos futuros se divide, por así decirlo, sólo para reunirse en un acto
místico suprasensible y emitir el Rayo creador. Cuando el “Hijo Divino” [el
Universo Ideal] se destaca, entonces se
convierte Fohat en la fuerza propulsora, en el Poder activo, que es causa de
que el Uno se convierta en Dos y en Tres (en el plano cósmico de la
manifestación). El triple Uno se diferencia en los Muchos, y entonces Fohat se transforma en la fuerza que reúne
a los átomos elementales, y hace que se agreguen y combinen. Hallamos un
eco de estas enseñanzas antiquísimas en la primitiva mitología griega.” [“La Doctrina Secreta”, vol. I,
Comentarios (2) A la Estancia V, Ed. Kier, Buenos Aires, 1962, pág. 151-2]
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