Terapia Junguiana y Arquetipos Astrológicos (Parte 3)
Articulación de Ciclos Astrológicos y sus Fases con la terapia junguiana
La Fase de Descarga en la clínica psicológica y la construcción de Mandalas
En
la última nota habíamos visto que para cualquier psicólogo, y en
especial si es junguiano o transpersonal, conocer los ciclos de los
astros y sus fases arquetípicas, constituye
una herramienta de inestimable valor en su trabajo cotidiano, pues ayuda
a acompañar al paciente, comprendiendo la ‘cualidad’ temporal de su
proceso de individuación.
En este sentido, describimos en aquella nota, la Fase de Descarga del Ciclo Sol-Luna, y dimos como ejemplos sueños arquetípicos de dicha fase, así como sincronicidades también arquetípicas.
En
la nota actual, expondremos una serie de Mandalas construidos en dicha
Fase. Los estudiaremos a la luz de la misma y veremos cómo éstos revelan
la naturaleza de ese período vital.
Mandalas y el ‘trenzado’ entre la conciencia y el inconsciente
Suelo decirles a los pacientes que un proceso psicoterapéutico consiste en ir ‘trenzando’ las dos caras anímicas: consciente e inconsciente. En la figura observamos al dios Jano (de donde deriva el nombre del mes de Enero-January), dios de las dos caras como las nuestras: consciente la una, e inconsciente la otra.
Usualmente, en nuestras vidas ordinarias, cada una de estas caras de la vida anímica circula por carriles paralelos como dos vías de tránsito que no se enteran una de la existencia de la otra. Como resultado, caminamos viendo sólo una de las caras. Si nos adaptamos de modo extremo al mundo cotidiano, pasamos por él viendo sólo la cara externa ( cara consciente). Aunque, puede ocurrirnos también, como sucede en la locura, ir por la existencia quedando ‘capturados o atrapados’ en la ‘cara interna’ de nuestra vida anímica, con lo cual perdemos el contacto con la realidad exterior.
Usualmente, en nuestras vidas ordinarias, cada una de estas caras de la vida anímica circula por carriles paralelos como dos vías de tránsito que no se enteran una de la existencia de la otra. Como resultado, caminamos viendo sólo una de las caras. Si nos adaptamos de modo extremo al mundo cotidiano, pasamos por él viendo sólo la cara externa ( cara consciente). Aunque, puede ocurrirnos también, como sucede en la locura, ir por la existencia quedando ‘capturados o atrapados’ en la ‘cara interna’ de nuestra vida anímica, con lo cual perdemos el contacto con la realidad exterior.
De lo que se trata entonces, en un proceso psicoterapéutico, es de ir tejiendo o trenzando un entramado entre la realidad externa con la realidad psíquica (la
cual incluye el registro de nuestras fantasías, de los sueños, así como
prestar atención al sentido de las sincronicidades, etc.).
Sólo mediante este trenzado, hilado o religación entre ambas caras, se va produciendo la comprensión-concientización del simbolismo de este proceso, es decir, su 'metabolización alquímica'. Hablamos de 'metabolización alquímica', porque el 'trenzado' psíquico, tiene como resultado un cambio en la misma naturaleza anímica: las vías dejan de ser dos (consciente e inconsciente), y se van convirtiendo en una (como 'una' es la cara de la banda de Möebius -ver figura abajo-).
La pregunta que se impone, aquí, es, qué sucede , entonces, a medida que el proceso de individuación
florece, con la división tajante entre consciente e inconcsciente.
Según Jung, ésta cesa,en el sentido que se modifica sutancialmente.
Para ir hilando esta ‘trenza vital’, hay una serie de herramientas que constituyen lo que yo llamo el ‘botiquín de prirmeros auxilios’ del Alma (Psique).
La construcción de Mandalas de modo ritual
, es decir, con una actitud medtativa, atendiendo a los factores
simbólicos, constituye una de estas herramientas necesarias para nuestro
botiquín. En el mismo, por ejemplo, también incluiremos la meditación,
el estudio de Lenguajes Simbólicos, etc.
Hablo de ‘Construcción
Ritual’ de los Mandalas, para que la técnica mandálica sea realmente
eficiente, es decir, para que posibilite verdaderamente el ‘trenzado’ o
tejido entre la conciencia y el inconsciente (y su efecto terapéutico-
alquímico).
Entonces, seguir los pasos rituales de elaboración mandálica, es condición sinequanon, pues el ritual y los símbolos son los lenguajes propios del inconsciente. Por lo tanto, para convocarlo desde la conciencia, hay que recurrir a ellos.
Mandalas y Fase de Descarga
En
el caso de la fase de Descarga, la instrumentación de las herramientas
que constituyen el 'Botiquín de primeros auxilios' para el Alma, como
por ejemplo, la construcción de Mandalas, la hermenéutica onírica y de
las sincronicidades, la meditación, etc., nos irán permitiendo a lo
largo del proceso, que el sujeto vaya concientizando, comprendiendo, le
inevitabilidad del mismo. En este caso, un duelo general se está
produciendo en la vida anímica, la cual se està despidiendo de todo un
ciclo vital.
En el ejemplo que sigue, veremos el caso de una
paciente que atravesaba la Fase de Descarga del Ciclo Sol/Luna. Según
vimos, este período se caracteriza por un predominio de las Fuerzas
Colectivas por sobre las personales, y tiene como finalidad, disolver un
orden viejo, dando muerte a una máscara (persona o ego) que cumplieron
su finalidad a lo largo de ciclo, pero que ahora queda estrecha y rígida
para la nueva manifestación del propósito vital anímico que viene
desplegando la dimensión nuclear (Uno Mismo, Selbst) de la Psique.

La cuartenidad simboliza la totalidad de la vida anímica.
En este caso, en pleno proceso, partiendo desde la manifestación de
fuerzas que estaban reprimidas (la paciente es una joven mujer altamente
intelectual, con predominio de los elementos de Aire y Fuego en su
carta natal -lo cual se nota en los colores Amarillo y Rojo-). La
Función reflexiva es la principal en ella, y la Función Intuitiva es la
auxiliar. Su Función inferior es la Sensible (tiene 0 pto. en Agua en su
carta natal). Esta situación hace que cuando transita las fases de agua
-como la de Descarga, que tiene analogía a una fase 12- le sea más
difícil de asimilar y de entregarse a la misma.
Sin embargo, en
los mandalas, vemos cómo finalmente llega a la esencia, o dilución
completa.
En el 4º mandala parece haber una entrega al proceso, por el
predominio de lo indifereniado (representado en el color negro) por
sobre los colores cálidos - el amarillo y el rojo- que en este caso
representan a la manifestación de las dos funciones, principal y
auxiliar, de su personalidad organizada.
Se hace evidente,
si observamos los mandalas como un proceso orgánico desde el 1º al 4º,
cómo se fueron diluyendo el predominio de las fuerzas del ego
(máscara), hasta alcanzar un predominio relativo las de fuerzas que
represetan a la 'Totalidad álmica' (Selbst).
Patricia Fernández A. Ordóñez
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